Prologo

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Hola, este soy yo, un chico joven de buena edad. Supuestamente con mucha energía y ganas de salir adelante. La verdad es que me faltan dedos de las manos para enumerar las veces que he considerado la idea de huir de este mundo, de abandonar a todos para sumirme en la negrura del vacío de la muerte, y así, evitar que todas las cosas que estoy a punto de confesarte estén persiguiéndome hasta mi vejez, pero el miedo es fuerte... ¿Y que si al final hay vida después de la muerte?, no puedo arriesgarme a dejar que todo eso me persiga aún después de morir, y por eso, prefiero seguir ignorándolo todo mientras tenga raciocinio propio.

Y ya sé que estoy demasiado joven para estresarme, yo sé que todavía me falta mucho por vivir. Toda esa mierda que los adultos repiten cada que ven a un joven sin saber que hacer pensando que así van a ayudar, toda esa mierda ya la escuche durante 15 años, y cada que la escuchaba saliendo de los labios de mi madre me invadían las ganas de arrancarle la lengua para callarla y poder gritarle todo aquello que, de otra forma que no fuera el odio, jamás saldría de las lagunas mentales que recorrían mi materia gris. No puedo decir que mi vida ha sido imposible de vivir, pues por algo sigo aquí (aparte de mi miedo a la muerte), me persiguen esos vastos recuerdos de unas fantasías tan pútridas que el solo hecho de pensar en ellas podría causarle escalofríos a cualquiera, y también vivencias durante mi niñez y adolescencia que a día de hoy se podría considerar tortura infantil, ¿pero que más da?. Al final todos en este mundo estamos enfermos de algún modo y nadie en este planeta es un santo, por lo que poco o nada me avergüenzo de los pensamientos turbios que pueda llegar a procrear mi cerebro al divagar.

Dicho esto, te doy la bienvenida a la representación más cercana de aquello que podría llamar "Lo más recóndito de mi cabeza", te pido trates de ponerte en mis zapatos, pues no es fácil sentir un desapego absoluto a todo aquello que suelen llamar emociones y valores humanos, sentir que todo es absurdo y, constantemente, tener pensamientos que traten de empujarte a cometer los actos más crueles posibles con la mayor tranquilidad del mundo y sin la capacidad de sentir ningún tipo de arrepentimiento al hacerlo.

Sé que puedes pensar que soy un enfermo mental (y ciertamente lo soy), pero, a pesar de serlo jamás he cometido ningún acto de dicha índole. Tal vez por falta de oportunidad o por mi propio auto-control, sé que cometer tales actos podría traerme serios problemas con la ley y con mi entorno, aunque sinceramente todo aquello que la gente pudiese llegar a pensar de mi ni me viene ni me va, no me molesta en lo absoluto, pero ciertamente tampoco quiero que la ley me arrebate mi libertad por dar rienda suelta a mis oscuros impulsos.

CONFESIONES DE UN PSICOPATA CAMUFLADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora