CAPITULO 4

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Cuando abrí los ojos un pequeño rayo de sol entró por la ventana. Me quité el cabello de la cara y me senté. Nunca en mi vida había probado un colchón más cómodo.

Alguien tocó la puerta e intenté arreglar un poco mi cabello para verme mejor.

— Pase.

— Buenos días .– Finn asomó la cabeza por la puerta y al verme pasó con una bandeja con comida.

—Oh, gracias .– me senté y recibí la bandeja, el se sentó junto a mis pies y sonrió –. No debiste molestarte, ¿Qué hora es?

— Diez treinta.

— Por Dios, que vergüenza .– cubrí mi cara con ambas manos, tratando de despertar bien –. de verdad lo siento, es difícil despertar.

— No te preocupes. Puedes alistarte en lo que todos terminan de desayunar.

Desayuné en compañía de él, mientras hablábamos de cualquier tema, luego se llevó los platos y yo me vestí. Me sorprendí un poco, pues ayer en la noche salí con Michael un rato en la lluvia, y mi vestido había quedado demasiado mojado. Pero ahora estaba seco, y al parecer, planchado.

Bajé y me despedí con la mano de Jhon y Ada, que estaban en el comedor. Finn me acompañó a la puerta y sonrió.

— Perdón por por llegar de imprevisto, y gracias por recibirme.

— Tranquila, entiendo tus ganas de verme .– dijo divertido.

Sonreí negando con la cabeza.

— Ya me voy.

— Adiós Emy.

— Adiós Finn.

Silencio. Ambos nos miramos cómo si esperaramos algo, pero, al final me fuí y el cerró la puerta. Solo unos segundos después escuché como volvió a abrirse y al voltear Michael venía sonriente hacía mí.

— Hola Emy.

— Hola Michael, buen día .– sonreí cordialmente mientras el pasaba un brazo por mis hombros.

— ¿Ya vas a casa? .– quitó su brazo y saco una caja de cigarros.

— Sí.

— ¿Que harás en la noche? .– dijo ahora encendiendo el cigarrillo.

— Nada fuera de lo común, dormir, supongo. ¿Por qué?

— Quedé de ir con Isaiah al Garrison. Le dije que invitará a una chica pero dijo que no había nadie así que invitaría a Finn .– río –. Quedé de invitar a alguien también, y esa eres tú. ¿Quieres ir?

Dude visiblemente. Por alguna razón no quería que Finn y su amigo pensaran que ahora salía con Michael.

El pareció leer mis pensamientos y rompió el silencio.

— Como amigos.

— Uh... está bien. ¿A qué hora?

— Pasaré por ti a las nueve .– se detuvo cuando llegamos a mi puerta.

— De acuerdo .– sonreí –. Te veo en la noche, adiós. – entré a la casa y suspiré.

Lauren y Doyle estaban limpiando, ambos me miraron al entrar y Doyle me hizo una señal de muerte antes de señalar a su madre. Por lo que supuse que estaba enojada.

— Emily Ryder. – solo me llamaba así cuando estaba de mal humor, por lo que respire profundo antes de empezar una guerra.

— Ahora qué hice. – pregunté con aburrimiento.

Cuatro Manos Sangrientas Where stories live. Discover now