Capitulo 7

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Aria

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Aria

La respiración de Kiran se ha vuelto pesada y calmada desde hace unos largos minutos, he bajado mi voz hasta hacerla un susurro que luego se convierte en silencio. Por más que lo intente no puedo continuar con mi lectura; no porque quiera esperar a Kiran, muchas veces me he adelantado sin que él lo supiera, sino que mi cabeza no logra detener el tornado de pensamientos en su interior.

¿Cómo un día tan tranquilo como el de hoy, puede terminar de una forma tan frustrante y dolorosa?

Mis ojos se detienen en Kiran, sus palabras repitiéndose sin cesar.

-Necesitas a alguien que te acompañe en el trono.

-¿Y qué si ya la tengo?

Mi corazón se encoje y la impotencia de no poder ser esa persona me ahoga hasta el punto de acelerar mi respiración, aprieto en un puño una de mis manos mientras que con la otra froto distraídamente mi antebrazo. Un cosquilleo permanece en ese lugar donde una mano apretó lo suficiente para intimidarme pero no tanto para lastimarme o marcarme, se siente como si un peso fantasmal continuara ahí y no importa cuántas veces frote o rasque esa zona, la sensación no se quita.

Kiran se remueve y frunce el ceño entre sueños, mi mano derecha se aventura entre sus rizos de un castaño claro y sonrío ante la forma en las que mis dedos se pierden entre aquellas hebras sedosas, su cabello está algo largo y me gusta, pero sé que va a cortarlo porque suele molestarle cuando algunos rizos empiezan a salirse de control.

Verlo dormir solo me hace desear que lo nuestro sea posible, que de alguna forma Kiran sienta lo mismo que yo y poder vivir con mis sentimientos sin miedo a ocultarlos... pero es solo un deseo.

Su padre tiene razón, Kiran necesita a alguien que con su unión aporte algo al pueblo, soldados, comercios, riquezas, algo que les beneficie.

Y yo no tengo nada de ello.

Ni siquiera sé porque el rey Tristan sigue permitiendo que viva aquí, empiezo a creer que solo es porque le gusta recordarme que no tengo otro lugar al que ir y que la única manera de encontrar un futuro en esta vida y no terminar en los callejones del reino es gracias a él. Tal vez, torturarme con mis miserias, sea su diversión de cada día.

Aunque, muy dentro mío, sé que me mantiene aquí porque sabe que con mi ayuda puede manipular a su hijo. Kiran haría cualquier cosa para que su padre dé asilo a su amiga más cercana.

Bajo la vista hacia mi brazo y el encuentro de hace unas horas aflora en mi mente.

Caminaba distraída por los pasillos con la cabeza puesta en Josephine Bell cuando el rey giró en el pasillo seguido por su sequito de guardias y consejeros, mi distracción fue tan grande que no me dio tiempo a ocultarme antes de que notara mi presencia, pero lo hizo y pidiéndoles un momento a sus acompañantes se acercó hacia mí. Hacer una reverencia hacia su persona cada vez se volvía más difícil, pero debí hacerlo.

El Reino de las MentirasWhere stories live. Discover now