- Por esa razón decidí no continuar anoche- continuó explicando -, para lo que continúa vamos a cambiar el lugar, nos saltaremos la segunda prueba; para el ritual iremos al altar sagrado del dios Paltros, allí realizaremos la transición, luego vendrán muchas explicaciones que tengo que darles a todos. A la segunda pregunta le respondo, el poder de un caballero no le pertenece a él como algo predeterminado ni pragmático, es más como una bendición otorgada por el dios Paltros a los primeros caballeros, a los fundadores y esta se transmite de generación en generación, por eso en caso de muerte de algún portador, el poder regresa a estos cristales- ¨Diez¨ mostró a todos, una diadema que poseía nueve gemas, cada una con el símbolo que identificaba el número de cada caballero, todas de color rojo.

- De esta manera el poder nunca se pierde- siguió diciendo ¨Diez¨ -, además, estas gemas son divinas, ningún poder puede destruirlas, ni extraer su poder y mucho menos utilizarlo a la fuerza. La bendición otorgada por Paltros es un poder puro, cuyo único objetivo es lograr la paz y proteger a este mundo de cualquier mal, por eso no es posible utilizarla para el mal y en caso de corrupción o traición, pasa lo mismo que con la muerte, el portador pierde sus poderes y este regresa a su gema hasta la llegada de un sucesor, así que no se preocupen, todos recibirán sus poderes.

Con algunas dudas aclaradas, el aire aún se respiraba tenso, yo me encontraba confundido y ahora más preocupado que antes, tenía el poder de la premonición, ¿eso era bueno o malo?, podría prever futuros desastres, pero eso también significaba que lo que había visto en la prueba podía hacerse realidad, mi madre moriría, teníamos que hacer algo.

Me dispuse a hablar, pero ¨Diez¨ no me dio chance, nos convocó a todos y dijo que era hora de comenzar, hizo exactamente lo mismo que la noche anterior, con el amuleto de su cuello y unas palabras abrió un portal que atravesamos hasta llegar a una amplia llanura en medio de un bosque, en el centro había un árbol hermoso, grande, no, gigantesco y pegado al mismo había una cripta como de mármol y granito, sin ningún adorno.

Al acercarme aún más, me percaté que no era una cripta, era más como un obelisco de color blanco, un blanco inmaculado, puro; nos dirigimos directamente hacia él y ¨Diez¨ nos indicó que nos paráramos en forma de media luna frente al árbol, rodeando completamente aquella formación de piedra, que medía alrededor de dos metros, hecho con una simetría tan perfecta que no parecía obra de ningún ser vivo, parecía algo divino y de ella emanaba un poder tan inmenso que aun estando en descanso era lo suficientemente fuerte como para ser perceptible para todos los presentes. ¨Diez¨ se paró en el centro frente a nosotros y comenzó a explicar:

- Ahora que estamos todos reunidos aquí, dará comienzo el primer ritual, el de paso de poderes; de uno en uno se colocarán con sus maestros frente al obelisco y a través de la bendición del dios Paltros recibirán sus poderes. Puede que reciban los mismos que poseen sus maestros, puede que sean nuevos o que sea una combinación de ambos, aunque por lo general se cumple la primera opción.

- El discípulo se parará frente al obelisco- continuó explicando -, el maestro colocará su mano derecha en la cabeza de su estudiante y la otra en la piedra sagrada y pronunciará las palabras: ¨Paltros, señor supremo de la vida y la muerte, cumplida mi tarea, entrego tu legado a su próximo portador y leal servidor de la verdad y la justicia¨. Luego de realizado ese ritual aparecerán unas runas en el brazo derecho del que recibe los poderes, esas runas representan su número y en ellas se graba su poder, con ellas sabremos que poderes han adquirido.

De esa manera comenzó, todos los maestros y discípulos realizaron el ritual, incluidos los aprendices de ¨Tres¨ y de ¨Siete¨ acompañados por ¨Diez¨, en orden progresivo desde ¨Uno¨ hasta ¨Nueve¨. Cuando esa primera parte estuvo vencida ¨Diez¨ comenzó a leer las runas que cada uno de nosotros había recibido, para de esa forma darnos a conocer oficialmente el poder que cada uno había recibido.

Paltros y el Cetro Carmesí Where stories live. Discover now