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WINTER

Durante las clases y fuera de ellas nunca fui cotizada por mis compañeros, solo en ocasiones se acercaban a mí y tenían una corta conversación conmigo. La mayoría eran chicas interesadas, los chicos solo me evitaban.

En los recesos solía irme hasta una esquina del comedor escolar y sentarme sola, pocas veces salía de la instalación y me alejaba un poco para sentarme en el césped.

Aburrido y triste a la vez.

Mayor parte de esas veces, Neal o Reese me acompañaban siempre y cuándo tuviesen tiempo en sus horarios. Eran bastante diferentes al mío.

Antes de seguir absorta en mis pensamientos, la chicharra sonó e hizo que me sobresaltara.

Mis compañeros se fueron levantando uno por uno hasta que ninguno quedaba en el salón, incluso la profesora había salido.

Era solamente yo.

De fondo solo escuchaba murmuros y risas viniendo del pasillo.

Recosté mi cabeza sobre mi escritorio y la escondí entre mis brazos, se supone que únicamente eran 30 minutos de descanso para todos, pero me negaba a hacer lo mismo de todo los días, comer sola.

Cerré mis ojos y cuando pensé que iba a quedarme dormida sentí como alguien me tocaba la espalda al mismo tiempo que escuchaba una suave voz.

Eso hizo que me sobresaltara y me incorporará al instante.

—Lo siento —dijo con un ligero tono de arrepentimiento— No fue mi intención asustarte.

La miré, con mi pulso ya un poco tranquilo.

—No pasa nada, —suspiré— tranquila.

Soltó una risa nerviosa y estirando sus brazos hacia mí.

—Algo me decía que no ibas a ir a almorzar —mire lo que tenía en sus manos. Un jugó y un sandwich envuelto en plástico.— Te traje esto.

Con algo de pena los tomé de sus manos y los sostuve en los míos.

—Gracias —le sonreí— no era necesario, no tengo mucha hambre.

—Por lo menos intenta comer.

—¿Giselle? —pregunté para confirmar su nombre.

Ella asintió. Noté como sus mejillas se sonrojaban.

—¿Por qué hablas conmigo? —cuestione frunciendo el ceño.

—¿Por qué no? —dijo casi susurrando.

Talvez mi tono de voz había sido un poco brusco.

—Casi nadie habla conmigo. —quise aclarar.

Ella aclaró su garganta antes de volver a responderme.

—Yo lo he hecho en ocasiones.

Sus manos estaban algo inquietas frente a ella.

—Eres la única. —asentí mientras sonreía.

—No veo la razón del porqué no hablar contigo.

Me hice a un lado sentándome en la silla al lado de mí, dejando vacía mi silla. Le hice un gesto para que se sentara y ella lo hizo algo tímida.

—¿Quieres algo? —fue lo primero que salió de mi boca.

Ella frunció el ceño.

—¿De qué hablas? —preguntó algo confundida.

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⏰ Última actualización: Feb 08 ⏰

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