Capítulo 1

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Escuchaba los gritos de jóvenes en el patio de la preparatoria, era un gran alboroto, pareciera que le echaban ánimos a una persona en específico. Dejó su violín de lado para poder asomarse por la ventana de su salón, -estaba en el segundo piso-, veía una cantidad de alumnos formados en un círculo, pudo visualizar una cabellera azabache con mechones verdosos.

Ahora sabía de quién se trataba.

Guardó su violín en el estuche para poder salir de su clase de música, claramente todos iban a seguirlo para ver cómo iba la pelea de aquel chico con otro un poco más grande.

— ¡Alto, alto, alto!- Gritó un profesor, acercándose para alejar a los jóvenes.— ¡Los dos a dirección! ¡Ahora!

Aquel chico de cabello bicolor chasqueó la lengua para zafarse del agarre del docente, limpiando la sangre de su nariz y labio. Dolía su ceja, ya que el contrincante le había hecho una herida.

Venti lo siguió, ambos en silencio, sintiendo las miradas de todos mientras se encaminaban a dirección, siendo cuidados por el docente para que no volvieran a golpearse.

—Te espero.— Comentó el joven de trenzas, sonriéndole con carisma.

—Bien.— Siempre tan cortante el pequeño Xiao.

Se sentó en la silla que se encontraba a las afueras de la dirección, dejando su mochila de un lado y el estuche con su violín en el otro lado contrario. Veía sus pies, los movía levemente mientras esperaba al chico, estaba preocupado por sus heridas, no era la primera vez que se metía en ese tipo de peleas.

Xiao no era nada tolerante, siempre iba con cara de pocos amigos por todos los pasillos, nadie le hablaba, nadie era capaz de sentarse a su lado, su aura era oscura y nadie se sentía cómodo a su lado, excepto Venti.

Un rayo de sol andante y lleno de alegría, fácilmente podía dar sobredosis de dulzura con una pequeña sonrisa.

Escuchó la puerta abrirse, dando un pequeño brinco para levantarse, sonriéndole con gran alegría a ese chico de aura oscura y pesimista, sólo lo abrazó con dulzura, escuchando sus quejas al estar adolorido.

—Ven, te curaré esas heridas.— Comentó mientras le sonreía, viendo que asentía en silencio.

Tomó sus pertenencias para encaminarse a un salón que nadie utilizaba, siempre traía un botiquín de emergencia en su mochila, especialmente para Xiao.

Lo sentó en una silla, alistando todo para comenzar a limpiar la sangre seca de sus heridas, colocando ungüentos especiales en sus moretones que comenzaban a verse, riendo por lo bajo al escuchar sus quejas ante el alcohol en sus heridas abiertas.

Al terminar, le colocó banditas con diseños muy aniñados, muy tiernos, sonriendo levemente.

—¿Tienes hambre? Podemos ir a comer.— Comentó mientras guardaba todo en la mochila.— Podemos comer... unas alitas o te hago tofú con almendras, sé que amas esa comida.

—Mejor vayamos a comprar comida. No quiero que malgastes tanto.— Finalmente habló, mirándolo con seriedad.

Xiao siempre se preguntaba el por qué Venti era así, el por qué siempre le daba la mano, el por qué siempre le sonreía y siempre le daba los buenos días. Era un chico muy extraño, pero su energía y alegría no le fastidiaban, se acostumbró desde el primer día.

Era todo lo bueno de este mundo.

Salieron de las instalaciones para dirigirse a la estación del metro, Xiao sacó sus auriculares para poder tranquilizar su mente con un poco de música, el chico de trenzas también había sacado los suyos, así que no se sentía mal después de todo.

Reconfortante melodía. »Xiao x Venti.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن