Capítulo 2.

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Elliot abrió sus ojos y luego de parpadear un par de veces para acostumbrarse a la normalidad de la luz giró su cabeza a un costado, encontrándose con la espalda desnuda de Olivia que, cubierta en parte por las sábanas blancas de la cama dejaba ver aquellas pecas que adornaban cada porción de su piel provocando en ese hombre las ganas de acariciarla y dejar pequeños besos en cada una de ellas, volver a sentir esa piel que había rozado la suya incalculable cantidad de veces. Por la posición en la que se encontraban Elliot no podía ver el rostro de Olivia, pero por el sonido de la respiración tranquila que ella expulsaba notó que la mujer estaba profundamente dormida, y no era para menos, después de tener sexo al menos tres veces habían acabado agotados.

Mirando el reloj que se encontraba en su muñeca dedujo que había dormido cerca de dos horas y media, aunque aún seguía teniendo sueño, pero no quería dormir, la necesidad que invadía su cuerpo iba por otro lado, y todo se reducía a Olivia, la hermosa mujer castaña que, por un error de envío de un mail había citado en un café, y luego inevitablemente habían terminado en la cama teniendo el mejor sexo de sus vidas. Elliot sonrió al recordar cuando, más de una vez, la mujer había susurrado entre medio de gemidos lo bien que la estaba pasando y cuanto le gustaba cuando besaba su cuello o cuando mordía con suavidad y pasión su piel y aún más cuando entró en su interior provocando que Olivia tocará el cielo con las manos al igual que él.

Estirando su mano el hombre se permitió volver a acariciar la piel desnuda de la espalda femenina, dibujando garabatos y figuras abstractas, provocando que ella con una sonrisa se diera vuelta encontrándose Elliot con las pupilas color chocolate intenso de Olivia.

—Creí que todo había sido un sueño, pensé que al despertar no estarías aquí. —Susurró ella con la voz ronca, pero con una sonrisa dulce en su rostro. Elliot no podía dejar de observar la belleza que ella portaba.
—¿No te gusta que esté aquí? —Indagó Elliot acariciando la mejilla de Liv, dejando un cálido beso en la punta de su nariz— Si no te gusta puedo irme.
—Todo lo contrario, me encanta que estés aquí conmigo. —Susurró Olivia y él aprovechando el momento la besó tiernamente— ¿Dormiste bien?
—Sí, muy bien ¿Y tú?
—También, aunque...
—¿Aunque? —Él enarcó su ceja sin dejar de mirarla con una sonrisa en su rostro.
—Aunque tengo ganas de más, de mucho más.

La afirmación de Olivia fue acompañada por una sonrisa pícara, en rápidos movimientos se subió encima de Elliot y robándole un beso salvaje recorrió con sus manos el pecho masculino, mientras que él apoyando sus manos en la cintura desnuda femenina permitió que Olivia tomará el control de la situación e hiciera lo que quisiera. Acostándose sobre el pecho fornido la mujer besó con calidez los carnosos labios de Elliot, iniciando a partir de ahí un camino que iba desde su boca, pasaba por su mentón, continuaba hacia su pecho para finalizar en un punto más arriba que particularmente a ese hombre le encantaba, el cuello.

Elliot cerró los ojos disfrutando de las caricias pasionales que ella le estaba brindando, su piel volvía a encenderse otra vez, aumentando la temperatura con el paso de los segundos, por ende, cegado por la pasión que comenzaba a despertar en su interior se dio vuelta dejando a Olivia acostada en la cama y él cargando el peso de su cuerpo en sus codos. La unión de aquellas miradas fue el punto de inicio a una conexión desconocida, pero encantadora para ambos.

—Debo admitir que me vuelves loco.
—¿Ah sí?
—¿Crees que si no lo harías estaríamos aquí y así? —Indagó Elliot con una sonrisa pícara y ella respondió negando con su cabeza— Ahí tienes la respuesta.
—A mí también me vuelves loca.

Elliot podía confirmar eso con tan solo tocar el tesoro erótico de Olivia, con solo unos besos y unas caricias ella estaba completamente encendida y deseosa de más, de mucho más y él no podía negar que también la deseaba, incluso más de lo que había deseado a alguien en su vida, y aún no entendía por qué.

Las palabras quedaron en segundo plano, los besos y las caricias se volvieron protagonistas de un momento pasional donde ambos habían cedido cosas para lograr que el otro experimentará un placer único e inolvidable. Esta vez la penetración fue especial por las sensaciones que golpearon sus cuerpos en el momento que Elliot ingresó en el interior de Olivia, de una sola estocada. El grito que se escapó de los labios femeninos fue continuado de gemidos excitantes que se volvían una dulce melodía para él, incitándolo a moverse cada vez más fuerte con un solo objetivo, llevar a la mujer a tocar nuevamente el cielo con las manos.

Olivia rasguño hasta el cansancio la espalda de Elliot mientras sentía las pasionales penetraciones de ese hombre, todo era maravilloso, era sublime experimentar la sensación de que en algún momento iba a estallar de placer, y nadie iba a poder frenarlo, ella tampoco deseaba frenar esas sensaciones que acariciaban su cuerpo a la par de Elliot que se encargaba de regar con besos cada porción de piel hirviendo que sin remedio había sido marcada por ese desconocido que, en un momento de angustia le había enviado un mail equivocado.

—¡No pares por favor! —Gimió ella en su oído, arqueando su espalda.
—Te prometo que no lo haré, mi hermosa Olivia.

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¡Nuevo capítulo! Agradezco profundamente el hermoso recibimiento que le han dado a esta propuesta, de verdad es una caricia al alma tantos votos y los comentarios, siempre digo que nada de esto sería posible sin ustedes. ¡Espero que les guste! ❤

La carta || Bensler.Where stories live. Discover now