II

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Capitulo dedicado a SUGOONGIK

-¡Tienes una cita con un cientifico!, Y la conseguiste tu solo, No puedo creérmelo

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-¡Tienes una cita con un cientifico!, Y la conseguiste tu solo, No puedo creérmelo. -decia una rubia de ojos azules, mientras observaba a su amigo comodarse la camisa que habia escojido usar para reinirse con su cita.

-No es una cita, Kohaku.-le dijo rodando los ojos con fastidio. Ya era como la quinta vez que su amiga decia eso.-Solamente va a devolverme mis cosas.

-Y vas a cenar con él, en tu departamento.-le dijo cruzandose de brazos-Eso hasta donde yo se, es una cita.-sentenció la rubia.

- Creo que invitarlo a cenar no fue una muy buena idea. Voy a llamarlo y cancelar todo. Y le pedire a alguien mas que busque mis cosas.

-¡No no no! ¡Escúchame bien, Gen! No hay nada de malo en esto. Solo vas a ir a cenar y a recuperar tus cosas. Y por lo que me contaste no parece ser un mal tipo. Eres uno de los hombres más atractivos del mundo, ese cientifico tiene suerte de cenar contigo y no voy a dejar que desaproveches esta oportunidad porque, aunque lo niegues, a ti ese tal Senku te interesa. Así que, vas a ir a esa cena, vas a disfrutar de una agradable charla con él y vas a llegar hasta donde tú quieras. Sin forzar las cosas ni sentirte incómodo, y si en algún momento no estás a gusto o intenta sobre pasarse contigo, me llamas y lo ire a golpear, ¿Entendido?.

-¡Sí, señora! -aceptó Gen llevando una de sus manos a su frente para imitar el saludo militar.

-¡Perfecto !, Ahora vamos a terminar de arreglarte. No puedes llegar tarde a tu cita.

Senku miraba el enorme edificio que tenia en frente suyo

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Senku miraba el enorme edificio que tenia en frente suyo. Miraba aquel edificio con aburrimiento, despues de todo era normal que alguien como Gen Aisagiri viviera ahi.

Al parecer el de cabellos bicolor, era como cualquier otra estrella de la gran pantalla. Rodeado de lujos, que la mitad de las personas soñaba en tener algún dia

El de cabellos verdosos se encogio de hombros, restandole importancia. Y comenzo a ingresar al establecimiento.

Un hombre que rondaría los sesenta años, cuyo aspecto se corresponde con el típico portero de edificios que sale en las películas, se apresuró a abrir las puertas de cristal del edificio.

Un Amor de Película(GenSen/SenGen)Where stories live. Discover now