Parte uno.

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Revisando los papeles de mi despacho antes del acto, me di cuenta de que esto era difícil de hacer. Iba a ir a esa boda e interrumpir todo para matar a Alex, un sospechoso traficante, muy importante para algunas bandas que están metidas en esto. Tengo una profunda historia con él. Él me arrebató gran parte de mi dinero ilegalmente, además de el apoyo de algunas personas. Quiero matarle y ahora, robarle todo lo que le queda.

Pero hay una dificultad. Heather es su prometida, y obviamente estará allí en la boda. Probablemente, matarle delante de toda esa gente sea extravagante y se arme un lío, pero necesito matar dos pájaros de un tiro. Llevo un tiempo trabajando en destapar a Heather, y no sé si ella lo sabe. Sospecho que ella es la jefa de una organización muy importante de investigación y detectives. Es básicamente mi enemiga. Yo he cometido grandes delitos. Y probablemente ella me esté buscando.

Heather se ha casado con Alex porque todo forma parte de una investigación. Descubrí esa información gracias a mis contactos. Ella busca destaparle y hacerle pagar por todos los delitos que cometió, así que para poder verlo débil y vulnerable, mantiene una falsa relación con él.

Salí de mi despacho y cogí mi pistola del recibidor. En cuanto puse un pie en la calle, me dirigí a mi coche. Conduje hasta la iglesia donde me comunicaron que la boda se celebraba. Allí iban a haber muchas personas, pero eso no importaba. Si estaba en lo cierto, y Heather era la jefa oculta de la MODOP (Mayor organización de detectives oficial del país), reaccionaría de cualquier manera menos asustándose. Eso también me llevaría a descubrir algunos trapos sucios de aquella organización, ya que están muy bien ocultos y probablemente hayan cometido cosas ilegales.

En cuánto el coche llegó a la iglesia donde celebraban la boda, bajé y caminé hacia las puertas con decisión. Preparé mi pistola, la cuál estaba escondida en uno de mis bolsillos. Cuanto más me acercaba, más aplausos podía oír. Supuse que era el momento del beso. Llegué a las puertas. Llegó el momento.

Abrí las puertas de la iglesia y todo el mundo se giró hacia mí. Alex, desde el altar junto a Heather, en cuánto me vio hacer un rápido movimiento con el brazo su cara se pintó de terror por completo. Saqué la pistola y le apunté.

Todo el mundo chillaba aterrorizado, así que en un grito dije "¡Callaros!" y así lo hicieron. Se comenzaron a escuchar sirenas acercándose en el exterior, así que tenía que darme prisa. No lo pensé más y, le disparé. Su cuerpo caía rendido mientras Heather mantenía un semblante serio. No se podían leer sus emociones por ninguna de sus expresiones, tan sólo miraba a Alex caer con un disparo en el pecho, retorciéndose de dolor. Y en cuánto detecté que comenzaba a mover su brazo, acercándolo a su ramo de flores, lo entendí todo. Era ella.

El cura, sorprendido, se arrodilló ante Alex, intentando taponar la gran herida que acababa de causarle, pero pude ver que sus intentos eran inútiles. Alex derramaba más y más sangre, manchando a su vez el altar.

De un momento a otro, Heather arrancó el mango del ramo y sacó una pistola. Mientras me miraba a la cara, me apuntaba, muy decidida, con el arma que mantenía guardada en su ramo. Si no la mataba y salía corriendo de allí, la policía que se acercaba me cogería, o peor, ella me mataría a mí.

Blood ringsWhere stories live. Discover now