Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.
━━━━━━━━━━━━
Apretó los parpados y se aguantó de soltar un golpe seco a quién sea que la molestara, y más si era para predicar la palabra de Dios, Dios se puede ir bien a la mierda, ese idiota se reía en el pedestal que le hacen de su vida, mandaba desgracias al mundo solo para que, al final, él sea el bueno.
─ Si me viene a predicar la palabra de Dios puede tomar su texto y ─ salió de la calidez y volteó a mirar, y enseguida su cara y voz tomaron otro rumbo ─. Recitarlo las veces que quiera, tengo la vida entera para usted.
─ No se trata de eso, quisiera de hablarle de una gran oportunidad que le va a cambiar su vida ─ alzó una ceja, de todas las experiencias con hombres extraños esta era la más rara, no tenía cara de borracho, drogadicto o signos de maldad, al contrario. Vestía con esmoquin gris y portaba un maletín, era más como un abogado o un creyente dispuesto a tenerte toda la noche hablando de como debes aceptar a Dios en tu corazón, pero carajo, si debía estar toda la noche oyendo sobre una religión solo para seguir viendo su cara, lo haría ─. Señorita ¿Quiere usted jugar un juego conmigo?
¿Un juego con él? Sí, sí quería, por ese tipo jugaba lo que quiera.
─ Sí, por qué no ─ muchas situaciones acabarían mal, si mañana avisarían que está desaparecida, a nadie le iba a importar de todos modos y tal vez su hijo estaría en mejores manos ─ ¿Es alguna especie de nueva táctica para secuestrar personas?
No respondió, solo abrió el maletín descubriendo que, dentro había dos cuadrados, uno rojo y uno azul, dinero, y lápices con una pequeña libreta.
─ Señorita ¿Ha jugado ddakji cierto? ─ no, nunca ha jugado, solo visto a personas jugar. No debías tener mucha inteligencia, solo debes tener dos sobres, uno en la mano y otro en el suelo, lanzas el que tienes en la mano al del suelo, si logras voltearlo ganas ─. Juegue ddakji conmigo, cada vez cada vez que gane le daré cien mil wones ¿Le parece?
─ ¿Y el truco está...?
─ No hay truco, y cada vez que yo gane debe darme cien mil wones. Dejaré que usted empiece primero ─ que caballeroso, se dijo. Se inclinó a ella con los sobres en alto. Apretó sus labios y volvió a reconsiderar, si era una estafa, una trampa, no tenía miedo en golpear a un hombre más alto y fuerte que ella.
─ Si me va a engañar, píenselo dos veces ─ advirtió, curvó sus labios poniéndola nerviosa.
─ ¿Qué color le gusta más? ─ los dos eran sus favoritos, intercaló su mirada de la roja a la azul y de vez en cuando al adonis enfrente. Extendió su mano directa al rojo, se detuvo, volvió a pensar, terminó tomando el azul.
