—Vamos. —le respondo.

Nos separamos, o casi, pues cuando caminamos su brazo se mantiene encima de mis hombros.

—Pero, primero voy a cambiarme, ¿esta bien? —me pregunta.

—Claro, te espero aquí. —me suelta, antes de irse me dedica una sonrisa y yo me siento en una banca frente al paddock del equipo de mi hermano, a esperarlo.

[...]

27 de agosto, 2018.
Spa, Bélgica.

—Hola, Gaslyyy. —dice mi hermano alargando la segunda y última palabra.

¿Cómo abrió? La puerta estaba cerrada, según yo.

—Hola, Gaslyy. —digo de igual manera.
—¿Cómo entraste? —pregunto.

Pierre alza la mano y me deja ver una tarjeta similar a la mía.

—¿Tienes copia de la tarjeta de mi habitación? —pregunto otra vez.

—Sip. —responde riendo y acostándose en un lado mío.

—Y eso?

—Mucha pregunta. Mucha pregunta. —me dice, yo lo veo con los ojos entrecerrados negando.

—¿Me haces un favor? —pregunta con una sonrisa en los labios.

—Depende. ¿Qué tipo de favor? —pregunto antes de aceptar.

Nunca se sabe que cosas te pondrá Pierre Gasly en el camino.

—¿Podrías llevarle esto a Charles? La dejo ayer en... en... en la cafetería! cuando estábamos desayunando. —dice luego de pensársela.

—Que vergüenza, ve tú. —murmuro.

—Ve tu. Anda. —insiste.
—A ti te recibe mejor. —me da una sonrisa pícara mientras sube y baja sus cejas.

—¡Tu eres su mejor amigo! Ve. —le pido.

—Por favor, Gigi. —un puchero se forma en sus labios mientras me tiende la bandana azul cielo.

—Pero... Ugh, ya dámela. —casi obligada me levanto y tomo la bandana para llevársela.

—¿Cuál es su habitación? —le cuestiono antes de marcharme.

—La 204 en el piso de abajo. —me responde.

No digo más y me marcho con la tela azul en mis manos. Entro al elevador, el cual me lleva rápidamente al quinto piso, llego y busco el número 204 en las habitaciones, cuando doy con él me acerco despacio.

Doy dos golpes en la puerta y me alejo un poco para esperar que la puerta sea abierta. No pasa ni un minuto cuando la puerta ya se abre por la persona más inesperada.

—Hola. —saluda tratando de sonreír.

—Ah... hola... este... yo... mi hermano le manda esto a charles, dice que la olvido ayer. —me es inevitable no ponerme nerviosa cuando comienzo a hablar.

—No te preocupes. Yo se la doy, gracias. —me dice, mientras levemente toma la bandana de mis manos, cuyas cuando no tienen nada las alejo de inmediato.

—Gracias. —digo.

Luego ella simplemente asiente, se hace para atrás y cierra la puerta.

Voy a matar a Pierre.

¿Era tan necesario devolverle la banda a hoy?

¿Era tan necesario que yo fuera?

Hago el mismo recorrido que había hecho hace unos minutos, pero ahora en dirección a mi habitación.

I Never Forgot You | Charles LeclercWhere stories live. Discover now