No quiero regresar pero es que no veo nada mas que selva.

— Sabía que no avanzarías un poco más, pero ven — tomó mi mano pero me solté.

— No permitiré que me vuelvas a poner una mano encima, solo llévame a la playa — supliqué.

— Solo quiero mostrarte el lugar, deja de estar a la defensiva, estoy teniendo mucha paciencia Zoe.

No tenía otra opción más que seguirlo, tomó mi mano varias veces pero siempre me solté.

— Listo, querías ir a la playa, estamos en la playa — observé a mi alrededor y definitivamente esta no es la playa a la que fui.

— Deja las estupideces Matt porfavor ¿dónde estamos? — se posicionó frente a mi.

— Estamos en nuestra isla mi amor — le di una cachetada.

— Deja de llamarme así que no lo soy, te estoy preguntando enserio — grité.

— Te aconsejo que no lo vuelvas a hacer, no quiero ser grosero contigo.

— Ya lo fuiste, solo llévame a casa no quiero estar en tu maldita isla.

— Acostúmbrate a tu nueva casa, deja los berrinches, no me obligues a encerrarte.

— Dime que esto es una broma porfavor.

— No lo es — no tengo ni la mínima idea de que hacer.

— Matt ¿te haz vuelto loco? ¿Que vas a conseguir teniendome aquí? — se encogió de hombros.

— No me he vuelto loco, solo te alejé de un hombre que lo único que hace es engañarte.

— Lo único que hace es amarme — afirmé segura.

— Lo único que hace tu querido es salir dos o tres horas antes del trabajo para pasar el rato con su bella noviecita, oh si su bella pasante como él le llama, incluso ella me contó sus planes, hacer que tengas un bebé para mantenerte mucho más ocupada y dejarle más camino libre a ella — no quería que sus palabras me hirieran pero era muy tarde sentía mis ojos llenos de lágrimas — si deseas te lo demuestro con pruebas.

Limpié las lágrimas que querían correr por mis mejillas.

— Matt si enserio sientes un poquito de aprecio por mi no me estarías diciendo eso aunque no sea verdad.

— Porque te amo es que te lo digo para que te des cuenta del hombre con el que te casaste — negué con la cabeza.

— Lo dices para que salte a tus brazos — soltó una carcajada.

— Eso pasara en cualquier momento mi amor — su ego como lo odio.

— Matt entiende no quiero estar aquí, Alec no tardará en buscarme o mi familia — volvió a sonreír.

— Todos creen que estás de viaje de negocios en un lugar sin señal, te despediste y todos — me crucé de brazos frente a él — revisa tu celular si no me crees.

Revisé y efectivamente había avisado que fue un proyecto de última hora y hasta foto de la ventana del avión envié y otra fingiendo estar dormida, Alec si creerá ésto, siempre hice bromas así.

— Esto no es justo Matt no te he hecho nada para qué me tengas aquí — empezó a caminar y le seguí, no tengo otra opción.

Entramos a la casa y empecé a lanzar algunas de las decoraciones.

— Creo que quitaste justo las que no me gustaban — seguí en lo mío, destruí todo lo que pude, me sentía impotente.

— ¡Ahh! — me corté la mano, genial, Matt llegó rápidamente con un botiquín y cubrió la herida.

— ¿Se acabó tu berrinche? — no respondí — te hice una pregunta.

— Vete al diablo Matt, ni aunque me amarres aquí me detendrás.

— Y qué ¿saldrás enmedio de la noche a intentar escapar de una isla? — es una estupidez intentar escapar.

— No, me iré mañana — me ignoró una vez más y me llamó desde la cocina, conozco toda esta casa.

Lo encontré sirviendo pasta, sabe que es mi favorita.

Comí en silencio, evité su mirada, fui hasta la habitación y me metí al closet, era verdad lo que decía hay muchísima ropa a mi medida, pero debo encontrar una manera de salir de aquí.

Tengo tantas preguntas en mi cabeza que sé que él no me dará respuesta.

Me encerré en la habitación y luego en el baño de la misma para darme una ducha rápida, me observé en el espejo estoy algo pálida, me puse la ropa interior y salí para ponerme la pijama que dejé sobre la cama.

— Dios — escuché su voz, estaba en el sillón junto a la cama observándome semidesnuda, me cubrí rápidamente con las sábanas.

— ¿Qué carajos Matt? Sal de aquí ¿como entraste? Tenía seguro, estoy segura de haberlo puesto — me mostró las llaves.

— También tenía las del baño pero preferí no usarlas, puedes cambiarte, total ya te vi — me fui envuelta entre las sábanas hacia el baño para ponerme la pijama, salí y el seguía ahí.

— Si crees que me vas a conquistar teniendome en una isla, sin comunicación y conociéndome a la perfección estas muy equivocado, he cambiado y estoy felizmente casada.

— Segundo cajón sobre amarillo, si prefieres ver un vídeo también lo tengo — abrí el cajón y efectivamente había un sobre amarillo, me senté en la cama a observar cada una de las fotos que terminarían destruyendo mi matrimonio.

Limpié mis lágrimas.

— ¿Porque intentas destruirme? — pregunté entre lágrimas.

— Te hago más fuerte, y te estoy salvando de él hombre que te ha engañado — acarició mi cabello, observé sus ojos y no hay el mismo brillo de hace años, solo puedo ver frialdad.

— Alec era el esposo perfecto — fue lo último que dije para llorar en su hombro.

Pidió un té y con eso logré calmarme un poco.

— Estoy para tí y lo sabes, sin que tu lo supieras te he seguido y sé todo lo que haz hecho todo este tiempo, sé de tus terapias y se que fui el causante de que las tomaras pero estoy para tí — negué con la cabeza.

— ¿Qué quieres de mi? — pregunté limpiando mis lágrimas.

— Tu amor.

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