Capítulo 10

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(Editado)


La puerta de la habitación se abrió y se cerró de nuevo.

Jiang Suizhou se había ido.

Gu Chang Yun volvió lentamente a sentarse junto a Xu Du y tomó su propia taza de té.

"Aún es temprano, ¿jugamos una partida de ajedrez antes de volver?" Sopló sobre las hojas que flotaban en el agua y dijo con pereza.

Xu Du no dijo nada.

Gu Chang Yun levantó los ojos y vio que Xu Du lo miraba.

Los dos habían trabajado juntos durante mucho tiempo, y con una sola mirada, Gu Chang Yun comprendió lo que estaba pensando.

Bebió el té y se rió entre dientes.

Xu Du abrió la boca y dijo: "Tú también puedes verlo". No era una pregunta, sino una declaración.

Esa persona, aunque claramente era el Rey, definitivamente no era el Rey. (*Tengo miedo)

La vida de ambos estaba ligada a la del Rey, por lo que este nunca se preocupó de que se rebelaran, y mucho menos de que tuvieran que fingir delante de él... y nunca los trató con tanta tranquilidad.

Especialmente cuando Pang Shao se llevó las cosas que tenía, estaba demasiado tranquilo.

Y con respecto a Huo Wujiao...

El emperador había concedido el matrimonio por decreto, y el Rey lo odiaba enormemente aunque nunca lo había visto. El Rey trasladó todo su odio hacia Pang Shao y el emperador a Huo Wujiao, odiando que no pudiera hacerlo morir como a esos espías, que fueron arrastrados a una fosa común en su palacio.

Después de todo, para el Rey, Huo Wujiao era un símbolo de la humillación desenfrenada del emperador. La estadía de Huo Wujiao en su casa significaba que estaba siendo pisoteado por la basura que siempre había despreciado.

Por lo tanto, Xu Du pudo saber de un vistazo que la propuesta de Gu Chang Yun fue una prueba.

Gu Chang Yun dejó su taza de té.

"¿Qué se puede decir? El que vino hace un momento, ¿no era el Rey?"

Habló con un tono enérgico, y mientras hablaba, sacó un tablero de ajedrez y dos cestas de fichas, una negra y otra blanca, de debajo de la mesa donde estaba sentado, una de ellas fue colocada frente a Xu Du.

"De todos modos, la vida de toda mi familia está en manos del Rey". Gu Chang Yun habló mientras organizaba lenta y metódicamente las piezas de ajedrez.

"Mientras obedezcamos las órdenes del Rey, nada más tiene que preocuparnos, ¿verdad?"

Con eso, dejó caer una pieza en el tablero y levantó los ojos para mirar a Xu Du.

Aquellos ojos exquisitos y delicados, fríos hasta el fondo, brillaban con un poco de emoción.

-

Jiang Suizhou fue engañado por esos dos, y después de sopesar los pros y los contras, fue a la residencia de Huo Wujiao.

Después de todo, esas espías enviadas como concubinas no sólo eran imposibles de matar, sino que cuanto más se las mataba, más sospechas despertaban. Además, era un hombre moderno y no podía matar a todos.

Ahora... sólo sería posible con la ayuda de Huo Wujiao.

En el camino, Jiang Suizhou estaba extremadamente molesto.

Lo primero que tenia que hacer era tener una buena idea de en qué se estaba metiendo.

Se odiaba a sí mismo por haber dicho demasiado.

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