Capítulo 14 | A medianoche

47 5 10
                                    

El timbre suena, y puedo percibir a Liz pegando un salto en su sitio. Han pasado diez minutos desde que entregaron las notas de los exámenes y no ha despegado su vista de la hoja. Cuando le entrega de vuelta el examen al profesor, soy capaz de ver un C+ en él. Es el tercer C que ha obtenido hoy.

Liam es el primero en cruzar la puerta de la clase y yo le sigo con lentitud pues estoy esperando a Liz, que se mueve sin energías.

—Oye —comienzo a hablar una vez estamos los tres reunidos en el pasillo—. ¿Os apetece comer fuera? Nos vendría bien un poco de aire fresco.

A Liz le vendría bien.

Liam entiende mis intenciones y asiente con calma, aunque puedo notar que está preocupado por su hermana. Él, tal y como había dicho su madre, había obtenido todo A+. Yo he sido más de Bs. Pero para mí era más que suficiente, ya que tampoco sabía bien a qué universidad ir. Para las opciones básicas de carreras como literatura, enseñanza o idiomas; no requería de mucha nota. Por no hablar de que al venir de una familia adinerada y con todo un ahorro desde mi adopción, tenía hasta para ingresar en una privada.

—Voy al baño primero —avisa con una sonrisa débil que la transforma de inmediato en otra persona.

El baño lo teníamos justo al otro pasillo. Ella camina con tanta prisa que llega antes que nosotros. Al estar enfrente de la puerta, apoyo mi espalda —con la mochila colgada en ella— en la pared. Liam se cruza de brazos soltando aire por la boca.

—¿Por qué le afecta tanto sus notas? —pregunto rompiendo el silencio entre nosotros.

Liam alza una ceja en mi dirección, como si fuera estúpido. Eso me hace arrugar el entrecejo con confusión.

—Cenaste el otro día en nuestra casa. ¿Acaso no te has dado cuenta de la perfección exigida en nuestra familia?

Cierro la boca de inmediato, bajando la cabeza pero sin apartar la mirada de él. Su padre se veía muy imponente, y su madre...Había algo en ella que no me sintió bien. Me recordó a la voz. Como si lo suyo fueran solo órdenes y no comunicación.

—A mí me es fácil —continúa sin ganas—. Odio decirlo, pero me tienen de favorito.

—No entiendo —digo tras unos segundos de pausa—. ¿La tratan diferente por no ser perfecta?

Liam sonríe con aliento, como si el tema fuera mucho peor que aquello.

—Keith, de esto si te habrás dado cuenta...Pero lógicamente, Liz es mucho más lista de lo que figura en sus notas.

—¿Y por qué le cuesta...?

—Tengo un diagnóstico de altas capacidades desde pequeño. Superdotado —agrega para que lo entienda—. Mis padres no sabían de perfección, hasta que existí yo y muchas cosas se me dieron más fáciles. Un superdotado para ellos ahora mismo es como "las cosas que deberían ser". Vergonzoso, pero no hay manera de que entiendan que... Yo soy la luna y Liz el sol. Brillamos de distintas maneras.

Sus palabras me dejan callado, sintiendo cada una de ellas como si fuera sobre mí. La pena se cierne sobre mis hombros y unas inmensas ganas de cambiarlo todo me invaden, aunque sepa perfectamente que no está en mis manos. Es la sensación exacta que me da cada vez que escucho pensamientos que me roban el aliento. Acabé con el tiempo desarrollando cierto vínculo con quien sea que le haya escuchado sus penas, sus sentimientos, sus ideas, su sufrimiento. Se me hace tan cercano, que en más de una ocasión he llorado por oír "x" cosas de otros. No he logrado desarrollar ninguna inmunidad emocional frente a ello, desgraciadamente.

Y no sé si algún día me veré forzado a ello.

—Disculpad, sé que he tardado mucho. —La voz carente de vida de Liz aparece ante nosotros.

MENTES DE LUZ © ( MENTES #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora