𝓟𝓻𝓮𝓶𝓲𝓮̀𝓻𝓮

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Agosto, 1993

1 Avenue du Parc des Princes, 75016 Paris, Francia

«Lycée Claude-Bernard»

Tapizado por una superficie rugosa y sintética que recorre toda su forma esférica, el balón permanece inmóvil sobre la duela de maple; centrado imparcialmente en el otro extremo de la cancha, la pelota anaranjada con líneas negras a su alrededor es el principal objetivo de dos contrincantes que se aproximan velozmente entretanto un alboroto de voces acompañan la esperada competencia. Conforme aceleraban al objetivo, el insistente rechinido proveniente de las suelas de ambos pares de zapatillas deportivas fueron parte del incentivo para que los espectadores eleven sus animaciones, ya que, segundos después, marcando la diferencia en la mínima distancia faltante, el adolescente consiguió destacar por un considerable avance y adelantarse a la acción para desconcertar a su adversaria y ganar tiempo para tomar audazmente la pelota; dejando a su compañera a punto de perder su equilibrio al intentar frenar antes de tiempo y chocar contra él, el joven aprovecha su agilidad para abrazar fuertemente el balón y alejarse unos pasos de ella para asegurarse de evitar cualquier robo en el último instante. "¡Punto para el equipo de Crécy!", la voz del coach exclama al observar al joven estático y apegado a la pelota mientras que la chica de blondos cabellos se encuentra estupefacta a unos pasos atrás; la interjección fue suficiente para que el ambiente enloqueciera con una mezcla de animaciones y murmuraciones, entorno responsable de recordarle al muchacho que al abrir sus ojos apreciaría con ellos la victoria entre sus manos. Acto seguido, dejó de dar espalda a la clase, donde se aprecia fácilmente, de izquierda a derecha, al entrenador en un conjunto deportivo acompañado de un característico silbato colgando de su cuello y un portapapeles sujetado con su mano izquierda mientras con la derecha anota las observaciones concluyentes de la clase; su ubicación está a un lado del equipo triunfador, seguido del grupo vencido. De éstos últimos, algunos adoptan una actitud neutral hacia los vencedores, dedicando unos aplausos sin mucha euforia; otros, murmuran acerca de la dura competencia que se llevaría a cabo en todo el año escolar si es que los equipos deciden conservar los mismos integrantes; otros, considerándose la minoría, enfocan su atención hacia la chica posicionada a unos pasos de él. Su vista curiosea un instante para enfocar y encontrarse con una rubia francesa peinada en una, ahora, despeinada coleta de caballo, cuyo semblante exasperado le indica que una rabieta se aproximaba si las porras continuaban retumbando en sus oídos. Sin embargo, el eco de un estrepitoso retumbe resuena en todo el gimnasio, captando enormemente la atención de todos los presentes para dirigir la mirada hacia la puerta principal.

Tratándose de una adolescente que empujó con prisa y sin cuidado la puerta principal, quien instantáneamente retrocedió al aturdirse por el ruido del metal; dejando caer el neceser que traía entre manos, llevando las manos a sus oídos y cerrando los ojos mientras el sonido termina por desvanecerse, la joven es observada hasta que el local se envuelve en un silencio omnímodo.

Con una iracunda faz ante la terrible interrupción, el profesor realiza una rápida inspección a la alumna mientras ésta asimila la situación al abrir lentamente los ojos, concluyendo con una ligera mueca la inesperada sorpresa. "Désolé", suelta con vergüenza en una pequeña voz y nerviosa sonrisa, denotando un ligero acento en la primera sílaba, lo que resultó ser lo suficientemente audible para la clase, además de que, tuvo como efecto que el instructor guiara sus dedos al puente de su nariz.

—¡Köhler, llegas tarde! —el instructor profiere, aligerando la intermisión que calmó el exaltado ambiente. Decide serenar su reacción y proseguir con los últimos minutos de la clase, por lo que agarra el silbato para soplar dos veces brevemente consecutivas; señal para que los dos competidores retornen a su equipo y devuelvan la pelota a su posición original. De igual manera, él aguarda a que la joven se acerque a su ubicación entretanto va escribiendo una corta anotación a un lado del nombre correspondiente. Una vez que la clase retomó el pausado cotilleo, ella, aún con algunas miradas encima, se apresura recoger su neceser, caminar y arreglar algunos detalles de los que se había olvidado en el trayecto al gimnasio; en principio, ajusta el doblez que se creó al ponerse la prenda deportiva, continuo a sujetar la cabellera, que quedó dentro de la sudadera negra con rayas blancas que lleva puesta, amarrándola con una liga elástica que traía en su muñeca, y así, apresurarse a inspeccionar desde sus shorts hasta los desnivelados calcetines medianos adjuntos a un calzado deportivo que comparten el mismo color negruzco con mínimos detalles blancos; para ello, la joven finaliza estirando hábilmente su pierna para jalar y acomodar el calcetín de manera diligente. A la mirada juiciosa del coach, es evidente la estatura promedio de la muchacha, teniendo la necesidad de bajar la mirada hacia ella para escuchar como comienza a relatar la reducida versión de su tardanza; sin embargo, él niega y levanta una de sus manos como indicador para detener cualquier palabra referente a su ausencia—. No es muy propio de ti llegar tarde a las clases —recuerda con advertencia, enarcando una ceja en tanto su rostro se mantiene serio al regresar su mirada hacia la chica, de cuyo rostro aniñado destacan los atentos y llamativos ojos azules índigo, junto con su pequeña nariz y su crecido flequillo que deja ver parte de su frente. La joven con apenada expresión concuerda con el enunciado e intenta agregar algo a su defensa, aun así, él todavía no terminaba—. Que sea la última vez —aconseja discretamente, desviando su visión hacia los papeles de la tabla entre manos—. Rápido, únete al segundo equipo —agrega, ocasionando un severo pasmo en la chica—. Si logran ganar, consideraré que tu amonestación no afecte tu boleta —finaliza enseñándole el papel que le entregaría. Sin obtener alguna réplica después de unos segundos, su vista regresó hacia ella, encontrándose con una inocente y asombrada expresión—; D'accord? —cuestiona haciendo hincapié en la orden, obteniendo un rápido asentimiento por parte de la alumna mientras repite la misma afirmación en una suave y aliviada voz—. Allez, allez... —mueve su mano ligeramente como señal para apresurarla a unirse al grupo que le corresponde, y así, encargarse de llamar al orden a ciertos alumnos que comenzaron a distraerse y romper la formación de los equipos.

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⏰ Terakhir diperbarui: Jun 19, 2022 ⏰

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