-Y por todo ese cariño que te tenemos Felix - dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión - Queremos que formes oficialmente parte de nuestra familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano d...
Ella se dió media vuelta a mirar al resto de la clase y caminó hasta el frente de la pizarra.
-Felix, ¿Por qué el poema es de amor? - le preguntó la maestra.
-Porque se compara a la persona con el verano, sañalando que aquella es mejor que eso - la clase seguía en silencio y vi como mis compañeros asentían. A Felix siempre le daban la razón, podía tratarse de zombies el poema, pero si él decía que era de amor y unas cuántas cosas más, todos le creían.
Pero resultó que estaba en lo correcto, porque la maestra sonrió y escribió en la pizarra el título del poema.
-Muy buena interpretación, Felix. Es un poema complicado, ya que es de uno de los más grandes escritores de la historia.
Leí lo que estaba en la pizarra y decía: "A un día de verano compararte".
-Lia, dinos ¿Quién es el autor de este poema? - al igual que conmigo, todos la miraron. Ella se puso nerviosa, comenzó a jugar con el lápiz que tenía en las manos y se mordió el labio. No tenía la menor idea.
Volví a mirar a Felix, con la esperanza de que le dijera la respuesta a Lia. Más no lo hizo, se quedó mirando a mi prima al igual que Lisa, con una sonrisa burlona.
Lo estaba haciendo otra vez, se creía mejor que el resto sólo por ser más lista. Me pregunté qué pensaría Lisa si descubriera que Felix era el hijo de mi niñera y no el de un gran empresario que vivía en Canadá, como todos creían.
Pudo haberme ayudado hace un momento, pero eso no le afectaba en nada a la idea que me formaba sobre él si después se burlaba de mí prima.
-No lo sé, maestra - respondió Lia. Suspiré decepcionado y fulminé con la mirada a Felix. Ya se las vería conmigo.
-¿Alguien lo sabe? - preguntó de forma general la maestra.
-¡William Shakespeare! - Gritó Lisa. Seguro que Felix le dió la respuesta, ella era una tonta como la estúpida mochila de Dora que tenía detrás de su silla.
La maestra la felicitó y le dió una estrella a su mesa. Cuando finalizaba el mes había reunión de apoderados, se sentaban en el puesto de sus hijos y veían cuantas estrellas tenían en la mesa, era una estrategia para informarles como nos iba en nuestro desempeño académico. Lia tenía cinco, Minho siete, BangChan seis y yo una, que ni siquiera recordaba como la había ganado.
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-Lisa es una tonta, sólo quiere llamar la atención de Felix - dijo BangChan en el recreo. Estábamos sentados sobre el césped de la Academia, era un castillo grande que antiguamente fue utilizado como centro de fiestas y reuniones importantes dentro de la alta sociedad. Con los años se le perdió el uso y alguien lo compró para poner una escuela para niños de los grandes empresarios de Corea. Yo hubiese preferido ir a una escuela pública, por lo que me contaba Chaeryeong, allí los niños eran tan burros como el animal, y eso a mí me venía a la perfección, no soportaba el nivel de exigencia de esta escuela. A los once años enseñándonos versos de Shakespare cuando podíamos leer Pinocho.
