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Hua Cheng peace is disrupted

Hua Cheng estaba colocando otra ofrenda frente a la estatua de oro de gran tamaño con reverencia, cuando escuchó una conmoción fuera del templo en el que se encontraba.

Suspiró, molesto, antes de hacer una última reverencia. Se giró y salió para ver de qué se trataba el alboroto. Fuera del templo, siguió el ruido hasta la zona del mercado de Ciudad Fantasma. Frunció el ceño y entrecerró los ojos molesto. Quienquiera que estuviera causando ésta conmoción, pagaría por interrumpir su tiempo de adoración.

Se encontró con un fantasma casi salvaje rodeado por una horda de sombras como zarcillos, mientras envolvían a algunos hombres que intentaban atacarlo. Otros rugieron y se movieron, atacando con rabia.

Hua Cheng se acercó, cuando los demás sintieron la presencia del Rey Fantasma, se hicieron a un lado o dejaron de luchar.

―¿Que está pasando aquí?― Hua Cheng preguntó con desaprobación.

Todos rápidamente inventaron excusas, cuando el nuevo fantasma salvaje intentó atacar a Hua Cheng, pero fue fácilmente dominado y empujado al suelo. El fantasma salvaje siseó entrecerrando sus ojos rojos mientras se agitaba desesperadamente. ―¡No es mi culpa! ¡No era mi intención!― El fantasma gritó desesperado.

Hua Cheng suspiró, mientras lo mantenía abajo, antes de ordenar a los demás que los dejaran. Tendría que hacerse cargo de este nuevo fantasma o nunca encontraría la paz.

Pasó algún tiempo antes de que el fantasma se calmara y comenzara a llorar de angustia. Abrazó al rey fantasma, sorprendiéndolo y provocando que se pusiera rígido. ―Todo es culpa mía... ¡Todos me odian!―El fantasma gimió

―Oh ... No llores ...― Protestó Hua Cheng, sintiéndose incómodo.

―Incluso perdí a Lan Zhan―. El fantasma gimió. ―¡Realmente me gusta Lan Zhan!

Hua Cheng le dio unas palmaditas en la espalda con torpeza. ―Ahm ... Estoy seguro de que lo volverás a ver ...

―No... VA A ALCANZAR EL ALTO CULTIVO Y  VIVIRÁ PARA SIEMPRE COMO UNA MUESTRA PERFECTA―Insistió con un sollozo.

―Bueno ... quiero decir ...

―Además, mi propio hermano me odia ...

―No ... no ... estoy seguro ... que no te odia.

―Casi le doy mi virginidad a Lan Zhan ... Apuesto que habría sido muy bueno en la cama.

―Esto va a ser mucho más difícil a lo que estoy acostumbrado.― El sudor de Hua Cheng cayó.

13 años después...

Wei Ying estaba recostado tranquilamente en su silla mientras miraba su mano de cartas. Tenía una mirada de confianza en su rostro engreído mientras su cuñado, Jin ZiXuan, fruncía el ceño molesto. ―Lo siento hermano, pero estás a punto de decepcionar a mi querida hermana.― Wei Ying se burló antes de bajar sus cartas. ―Una escalera real, bebé.

―No sé cómo, pero estoy seguro de que estás haciendo trampa.―Jin Zixuan frunció el ceño, arrojando sus cartas.

―Parece que voy a conseguir un vino de calidad esta noche.―Wei Ying gritó, tirando las fichas hacia él, complacido.

Hua Cheng, que estaba con un nervioso Xie Lian, miró hacia la mesa de Wei Ying y arqueó una ceja. Bueno, al menos todavía se estaba divirtiendo... Incluso si no tenía vergüenza al respecto.

De alguna manera, Wei Ying había crecido con él a lo largo de los años y casi lo consideraría un amigo en este momento. Wei Ying lo vio y corrió hacia él con una sonrisa descarada en su rostro. ―Su majestad se alegra de volver a verte.―Sonrió, apoyándose en Hua Cheng.

―¿Este es ... un amigo tuyo San Lang?―Xie Lian preguntó cortésmente.

―San..Lang, quién...― Wei Ying comenzó a preguntar, solo para recibir una mirada de advertencia de Hua Cheng y se calló de inmediato.

―Es más como una mascota.― Suspiró Hua Cheng, haciendo que Wei Ying se bajara de encima. ―¿Qué ocurre, Wei Ying?

―Me preguntaba, si tenía alguna ofrenda hoy.― Preguntó esperanzado.

Hua Cheng frunció el ceño y negó con la cabeza. ―No, lo siento.― Suspiró.

―Ah ... Por supuesto que no ... Yo nunca ... Pero no está de más preguntar.―Wei Ying frunció el ceño deprimido.

―Oye, puede que no recibas ninguna ofrenda ... Pero al menos, alguien te toca una canción una vez al año.― Recordó Hua Cheng.

―Probablemente es solo una secta tratando de invocarme, como lo hicieron los primeros años, todos los días.― Wei Ying dijo con pesimismo, antes de poner una sonrisa falsa. ―De todos modos, diviértete con tu chico. Voy a ir a buscar un poco de vino.― Dijo disculpándose. Los dejó mientras tarareaba una melodía.

―Uhg ... No esa canción otra vez.― Se quejó uno de los fantasmas que pasaban. ―Siempre tarareas o tocas esa canción Wei Ying.

―Es mi canción favorita.― Wei Ying gorjeó, antes de volver a tararear, mientras pagaba un poco de alcohol.

―Él ... parece triste ...―Dijo Xie Lian, preocupado.

―Muchos fantasmas por aquí murieron trágicamente pero ... Diré esto ... Él es el único que conozco que nunca recibió ofrendas.― Admitió Hua Cheng.

Más tarde esa noche, un Wei Ying borracho estaba alcanzando otro frasco cuando sintió un tirón. Alguien lo estaba invocando al mundo de los mortales.

Hua Cheng estuvo allí en un instante y le ofreció un cuenco de elixir. ―Bebe esto y olvídate de tu tiempo aquí.― Instruye. ―Reglas son reglas.

―Ni siquiera quiero ir allí... No estoy listo para enfrentarme a alguien o la gente que solía conocer.―Protestó Wei Ying.

―No puedo detener esta invocación... Es demasiado poderosa... Además... Creo que me vendría bien descansar de ti.― Bromeó, ofreciendo el cuenco de nuevo. ―Solo toma unos sorbos...― Advirtió.

Wei Ying se rió amargamente, antes de tomar borracho el cuenco y tragarlo todo ante la protesta de Hua Cheng. ―Está bien...Si me quieren tanto ahí, Iré.―Resopló, antes de que las cintas rojas lo rodearan y tiraran de él.

―Intenta no volver a morir y venir aquí.― Hua Cheng llamó mientras veía a Wei Ying ser arrastrado al mundo de los vivos. Miró el cuenco casi vacío y negó con la cabeza. Wei Ying iba a olvidar mucho más que su tiempo aquí...