Capítulo 102: sexto año: tartas de carne picada

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— De verdad — Remus asintió, seriamente, agradecido de no tener que mentir.

— ¿Es por la misma razón por la que no eres prefecto?

— ...Sí. — Ok, eso era mentira, pero ¿A quién le afectaba?

— Wow, esta bién. — Christopher arqueó las cejas y Remus no estaba seguro de si estaba impresionado o algo preocupado.

— ¡Moonyyyyy! — La voz de Sirius gimió por las escaleras desde los dormitorios de los chicos — James me está lanzando bolas de nieve, ¡Dile que pare!

Remus se rió y comenzó a levantarse.

— ¿Bolas de nieve? — Christopher dijo con ironía: —¿En tu habitación?

— Abren la ventana y la raspan del techo.

— ¡Ayúdanos, Moony! — Peter gritó: — ¡Necesitamos refuerzos!

— No puedo creer que seas amigo de ese grupo — dijo Christopher, con una pizca de indignación — Son tan inmaduros.

— Yo también lo soy — Remus se encogió de hombros, arremangándose y levantándose — ¡Ya voy, muchachos! — Gritó con toda su voz, marchando hacia la escalera.

...

Domingo 19 de Diciembre de 1976

Ese año el invierno fue muy frío y la nieve comenzó a caer antes de tiempo sobre el castillo. Los merodeadores usaron esto para su propio beneficio. James perfeccionó un hechizo que permitió que las armaduras que se alineaban en la mayoría de los pasillos de las aulas escupieran bolas de nieve de sus visores a varios intervalos. A Remus le gustaba el frío, o tal vez simplemente le gustaba abrigarse y sentarse junto al fuego. En el invierno, al menos, nadie le preguntaba por qué usaba mangas largas todo el tiempo.

Y estaba emocionado, tal vez más emocionado que nunca por las vacaciones de Navidad. Le encantaba ver a los Potter, le encantaba su casa y su pueblo, y ser testigo de una familia adecuada una vez al año. Pero estar a solas con Sirius durante una semana entera; eso era algo que nunca hubiera imaginado que sucediera, ni siquiera dos meses antes.

Caminaron con James y Peter hasta el borde del terreno, hasta donde Remus podía llegar.

— ¿Estás seguro? — James preguntó por última vez: — Ferox nunca dijo que no se te permitiera, y a mamá y papá, sinceramente, no les importaría en absoluto...

— El año que viene, con suerte — Remus se encogió de hombros — Puede que todo haya terminado para entonces. Y no podría vivir conmigo mismo si algo le sucediera a tu familia por mi culpa.

— ¿Black? ¿De verdad vas a decir que no a los pasteles de carne picada de mamá?

— Ah, pero no lo estoy haciendo, mi querido Prongs — Sirius sonrió desde detrás de su bufanda roja y dorada — Ella me envió algunos por adelantado, a primera hora de esta mañana. Tengo una lata entera llena.

— Arruinaste mis planes, otra vez — sonrió James. Abrazó a Sirius, y luego a Remus, quien estaba sorprendido por eso. No podía recordar si alguna vez se habían abrazado antes.

— Vamos, sube al tren, ¿eh? — Sirius le dio un puñetazo en el hombro — Tendrás a Evans solo para ti...

James le guiñó un ojo, luego se apresuró a alejarse, Pete corriendo detrás de él, saludando a Remus y Sirius. Los dos muchachos se quedaron atrás un rato más, mirando a los estudiantes con capas negras caminar penosamente por la nieve blanca y pura, todos hablando alegremente sobre sus planes para las vacaciones, los regalos que esperaban con ansias y su entusiasmo por ver a sus familias.

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now