🎂Cumpleaños🎂

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Otro cumpleaños acompañada de su mejor amiga: la soledad.

Se había aislado de absolutamente todos, o eso creía.

¿Y por qué?

Porque tenía miedo a ser dañada otra vez, ni siquiera los muchachos de la ToMan pudieron hacer algo para impedirlo.

Ahora ella estaba completamente sola.

Aunque realmente siempre lo estuvo.

Observó su móvil con una mirada completamente vacía de sentimientos; ni una sola notificación.

Ni si quiera sus padres la enviaron un mensaje, aunque era normal teniendo en cuenta que se distanció de ellos cuando cumplió los 16.

Y ahora que cumplía 19 estaría completamente sola y sin nadie.

—Es triste comprar una tarta para ti sola—. Mencionó mirando la bolsita en su mano. Había ido a una pequeña pastelería y había comprado el pastel más pequeño que tenían.

Era un tanto deprimente.

—Hice bien en alejarme—. Comenzó a subir las escaleras para su piso. Tenía la pequeña manía de hablar sola. —Les podría haber hecho daño.

—¿Daño a quién exactamente?—. Una voz grave se escuchó detrás de ella. Se giró lentamente, encontrándose con quien menos quería ver. —¿Vas a seguir ignorándome?

—Sí—. Se dió la vuelta mientras al contrario se le hinchó la vena de la frente.

—Tu... Al menos deja que pase tu cumpleaños contigo—. La siguió.

—¿Para qué?

—Para que no estés sola, es deprimente—. La chica hizo una mueca y se giró a verle. —¿Qué? ¿Me falta razón o no?

Maldición.

¿Por qué tenía que presentarse él?

—Sabes que no dejaré de insistir, enana.

—Como sea—. Ambos terminaron frente a la puerta del piso de la muchacha y él, sin mediar palabra, tomó la bolsa de la chica. —¿Qué haces?

—Mira tu mano—. Hizo caso y observó en su palma la marca roja que había dejado la bolsa, no se había dado ni cuenta. —Anda y abre la puerta.

Le miró de pies a cabeza con cierta indignación, pero sacó las llaves y abrió la puerta. Primero pasó ella y después él, cerrándola tras de sí. Ambos en la entrada se descanzaron, dejando los zapatos bien colocados, aunque la chica también se quitó los calcetines, quedando descalza.

—Ey gallega—. La llamó por su apodo. —¿No vas a invitar a nadie?

—No tengo ganas, brasileño—. Respondió dejando las llaves en la mesita de la entrada para después colgar su abrigo y dirigirse al salón.

El contrario chasqueó la lengua.

—¿Você não poderia ser um pouco mais amável?—. Preguntó con el ceño fruncido, yendo a la cocina a dejar el pequeño pastel y meterlo en la nevera.

—Cando sexas amable eu serei—. Se sentó tranquilamente en el sofá.

—Mas se eu já sou amável com você—. Guardó el pastel y fue con ella, no sin antes dejar colgado su abrigo, y finalmente sentándose a su lado.

—Ás veces—. Suspiró.

—¿Algumas vezes? ¿A sério?—. La miró con el ceño fruncido.

—Ok, sempre es amable... Cando queres—. Le miró para después sacarle la lengua y este se tiró encima suya, tumbándola en el sofá, quedando encima de su pequeño cuerpo a comparación del suyo. —¿Que estás facendo?

Tokyo 卍 Revengers [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora