1. Fiesta

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Habían transcurrido tan solo cinco días desde que había llegado de Londres, lugar donde mi padre me había enviado a estudiar. Claudia y yo habíamos seguido en contacto gracias a las redes sociales, y hablábamos prácticamente a diario.

Llegó el viernes y mi mejor amiga me envió un mensaje diciéndome que esa misma noche se organizaba una fiesta en casa de una conocida suya, una tal Samira. No muy convencida, le aseguré que asistiría. Ella me envió la dirección de la casa y la hora a la que nos veríamos allí; seguidamente se despidió comentándome que esa fiesta era una de las más esperadas del año y añadió, para finalizar, que tenía unas ganas inmensas de verme.

Dejé mi teléfono a un lado y revisé con una mirada fugaz todo el lugar. Era un piso que aún me resultaba bastante desconocido, pero era acogedor y perfecto para mí. Pude emanciparme gracias a una cantidad de dinero que había conseguido trabajando en la biblioteca de mi barrio de Londres.

Miré la hora. Quedaban aún casi tres horas para que la fiesta empezara, así que con toda la tranquilidad del mundo, me dirigí a mi habitación y abrí una de las maletas. Aún no había desempacado mi equipaje.

Busqué en ella alguna prenda que fuese adecuada para la fiesta, y cuando tuve en mis manos un vestido negro perfecto para la ocasión, me desvestí y me lo puse. Abrí otra de las cuatro maletas, buscando unos zapatos que compré a juego con el vestido y en el momento en el que los divisé entre todo el calzado, los cogí y me calcé.

Finalmente, busqué el neceser y cuando lo tuve entre las manos, fui hasta el baño. Me maquillé utilizando un pintalabios que no podría asegurar si era de color rojo o rosa, línea de ojos negra y rímel. Dejé mi cabello suelto y con un cepillo especial, creé unos tirabuzones al final de éste, formando un efecto muy natural.

Estaba guardando ya los objetos utilizados, y me percaté que en el fondo del neceser había un collar. Al cogerlo, me arrepentí de haberlo encontrado, ya que vinieron a mi mente recuerdos que no quería tener presentes. Alguien que te hace llorar hasta altas horas de la noche durante largos días no merece ser recordado. Era una cadena con la letra hache justo en el centro y que me habían regalado hacía tanto tiempo que era imposible concretar la fecha de ese detalle. Tampoco me importaba. Abrí el primer cajón que encontré a mi paso y abandoné la cadena allí dentro.

Como ya me había alistado, guardé todo lo que había en mi equipaje en cajones y armarios hasta que llegó la hora de ir a esa fiesta.

Cogí el bolso y salí de casa. Cuando estuve en la calle, caí en que no tenía ni idea de donde se encontraba localizado el lugar de la fiesta. Por lo tanto, no me moví del sitio puesto que no sabía si tenía que ir hacia la derecha o hacia la izquierda. Transcurridos un par de minutos y después de intentar contactar con Claudia sin recibir respuesta, escuché un coche que se aproximaba a gran velocidad hacia mí, con el volumen de la música al máximo. Me acerqué a la calzada rápidamente y les hice un gesto para que pararan. Seguramente también ellos iban a la fiesta. El copiloto, un chico joven, bajó la ventanilla y me sonrió.

-Perdonad, ¿sabéis dónde está esta calle? -les mostré el nombre del lugar.

-¿Vas a la fiesta?

-Sí, allí voy.

-Sube, te llevamos.

-Oh no no, prefiero ir a pie. ¿Podrías decirme por dónde debería ir?

-Sí. No está lejos.

Me explicaron todo el recorrido que debía hacer hasta mi destino y finalmente les agradecí. El vehículo se alejó a toda velocidad e inicié mi caminata por las calles que ellos me habían comentado y después de andar no más de media hora, llegué. En la puerta, ya me estaba esperando Claudia.

Me aproximé a ella y cuando me vio, se abalanzó sobre mí.

-¡Lisa! ¡Cómo te he echado de menos! -gritó en mi oído mientras me abrazaba con fuerza.

-Yo también. Tenía ganas de verte.

Pasados unos segundos, se alejó a una distancia escasa.

-¡Wow! ¡Estás increíble!

-Gracias, tú también estás genial.

-Te veo diferente. Tu pelo está más largo, usas tacones y vestidos excesivamente cortos según la Lisa de hace no más de un año y medio. ¿Qué han hecho contigo?

-Nada, sigo siendo yo. Sólo que ahora visto con ropa un poco más atrevida y me arreglo.

-Habrás dejado muchos corazones rotos por Londres -carcajeó por su propio comentario.

-No, para nada. ¿Y tú, cómo va con Luís?

-Creo que yo no le gusto a él. Pero hoy es el día, Lisa. Hoy pienso conquistarle con mi sensual baile.

Reí. Recordaba a la perfección en que consistía el "sensual baile" de Claudia.

-Oh sí, no lo dudo. ¿Entramos?

-Claro.

Lo primero que pensé dentro de la casa fue que olía muchísimo a alcohol y a tabaco, era un mezcla olfativa que angustiaba. Había gente que ya se encontraba ebria, a las 22:23 de la noche. Seguimos avanzando costosamente debido al gentío, y observé una por una las caras de las personas presentes a mi alrededor. No se me hacía familiar absolutamente nadie.

Llegué a lo que parecía el comedor, que era donde se había montado la pista de baile y en el lugar en el que se encontraban las bebidas. Al llegar a la barra que habían organizado con unas mesas, me apoyé sobre éstas.

-Cuanta gente Claudia -grité para que lograra escucharme.

-Ya, esto es lo malo de las fiestas. Sígueme, te presentaré a Samira.

Me posicioné detrás de mi mejor amiga, y a medida que iba caminando y con ayuda de sus brazos, se fue haciendo hueco entre la gente. Seguimos así por un largo pasillo hasta que quedamos delante de la cocina.

-Mira, es ella.

Señaló a una rubia que nos daba la espalda, a la altura del frigorífico.

El motivo por el cual no nos dirigimos a hablar con ella fue porque estaba siendo besada intensamente por un chico. A él no se le podía ver en absoluto porque el cuerpo de ella tapaba su anatomía al completo. El desconocido, bajó la mano hasta su trasero y lo apretó con intensidad.

-Viva el toqueteo -susurró en mi oído para que lograra escucharle.

-Ya veo.

-Ella es así. Cada fin de semana está con un chico diferente. Le da igual todo.

Después de que Claudia pronunciase esas palabras, dieron un giro de ciento ochenta grados. Fue entonces cuando se podía contemplar la espalda del chico y, sin razón aparente, su anatomía me resultó muy familiar, pero no le di importancia.

-Creo que ahora no es el momento de presentártela. Por lo visto, está ocupada.

Reí.

-Sí, vámonos.

Ocupamos de nuevo a la pista de baile, y allí, al compás de la música, nos pusimos a bailar.

Continuará...

Hola de nuevo. Espero que este primer capítulo os haya gustado muchísimo ^_^ (Vaya, un Dejà vu jajajajaja)

Muchísimas gracias por leerla <3 Votad y comentad que os parece. Me gusta mucho leer vuestra opinión en los comentarios.

Nos leemos pronto, queridos lectores. Sois geniales *_* Y prometo, como bien os dije, que no nos arrepentiremos de esta segunda versión.

Gracias a todos y cada uno de vosotros <3



Sabía que volverías (SA, LP#2)Where stories live. Discover now