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Hoy se sentía especialmente alegre, como si la depresión de los últimos meses no fuera nada, cuando llegó un mensaje del chico que era su novio lo dejó de lado pues tenía prisa por ir a ver a sus amigos, hace tiempo que no pasaban tiempo juntos y había esperado este fin de semana para verlos, así que salió de casa a toda prisa y llegó justo a tiempo, traía puesto un pantalón de mezclilla azul y una playera blanca algo ajustada a su cuerpo, había optado por un look más femenino el día de hoy y es que era parte de sus inseguridades el desear vestirse así, pero la alegría de ese día no lo dejó acomplejarse y se colocó también tenis blancos con un poco de plataforma de la marca FILA había casi llorado cuando su mamá se los regaló en su cumpleaños, y no los había usado hasta ahora porque lucían muy excéntricos para el, pero ya a punto de finalizar su segundo año se atrevió a usarlos para salir con Kageyama y Yachi, la atención de la mayoría estaba sobre el, pero lejos de juzgarlo, admiraban su figura y la felicidad que irradiaba, incluso sus feromonas revoloteaban por el aire ligeramente.

- Hinata - escuchó a Yachi quien levantaba una mano sonriendo mientras trotaba hasta el, el se giró sonriendo alegre igualmente.
- Hola, fui el último en llegar, lo siento - se terminó de acercar a ambos.
- Te vez bien - sonrió Kageyama, algo que lo sorprendió pues no había visto su sonrisa hace mucho, los nervios se hicieron presentes pero borró todas sus preocupaciones y volvió a sonreír.
- Gracias, estaba muy feliz por verlos hoy, hace mucho no salía con ustedes - el pelinegro agitó su cabello para que dejara de dar pequeños saltos y así fue.
- Vayamos por unas malteadas, escuché que las venden en un parque cerca y son muy buenas - propuso emocionada Yachi.
- Andando entonces - dijo Kageyama.

Los tres emprendieron el camino yendo la rubia, el central y el colocador en ese orden, el último por la orilla de la acera, venían observando todas las plantas y flores en el parque pues al ser verano casi inicios de otoño el aire fresco empezaba a estar presente, cuando compraron las malteadas un par de chicos se quedaron mirando a Hinata y Yachi empujandose entre si riendo.

- Vayamos a buscar una mesa - dijo Kageyama mirando fijamente a ambos chicos.
- Si - dijo nerviosa Yachi al notar la mirada de los chicos.
- Eh~ pero las mesas aquí son más cómodas - se quejó a lo bajo y Kageyama suspiro por su inconsciencia, pero sujetó su hombro suavemente guiándolo para caminar, el corazón de ambos se aceleró a sobre manera pero no dijeron nada, solo caminaron tratando de aparentar tranquilidad.

Una vez llegaron al centro del parque tomaron asiento con el pelinaranja al centro.

- Siento que fue hace mucho cuando pasamos tiempo los tres - dijo Yachi sonriendo - extraño ayudarlos en sus prácticas por las noches.
- Si, últimamente no he estado bien así que terminó yendo a casa temprano - suspiró Hinata.
- Pensé que ibas con Haru todos los días - se sorprendió Kageyama.
- En realidad - froté un poco el vaso - quería decirles algo hace mucho tiempo, no tengo idea de la razón, pero hoy me siento mejor que otros días así que planeaba decírselos.
- ¿Qué sucede? - preguntó Yachi algo preocupada.
- En realidad, desde que entré a la escuela he notado cambios en mi, o las bien me hice consciente de ellos porque siempre estuvieron presentes - hablo lento y nervioso - yo... tengo miedo de decir lo que siento y por eso me distancie tanto de ustedes, no quería que me rechazaran.
- No pienses que eso sucederá ni una vez - dijo serio Kageyama y eso me dio un poco de valor.
- Yo... me gusta vestir un poco femenino, lo notaron hoy - se sonrojó - también... - apretó sus labios - soy gay.
- Luces hermoso, no deberías de ocultar nada - lo abrazó Kageyama, eso sorprendió a Hinata pero lejos de querer llorar como lo hacía todas las noches con Haru, sintió paz y felicidad en su interior así que lo abrazó igualmente, como si la felicidad se encontrar entre ambos cuerpos y abrazándose no la dejaran ir, Yachi sonrió emocionada cubriendo su boca al ver el gesto que ambos hacían, cuando se separaron sus corazones latían muy rápido pero ambos sonrieron.
- Puedes decirnos lo que sea, somos tus amigos, te queremos, pase lo que pase apoyaré en nosotros - sonrió al rubia limpiando una lágrima que escurría por su propia mejilla.
- Gra-gracias - dijo con voz temblorosa - en verdad los considero especiales y quería contar con su apoyo, en realidad muchas gracias.

Los tres se abrazaron un par de segundos y se separaron riendo levemente, aunque eran mas los dos menores quienes reían, Kageyama conservaba siempre una sonrisa tranquila, pero todo gesto se borró con un enorme trueno que hizo que la fresca tarde nublada terminará en una fuerte lluvia, los tres corrieron a refugiarse bajo uno de los techos de los puestos sobre la calle principal, pero antes de llegar Hinata se detuvo, Kageyama que venía detrás de él chocó con el, lo que lo hizo mirar en la misma dirección que el pelirrojo, abrió sus ojos al ver a la pareja de su central besarse románticamente bajo la lluvia con otro chico, incluso se separaron riendo, al otro lado de la acera se encontraba la escena que hizo a Hinata sentir algo frío en el pecho.

Yachi que estaba ya bajo la carpa del negocio miró la escena entre sorprendida y preocupada, más cuando Hinata empezó a caminar rápidamente hacia ellos, Kageyama lo detuvo al borde de la calle pues el semáforo estaba en verde, aunque no se vieran carros cerca, pero se soltó de alguna forma sacando también algo de su bolsillo, llegó a salvo pero solo al otro lado de la acera y el chico al verlo frente a el se sorprendió.

- Puedes regalárselo a el - golpeó su pecho dejando un llavero en el.
- Hinata... espera, puedo explicarlo - dijo nervioso, pero no lo escuchó volviendo a atravesar la calle - Hinata, detente...
- ¡Hinata! - escuchó la voz de Haru y Kageyama a lo que levantó la vista al frente viendo a su colocador correr hacia el y sintió un fuerte empujón por la espalda que lo hizo llegar a los brazos del pelinegro pero fue tan brusco que cayó sobre el terminando en el suelo rodando un par de veces pero quedando al final sobre el, al voltear el sonido del clacson del auto no paraba de escucharse, su vista estaba nublosa pero podía dislumbrar cosas y entre ellas miró a su pareja en el suelo, el chico que venía con el salió corriendo gritando por ayuda y el se acercó en shock.
- Haru - gateo a su lado - no, no, no - dijo en shock tratando de detener la sangre, pero no sabía cuál cubrir primero, en la cabeza, su costado o en la pierna - por favor no - empezó a llorar.
- N-no llores - escuchó la voz jadeante del chico - siempre lloras al estar conmigo, está vez sonríe ¿si?.
- Sonreiré cuando te pongas mejor - dijo tomando su mano, Kageyama marcó a una ambulancia de inmediato y en cuestión de minutos se escucharon las sirenas.
- Hinata, una última vez... por favor... muéstrame tu sonrisa - el pelirrojo con el nudo en la garganta sonrió entre lágrimas - ¿podrías? - repitió con el rostro algo afligido - Hinata, por favor, solo ésta vez  - pido nuevamente, confundido por aún mantener su sonrisa miró sus ojos pero los vio opacos - yo - empezó a llorar en el suelo - ya no puedo verte, pero... prométeme que lo harás, por favor.
- Lo prometo, mantente conmigo ¿si? - acericio su mejilla - vamos a sonreír cuando estemos bien ambos.
- No, no voy a pedirte quedarte conmigo - su voz se escuchaba más baja y el ruido de la lluvia empezaba a opacarla - sonríe... se valiente y sonríe - dijo en un hilo de voz y sus ojos se cerraron, el cuerpo del pelirrojo se quedó de piedra, los paramédicos llegaron y fue Kageyama quien con dificultad lo apartó del cuerpo del chico hacia la acera, se veía en peor estado de lejos así que cubrió sus ojos abrazándolo contra su pecho.

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- ¡Kageyama, Hinata! - gritó Yachi llegando al pasillo del hospital donde estaban ambos abrazándolos llorando - gracias a dios, gracias, gracias - dijo rompiendo en llanto, Hinata la abrazó y Kageyama a ambos, los dos menores rompieron en llanto el uno con el otro, no podían llamar a sus padres pues los teléfonos se rompieron en la caída, pues resultó que Kageyama en cuanto tuvo al pelirrojo entre sus brazos lo jaló hacia él pero el auto alcanzó a rozar su pierna haciéndolos rodar por el suelo y caer bruscamente, el pelirrojo estaba ileso excepto por un corte pequeño en su cintura provocado por el mismo celular que aplastó, el suyo, y Kageyama tenía una herida en la pierna pero que no presentaba mayor cuidado tampoco, solo un terapia, aunque ambas dejarían cicatriz, ese día... dejó otra cicatriz en el corazón del pelirrojo, que lo hizo encerrarse durante mucho tiempo.

Cicatrices (Kagehina)Where stories live. Discover now