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Harry arreglo los botones de su camisa y dejo que la criada le ayudara con el saco del traje, se veía elegante y discreto para seguir en luto en su primera aparición pública luego de la muerte su padre ¿Que mejor que en la boda de una prima lejana?

La hija mayor de Conde Payne contraía nupcias con un joven actor americano pese a las protestas de su padre.

Iba a ser una boda concurrida, política y mediática a la vista de la créeme de la nobleza británica, incluso la reina estaba invitada.

Iba a ser divertido porque estaba seguro que la atención iba a estar lejos de él.

Se dio una última mirada en el espejo para verificar los últimos detalles de su aspecto y bajo las escaleras del castillo directo a la salida.

Prefirió ignorar la presencia de la limusina que llevaba a su padre a todos lados y subió a su Lamborghini color negro. Amaba oír el rugido del motor cuando aceleraba.

Apretó los ojos debido a los flashes de las cámaras sobre su rostro e ingreso en silencio al salón donde se realizaba la ceremonia, por donde sea que miraba había paparazzis intentando coger una mejor fotografía de lo que sucedía en el lugar a lo que se sintió fastidiado.

Amaba su estilo de vida pero odiaba ser el centro de atención, aunque en esa ocasión el solo era un espectador más ya que la prioridad de aquellos parásitos era capturar a los novios y vender una jugosa exclusiva.

Tomó asiento cuando vio su nombre escrito y suspiro. Era un pariente lejano pero aún así estaba junto a los familiares de la novia. Incluso su madre estaba ahí sonriendo junto a su esposo ¿número seis? Había perdido la cuenta cuando se había casado con el modelo de Calvin Klein que había sido el tercero.

- Te ves fastidiado. - Harry oyó una suave voz seguida por una risilla molesta y volteó a ver a la menor de las hijas del conde Payne, la impetuosa Eloise.

- Siempre estoy fastidiado.

- Lo se ¿Como estas?

- De maravilla ¿y tu? Sigues tan... pelirroja. - Fingio una sonrisa, aquel color de cabello estaba lejos de ser de su gusto y claramente le lastimaba la vista. Era demasiado rojo.

- Algo molesta. - Hizo un puchero y se cruzó de brazos.- No viniste a mi fiesta de cumpleaños.- Acarició unos mechas de su cabello tímidamente, a muchos le encantaba aquel rasgo de la realeza pero al duque al parecer no mucho.

- Pero envié un obsequio. - Harry se defendió. - Uno que según mi parecer iba perfectamente contigo.

- Eras mi único invitado y me diste un sombrero, en invierno. - Se quejó. Era el regalo menos personalizado que había recibido en su vida.

- Ire el año que viene. Lo prometo.

- Eso también lo prometiste el anterior.

- Estaba algo ocupado, me vuelvo a disculpar.

- Estabas en California sobre un yate. - Eloise le recriminó con descaro.

- Ocupado seguramente. - Le intentó dar una mirada para que acabara con el tema.

La muchacha tenía apenas 18 años o eso recordaba que salía escrito en la tarjeta de invitación que había recibido en invierno y parecía no tener límites, además de que le fastidiaba su notable apego con él desde que la había visto por primera vez hace ya 4 años atrás.

- Vas a tener que invitarme a bailar esta velada. Como compensación.

- Yo no bailó en bodas. Me es de mala suerte.

- ¿Que es lo peor que te puede pasar?

- Que mi acompañante coja el ramo y tener que casarme. - murmuró entre dientes.

- ¿Que?

- Nada. - Esta no lo había escuchado. - Si quieres puedo invitarte un par de tragos, cuando tengas la edad suficiente para beber legalmente.

- Aún faltan tres años.

- El tiempo pasa volando. - Suspiró.- ¿Como está tu padre? ¿Como está Liam?

- Destrozado, un americano en la familia, no creo que pueda vivir con tal deshonor.- Hizo una pose excesivamente dramática mientras que reía.- Aunque pudo haber sido peor, según Liam.

- ¿Peor?

- Un canadiense.

- No hay nada peor que los canadienses, con sus refinadas costumbres.

- Y cuando le diga a papá que está embarazada se va armar un lío.

- Diablos. - Harry alzó su ceja.- No deberías comentar eso, es privado y en oídos equivocados puede ser perjudicial.

- Esta bien, confió en ti.

- Pues no deberías. - Harry rodó los ojos, no le gustaba nada la confianza de la muchacha con él.- En nadie debes confiar Eloise. Sigue mi consejo y estarás mejor.- Aquella chiquilla era un gran dolor de cabeza para uno de sus mejores amigos, Liam. Amaba tanto a su hermana que no se daba cuenta que era una pesada.

- No es como si tu fueras una mala persona.

- Puedo serlo si es necesario.- Harry cogio un mechón de su rojizo cabello que se deslizaba por su rostro y lo jaló levemente.- Eres una buena niña, pero eres muy curiosa, eso claramente te terminará metiendo en problemas algún día.

- Papá no dejaría que me metiera en problemas, tampoco Liam.- Sonrío.- Ademas, claramente soy más consciente que mi hermana.

- No creas que el conde va a estar para cuidar de tus espaldas toda tu vida, y Liam está comprometido así que no esperes que tenga mucho tiempo para ti en el futuro.

- Tu también puedes cuidar de mi ¿No?

Harry le dio sólo una sonrisa a medias y miró hacia al frente cuando la música nupcial había comenzado a sonar.

Milagrosamente salvado por las campanas, literalmente.

Lo menos que quería en ese momento era ser el blanco de un enamoramiento de una jovencita muy ingenua y que no sabía darse cuenta cuando incomodaba al resto.

No podía lidiar con ella en ese momento.

- Se ve hermosa.

- ¿Que? - La escuchó susurrar y desvió su mirada de la novia a ella, le brillaban los ojos y parecía fascinada, tanto que juraba que sonreía de una manera radiante mucho más que la misma novia.

- Me alegra mucho que Katherine se case por amor. -Suspiro.- En nuestro mundo eso es mucho pedir.- Junto las manos sobre su pecho e inclinó levemente la cabeza hacia un costado dejando caer su larga melena en su hombro derecho mirándolo de una manera totalmente soñadora.- Quizás, algún día yo también lo haré, solo si soy la mitad de valiente que ella.

- Espero yo también serlo.- Harry suspiro.

Tenía que ser muy valiente para poder casarse.

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