Prólogo.

29.7K 1.1K 79
                                    

Hace unos años atrás.

★・・・★・・・★・・・★・・・★・・・★

El pueblo RavenWood, es un sitio muy visitado por los turistas en vacaciones. A pesar de ser un pueblo pequeño, de 7227 habitantes y pocas atracciones creativas, su ubicación en medio de la naturaleza es el punto de atención para muchos. Un destino que parece tranquilo, perfecto para escapar de la cuidad y el bullicio unos días.

Aunque sus habitantes no piensan igual. Y eso se debe, que conocen perfectamente el gran secreto que este pueblo alberga. Porque hasta lo más bello, tiene su lado oscuro. Y el pueblo RavenWood, contiene uno muy grande escondido por años.

Nunca se supo porque se mantuvo el silencio, pero la población prefiero guardar el secreto y fingir que nada extraño sucede en el bosque. Quizás por miedo, o por falta de testigos. Con el tiempo comenzaron a evitarlo, escondiéndose en sus casas cuando el atardecer cae, creando costumbres entre sus familias y amigos.

¿De qué se trata?, ¿De dónde viene?, ¿Por qué provoca tanto miedo? Preguntas que todos prefirieron apartar, porque a veces es más fácil correr la mirada que afrontar el riesgo.

Todos, excepto una niña. Que, aunque buscaban mantener lejos del bosque, algo siempre la volvía atraer a él. Algo más poderoso de lo que nuestro entendimiento puede comprender. Así que, esa tarde normal como siempre, esa pequeña andaba sobre su bicicleta por las solitarias calles del pueblo.

El atardecer se desplazaba en el horizonte. Su prima le había dicho que debían regresar, pero ella quería quedarse un poco más. Se consideraba a sí misma, como una pequeña curiosa, aunque muchas veces eso la llevaba a salirse de las reglas.

—De verdad debemos volver, o mamá y la tía se molestarán. —su prima, Lara, busca seguirle el paso.

—Hagamos una carrera y regresamos. — le propuso de todas formas, sintiendo por dentro esa necesidad de quedarse un poco más — La primera que llegue a la otra esquina gana.

Era cotidiano en ellas hacer competencias, y sabía que Lara nunca se negaría a una. Ambas se detuvieron en la misma línea de salida, con una sonrisa retadora. Era cierto que no tenían permitido quedarse en las calles una vez en el atardecer caiga, pero en ese día en especial, una atracción casi magnética arrastraba a la niña hacía el bosque. Casi sin darse cuenta.

—Una sola y regresamos. — impone con ese aire de autoridad que muchas veces le toca usar. Ya que, a pesar de tener la misma edad, suele ser la más responsable.

—Va. — respondió ella, comenzando la carrera sin aviso previo.

—¡Tramposa! — exclamo su prima, al quedarse atrás.

Ambas bicicletas rosadas comenzaron la carrera, y aunque una había hecho trampa saliendo antes de tiempo. La otra pudo alcanzarla fácilmente, debido a que una situación extraña atrapó la atención de esa niña tan curiosa.

En medio de la carrera, una brisa soplo entre las copas de los árboles. Un escalofrió le recorrió el cuerpo, y sus pies se detuvieron de golpe. Algo fuera de lo normal había pasado, ella lo supo. Se quedó varada en medio de la acera, en el momento que un murmullo pareció bailar cerca suyo. Tan íntimo, como un suave llamado.

—Samantha.

Volteo su mirada al bosque. Una voz femenina la había llamado, pero no era conocida para ella. ¿Entonces por qué sabía su nombre? Decidió dejar del juego, para asomarse al comienzo del bosque. De donde previno ese murmullo, entonces una nueva brisa sacudió su cabello y entre los arbustos encontró una especie de neblina desplazarse desde el suelo hasta la altura de sus tobillos.

El secreto de la Luna (COMPLETA)Where stories live. Discover now