Capitulo 16: ¿Te invito a un picnic?

Comenzar desde el principio
                                    

¿Que le pasaba? Ayer, tan solo ayer estábamos bien. Diversión, nostalgia y cuánta cosa, ¿Cómo de un día para otro pudo estar así?

Apreté mis puños junto a mi vestido, y arrugue mis cejas.

—¿Que te sucede?

Lo miré algo severa, exigiendo prácticamente una explicación a su comportamiento repentino.

—¿Y eso a ti que te importa? He dicho que te vayas. Vete. ¿Entiendes eso? Largo.

Su voz más fría que el polo norte, me hizo sentirme verdaderamente adolorida.

¿Por qué me duele tanto ese tono voz? Si yo lo he escuchado desde que tengo memoria...

—Pero... Elliot, yo...

—¡Dije que te largaras, maldita sea! ¡Vete de aquí! ¡Vete! —gritó, haciéndome dar un respingo.

Lo miré perpleja unos segundos, mientras trataba de procesar todo esto.

Sentí como la sangre me hervía por dentro.

—¡¿Qué rayos te sucede?! —alce la voz igualmente —¡¿Por qué te estás portando así de la nada?! ¡Dime Elliot!.

El chico solo apretó sus labios, al igual que las sábanas a sus costados. Ya no se abrazaba así mismo, ahora estaba sentado, en la misma posición que yo, con el rostro agachado.

—No te lo pediré una vez más... Así que Lárgate, Vanessa.

Si. Sentí como el aire se iba lejos de mi, poco a poco.

Sin darme cuenta, una lágrima bajo por mi mejilla roja, humedeciendola. Pronto deje de estar enojada, y una emoción de tristeza, lleno todo mi ser.

¿Por qué creí que con Elliot todo sería diferente?

Por qué tenía la esperanza de que así fuera. Pero al final, solo fue un mera equivocación mía...

Me levanté de la cama sin mirarlo siquiera, caminé lentamente hasta la puerta, tomé la manija, y lo miré por encima de mi hombro.

—Si así lo quieres está bien —susurre en el mismo tono gelido que uso él primero —Pero no volverás a saber de mí. Tenlo por seguro.

Con eso último, abrí la puerta, y salí de esa habitación, azotandola con fuerza. Caminé rápidamente por el pasillo, hasta que llegue a las escaleras. Ahí mismo vi a Amanda, quién limpiaba unos cuadros. En cuanto me vio, sonrió, pero después borro esa sonrisa, para sustituirla por un gesto de confusión.

—Adiós Amanda, un gusto conocerla.
—solté, mientras caminaba hacia la sala de estar, donde estaban Adam y gomita, sentados en el sofá.

En cuanto me vieron, gomita saltó a mi, para lamer mi mano. Acaricié su cabeza un segundo, y después me dirigí a Adam, quién me veía con un rostro de: "¿Y ahora que pasó?".

—Vamonos Adam. No tenemos nada que hacer aquí, anda.

Adam frunció el ceño, sin embargo no dijo nada, y me siguió. Salimos de la casa, y caminamos hasta el gran portón de acero, color negro, con adornos al estilo inglés.

Cuando estuve a punto de meterme al coche, lo escuché...

—¡Nessa!

Me detuve en seco, en cuanto escuché la voz de Elliot. Trague saliva, mire a Adam quién estaba a mi lado, y miraba hacia atrás, sorprendido.

Me volteé lentamente.

Ahí lo ví, apoyado del hombro de Amanda, con lágrimas en los ojos, y el cabello todo despeinado. Su pecho subía y bajaba. Sus labios temblaban, al igual que sus ojos llorosos.

El amor es Gris [Libro #1 Completa ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora