vi. norman fucking rockwell

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        Bruce era sólo un hombre y a veces se me olvidaba por completo pues era tan común verle sobrepasar simples hábitos humanos como los sentimientos y sus pocas horas de sueño. Aún así, yo no me aburría. . .sólo le veía atravesar cualquier situación.



Aquella noche era una de esas donde me hacía llevar las manos a la cabeza con desesperación; uno de los monitores mostraba la noticia de última hora en el canal 3 bajo el estelar de "El hombre murciélago es perseguido por la policía en una agitada persecución" , sabía que no era buena señal que Alfred haya ido a sacarme de la cama unos minutos antes.



Bruce llevaba días investigando sobre una red de tráfico de mujeres que operaba en Gótica y esa noche tenía planeado ir al viejo almacén donde el jefe y un par de empleados se juntaban cada noche a beber, allí lograría hacerles confesar el paradero de las chicas. Pero algo salió mal y la policía terminó involucrada, como de costumbre, se enfocaron en atrapar a mi hombre en vez de a los criminales reales.



Bruce era muy inteligente y sabía que ya tenía un plan para deshacerse de los tontos que por cuestión de ego le seguían a toda velocidad aprovechándose de que Jim Gordon estaba fuera de la ciudad. De todas maneras mi corazón latía a mil por hora —si es que eso era posible gracias a mi ansiedad crónica— y con la mano sobre éste observaba la pantalla sin parpadear.




Le tomaron otros cinco minutos para perder a las patrullas y helicóptero que documentaba todo.



—Batsy, ¿estás allí?—hablé con voz temblorosa oprimiendo el botón del radio hecho por él mismo.



Miré a Alfred quien aunque no lo pareciera estaba bajo el mismo pánico que yo. Sentía que rompería en llanto en cualquier momento ante la presión.



—Voy camino a casa—respondió finalmente haciéndome suspirar aliviada.



Para cuando la moto se detuvo bajo el mismo techo que nosotros corrí hacia él, mientras se quitaba el casco me di cuenta que sangraba de un costado del abdomen.



—Estás herido—en cuanto dije aquellas palabras Alfred ya estaba a mi lado para ayudarle a bajar con cuidado.



—Apenas me rozó—trataba de restarle importancia sin lograrlo—estoy bien.



Mi amado solía ser terco todo el tiempo, era algo que no podía cambiar así como tampoco su humor tan oscuro.



—No, sangras—respondí amarrando mi cabello en una coleta con la liga que traía en la mano mientras se sentaba sobre una camilla quirúrgica que Alfred y yo insistimos en comprar.



Con cuidado le quité la pesada armadura hasta que su torso quedó al descubierto teniendo una mejor vista de la herida que si bien tenía razón, la bala sólo le había rozado, estaba sangrando mucho y necesitaba sutura.



En momentos como estos agradecí tomar aquellos cursos de enfermería en la preparatoria; con ayuda de Alfred y tras un par de quejas de Bruce finalmente estaba cerrada y vendada. Una menos, faltaba su rostro.



—Me encargo desde aquí—le dije a Alfred con una pequeña sonrisa, él asintió tomando la charola con vendaje ensangrentado y más materiales—gracias, Alf.



Volví mi atención a Bruce quien miraba cada movimiento que hacía, tomar algodón y sumergirlo en alcohol para poder limpiar las heridas que tenía en la cara. Su cabello por ningún lado y el maquillaje negro alrededor de sus ojos me provocaban un sentimiento agradable en el pecho. . .era divertido y salvaje, lo amaba con mi vida pero también sentía que él no tenía ni la menor idea de por lo que me hacía pasar en ocasiones así.



Llevé la pequeña bola blanca húmeda a la cortada de su pómulo, apenas le tocaba para evitar herirlo más.



—Está bien—habló, distrayéndome un poco—no me duele.



—¿Seguro?



—Muy seguro—sonrió llevando una de su manos a mi cintura para acariciarme con su pulgar.



—Okay.



Continué después limpiando con un paño húmedo la mancha rojiza que bajaba de su frente hasta casi el cuello, él me miraba como hipnotizado. Todo el tiempo suelo preguntarme en qué pensará cada vez que tiene esos ojos brillantes y sonrisa orgullosa encima mío. Mi mamá me decía todo el tiempo que la manera en que me mira Bruce era de lo más puro que había visto, tan llena de amor, admiración y respeto. Pero conociendo a mi esposo debía haber algo más detrás.



—Quizá a la otra vaya contigo—dije rompiendo el silencio al mismo tiempo que acomodaba su cabello para poder limpiar la herida en su sien—así no terminas como un desastre.



—¿Vas a protegerme?—preguntó entrecerrando los ojos divertido.



—Por supuesto—su sonrisa creció y bajó la mirada un instante.



—Batman y Batwoman...



—Wow, wow. Alto allí—retrocedí un poco para lanzar el algodón usado al bote de basura del piso—sólo porque tú eres Batman ¿yo debo ser Batwoman? Que poco original, Bruce.



—Bueno—soltó una risita—no fui yo quien eligió el nombre.



—Es por eso que cada vez que mandes a alguien a la cárcel o le golpees en la cara debes decir—aclaré mi garganta para proceder a imitar la voz grave característica de su alter ego—acabas de ser atrapado por la furia nocturna o algo así.



—¿Furia nocturna?—rodeé su cuello con mis manos tras terminar de limpiarle—¿cómo el dragón de la película animada que te gusta?




—No había relacionado ambos nombres pero ahora que lo dices—miré hacia arriba poniendo en mi mente una imagen de ambos para comprarlos. Reí ante ello—los dos tienen esas orejitas negras tiernas.



—No son tiernas, son intimidantes—la indignación en su voz me hizo reír aún más, actuaba como un niño aunque midiese 1.85—asustan a más de uno.



—Pero no a mí—me encogí de hombros—yo creo que son lindas.



—Tú eres linda—sonreí mientras me atraía a él quedando entre sus piernas por la manera en que estaba sentado. Movió un mechón de cabello que cubría mi rostro—tú y tu pijama de ositos.



—De saber que volverías temprano me hubiese puesto algo más...provocativo—ambos reímos—pero hey, no te desvíes del tema.



—¿Las orejitas de murciélago?



—Aparte de eso—negué riendo. Entonces suspiré—no me gusta que te expongas tanto. ¿Qué tal si a la próxima esa bala no roza? Quizá te vendría bien un compañero...o compañera.



—No te pondré en riesgo llevándote allá fuera—dijo cambiando por completo su semblante a uno más serio—quiero hacer de Gótica una ciudad más segura para que nadie pase por lo que yo. Lo hago por todos los niños en situación difícil y sus familias, por mis padres...lo hago por ti.



Llevé una de mis manos a su mejilla haciéndole saber que lo entendía aunque no estaba del todo de acuerdo en la manera en que lo llevaba a cabo. ¿Porqué esperar lo mejor cuando ya tenía a Bruce?

honeymoon       ✧       bruce wayneDove le storie prendono vita. Scoprilo ora