Capítulo 12 - Mi deseo.

Start from the beginning
                                    

-¡de-debes irte...!- logró decir y voló preocupada hasta estar frente a gokú. -trataré de detenerlo un poco.- dijo, sin embargo momentos después tosió una buena cantidad de sangre y se desplomó en los brazos de gokú.

-melascula-chan!.- le abrazó y le aferró a su pecho, ella también lo hizo desesperada por la impotencia en la que entró.

-debes irte gokú, no puedo verte un segundo más aquí, no soportaría que te hagan daño.- su voz se ahogaba en el doji del hombre. -yo no puedo estar contigo mientras sea esto, no quiero estar contigo mientras me ves de esta forma, quiero ser algo más que esto, así que vete!.- siguió suplicando, sin embargo en gokú no estaban esos planes, nunca había visto a la chica llorar ni preocuparse de esta forma, eso no le gustaba para nada.

-vine aquí a buscar a Meláscula-chan, no para verla sentirse mal.- contestó y con delicadeza descendió de las alturas y dejó a la mujer malherida en el suelo. -si esa persona es la causa de todo lo que le ha pasado a Meláscula-chan, no puedo perdonarlo.- aquellos oscuros ojos le seguían suplicando que no cometiese una locura, pero en el rostro de gokú no había nada más que determinación, pronto dejó de sentir el tacto del hombre y le miró a alejarse, no hacía donde ella quería, si nó para encontrase con aquel al que se teme tanto, los pecados capitales le miraron incrédulos después de recibir las explicaciones de merlín que aseguraban que no había oportunidad alguna contra meliodas.

los pasos no se detuvieron en ningún momento, y casi nada se encontraba frente a meliodas, sin mostrarse temeroso como los demás.

-vaya estupidez que debes tener para acercarte hasta mí humano patético.- fue la voz del rubio que ante la llegada del azabache soltó ese comentario lleno de desprecio.

-no te conozco, pero solo con verte y escucharte me irritas.- con fría voz el saiyajin contestó. Su rostro solo esbozaba enojo y sus puños apenas si se contenían ante la actitud del chico.

-cuida tus palabras humano rastrero, hoy no me siento de buen humor, y creeme que no me quieres ver de mal humor.- mostrando el filo de su espada trató de ver el miedo en la retina del saiyajin, pero allí no encontró nada de eso ni nunca lo haría.

-dí eso cuando seas lo suficientemente fuerte para corroborarlo.- su comentario pareció lograr ofenderle de algún modo, nunca antes se le había faltado el respeto de esa manera y su filo lanzó un tajo dispuesto a cortar la cabeza de ese insolente hombre.

-¿crees que puedes burlarte de mí?.- con fría voz hizo esa pregunta mientras la hoja navegaba por el aire. -yo soy meliodas, líder de los 10 mandamientos!.- proclamó, pero su brazo se estremeció cuando el metal de su espada fue detenido por la mano desnuda del humano.

-¿y eso a mí que me importa?.- percibió esa pregunta antes de recibir un fuerte golpe en su mejilla, mismo que estuvo a punto de arrancarle la cabeza y le separó del suelo. Como si la sangre se hubiese evaporado una nube rojiza apareció momentáneamente antes de que la onda de choque demostrara la cantidad de fuerza que recayó sobre el rubio y luego de eso medio escenario se dividió en dos por la destrucción que quedó como resultado de ese recorrido.

-no puede ser, ese hombre es muy fuerte!.- exclamó un cerdo sorprendido por tal muestra de fuerza, incluso lo que vieron a través de la bola de cristal hace casi un mes no se comparaba, lo único que pudieron concluir es que siempre estuvo conteniéndose, pensamiento que dibujaba una sonrisa en merlín.

-meliodas!.- gritó la albina por el brutal golpe que chocó a su amado, esto no iba por buen camino.

La espada de aquel demonio tardó un poco en chocarse en el suelo porque su portador ya no estaba con ella, si no allá donde de una poderosa fuerza lanzó muy lejos los escombros que sobre él habían caído, su cuerpo rasgado por todos lados mostraban el daño causado y con ira miraba a gokú en la lejanía en donde hasta hace unos momentos arrojaba su desprecio siendo ahora él aquel que podría considerarse débil.

Amor Entre Mundos DistintosWhere stories live. Discover now