Capítulo 6.

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9/10/2017

Jake.

Desde chico me ha gustado trabajar para comprar mis cosas, sudar para luego tener y poder comprar aquello que tanto quise en algún momento, pienso que algunos padres hacen mal en consentir excesivamente a sus hijos, ya que en algún momento en el que ellos no estén, sus hijos no sabrán cómo seguir andando, no sabrán como hacer para que el universo no se los trague, también sabrán el sacrificio que hacen sus padres por ellos y aprenderán un poco de cómo se mueve el mundo en sí.

Desde niños pensamos que está mal sentirnos mal, pero la verdad es que es todo lo contrario, está bien sentirnos mal, con tal de que solo sea momentáneo, que te levantes de donde estés y enfrentes el mundo, enfrentes la realidad, que hagas de todo para sentirte bien tú, para complacerte a ti, no a terceros.

―¡Jake! ¿Quieres dejar de divagar en esa mente extraña que tienes y ayudarme con esto? ―Adam señala unas maletas que trae.

Abro la puerta de mi apartamento rápidamente y voy a ayudarlo, se muda conmigo una temporada ya que el colegio donde estudiará queda cerca de donde vivo «Desgraciadamente» Coloco sus cosas en la habitación que le corresponde, voy a la cocina por un poco de agua y lo veo a él muy cómodo andando su celular sentado en el mueble.

―¿Muy cómodo, su alteza? ¿Necesita alguna otra cosa? ―suelto con ironía.

―No, estoy muy cómodo, gracias por preocuparte ―ni siquiera alza la vista del celular― Y ya deja de quejarte de todo, pareces marica.

―¿Qué?

―Nada, nada.

―No, no, repite lo que dijiste, Adam. ―hablo con dureza.

―Que... Me saques plática, hermanito. ―sonríe nervioso.

―Adam, te vas a levantar de ahí, vas a dejar el celular en la mesa, entrarás a tu habitación y no saldrás de ahí hasta que sea la hora del almuerzo.

―Pero...

―¡MUEVETE!

Se levanta rápidamente, hace todo lo que le dije y se encierra en su habitación dando un portazo.

―¡Que no escuche ni un poco de ruido proveniente de esa habitación, Adam Kane!

Escucho como hace algún ruido a modo de respuesta pero no le presto atención, mis ojos están fijos en algo, ahora que se fue, puedo chismear en su celular, que bueno es ser el hermano mayor a veces.

Se hace la hora del almuerzo y me pongo manos a la obra, pasado un tiempo sale Adam de su habitación con cara de querer asesinar a alguien.

―¿Todo bien, enano? ―ni me mira― ¿Te molestaste por eso? ¡Vamos! No seas marica ―hago énfasis en la última palabra.

Levanta la mirada y puedo notar que ahora está mucho más molesto, en un movimiento rápido agarra un huevo de los que están en la mesa, me lo lanza con tal rapidez que ni tiempo de esquivarlo me dan, impacta en mi cara, específicamente en mi ojo y hago una mueca de asco.

―¿Quién es el marica ahora, Jake?

―¿Ah? ¿De qué hablas? ―busco algo con que limpiarme.

―Tienes un huevo en un hoyo.

―Recuérdame no dejarte el celular por las noches.

―Ajá.

Termino de lavarme la cara y él se va a hacer no sé qué a su habitación. Vuelvo a retomar la cocina, busco los panes, hago la carne, corto los vegetales, luego empiezo a acomodar todo, cuando tengo todo terminado observo mi obra maestra y siento que falta algo pero no recuerdo qué, supongo que solo son ideas mías asé que simplemente coloco los platos en la mesa.

―¡Adam!

―¿Qué coño quieres?

―Vuelves a hablarme así y no te hago comida por dos meses ―lo señalo― Ahí está tu comida.

Él simplemente ignora lo que le dije, se sienta en la silla, agarra su hamburguesa, la acerca a su boca y...

―¡Detente! ―me mira desconcertado

―¿Ah? ¿Qué te pasa, loco? Anda a que te revisen.

Corro rápidamente a la cocina, agarro lo que me falta, voy directo hacia él, le quito su hamburguesa y le pongo el queso que agarré segundos antes.

―Ahora si, hamburguesa no es hamburguesa si no tiene queso.

―Sí, al parecer soy el único normal en esta familia. ―ironiza.

Pasamos todo un rato hablando de todo un poco y ya a las 3:30 pm comienzo a alistarme para ir al trabajo, pedí permiso en la mañana para ayudar a Adam a mudarse, salgo del apartamento no sin antes advertirle a mi hermano que no haga nada raro.

―Buenas tardes. ―llamo la atención de todos los presentes en la cafetería.

―Buenas tardes. ―dicen todos al unísono.

―¿Ya se instaló tu hermano? ―dice el señor Omar.

―Sí, ya está todo bien.

Empezamos a arreglar las mesas, sillas y demás, también puedo notar que acá está Ana y me lanza miradas de vez en cuando que logro esquivar. Matthew cambia el letrero, trabajo que parece que le toca a él últimamente.

Empiezan a llegar mujeres, hombres, niños y atendemos a cada uno de ellos, espero que no venga hoy la chica rara esa. La puerta se abre y le da paso a una chica, debe tener entre 15 y 17 años, ya que Matthew está atendiendo a otros clientes voy a atenderla yo.

―Hola, buenas tardes, ¿Qué desea ordenar?

―Solo un café negro con dos de azúcar, por favor. ―Dice amablemente.

Se lo llevo luego de tres minutos y puedo notar que está hablando con alguien por teléfono.

―Fiorella, te estoy diciendo que estoy tomando un café, ya casi llego. ―¿No puede ser la misma o sí?

―Aquí tienes. ―me asiente con la cabeza y sigue en su llamada.

Me retiro para darle su privacidad, sigo atendiendo clientes mientras pasan las horas y cuando me doy cuenta ya es la hora de salida, me despido de todos y me voy rumbo a mi apartamento.

Voy caminando porque decidí dejar la motocicleta en mi apartamento, tenía ganas de caminar, recorro las calles de Newark bajo la luz de la luna ya que me da paz, me siento libre de todo y que nada me presiona.

Voy tan perdido en mis pensamientos que choco con un cuerpo que no sé de dónde ha salido.

―A esta dirección mañana a las seis de la tarde. ―¿Ah?

―¿Quién coño eres?

―Fiorella, genio, ¿Quién más? ―dice obvia.

―¿Qué? ¿De casualidad no has ido a un doctor a que te chequee?

―Deja el drama, te espero mañana, anda, por favor. ―se va.

Miro la dirección anotada en el papel y es en el parque donde suelo hacer ejercicio, no sé para qué quiere verme pero voy a ir.

Sigo andando con varias dudas en mi cabeza, esa chica es de todo menos normal, llego a mi apartamento y cuando estoy subiendo las escaleras mis zapatos se mojan con el agua a montones que va bajando por las escaleras, subo alarmado y sí...

El agua viene de mi apartamento.

Voy a matar a Adam.

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Capítulo un poco más corto que los otros, pero se vienen cositas.

Cuéntenme  ¿Cómo les va pareciendo el libro hasta ahora? Las leo.

No olviden votar y comentar.

Lxs quieroo.

La chica de la cafetería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora