—Zhang Ting dijo que estabas en segundo año, ¿verdad? —Xiao Man condujo en dirección a su casa.

—Mm —respondió Qiu Yi. 

—¿Es difícil ir a clases y trabajar a la vez? —preguntó nuevamente Xiao Man. 

—Está bien, —Qiu Yi miró por la ventana— no es difícil. 

—Un estudiante que trabaja tan duro, ¿tu familia tiene algunos problemas? —Xiao Man giró su cabeza para mirarlo.

—Mm —Qiu Yi también se giró. 

—Si tienes alguna dificultad, solo dímelo, nuestra agencia ayudará en lo necesario a sus empleados —dijo Xiao Man. 

—Gracias Man-jie —Qiu Yi sonrió. 

—Eres un joven que no habla mucho —Xiao Man continuó mirándolo con interés. 

—Hace frío —Qiu Yi volvió a mirar por la ventana. 

Esta oración hizo reír a Xiao Man durante mucho tiempo, extendió la mano y le dio una palmada en la pierna: —Eres gracioso.

La casa de Qiu Yi estaba un poco lejos del restaurante, la entrada era un antiguo callejón, pero la ubicación era buena. Su padre ha estado esperando la demolición de este lugar, pero a pesar de que ya han pasado más de diez años no ha habido movimiento alguno. 

Cuando llegó a casa, el patio estaba muy tranquilo y las luces de varios hogares que lo rodeaban tenían sus luces apagadas. 

Sacó las llaves y abrió la puerta, las luces de la sala de estar de la casa también estaban apagadas, pero había una pequeña luz al costado de la puerta encendida y unos pocos rayos se revelaban débilmente debajo de la rendija de la habitación de su padre. 

Sin encender las luces, abrió suavemente la puerta de su padre y dijo en voz baja: —Estoy de vuelta. 

—Un poco antes de lo habitual —dijo su padre mientras estaba sentado en una silla de ruedas. 

—Qiu Yan ya está dormido, así que hay que hablar bajo —Qiu Yi entró al dormitorio y cerró la puerta—  Tú también debes ir a dormir, ¿quieres ir al baño?

—Ya fui —dijo su padre bajando la voz. 

—No me esperes todo el tiempo, sé que debo regresar siempre a casa —Qiu Yi empujó la silla de ruedas hacia la cama, y cuando tomó en sus brazos a su padre sintió el dolor en sus costillas, por lo que apretó los dientes. Después de recostar a su padre en su cama, frotó el lugar donde la rodilla de Bian Nan se estrelló. 

Después de cerrar la puerta de la habitación de su padre, Qiu Yi entró a su habitación y vio a Qiu Yan acostado sobre la almohada, con la luz que atravesaba la ventana y con la espalda descubierta fuera del edredón. 

Se acercó e inclinó y mirando el rostro de Qiu Yan. El pequeño tenía sus ojos cerrados, pero sus pestañas temblaban levemente.

—Sigue fingiendo —dijo Qiu Yi. 

Qiu Yan no se movió, con todavía los ojos cerrados y sus pestañas ahora temblaban intensamente. 

—La próxima vez tendré que asegurarme de que te duermas antes de las diez o no te despertarás correctamente mañana —dijo Qiu Yi

—Entonces, ¿podrías volver antes? —Qiu Yan abrió los ojos y dijo con agravio. 

—¿Ya no finges? —Qiu Yi se colocó en cuclillas junto a la cama— Si vuelvo antes, en el futuro no tendremos dinero y si nos quedamos sin dinero, ¿empujaras la silla de ruedas de papá por la calle y mendigaras por comida?

DOS LOBOS Y UN BOLLOOnde histórias criam vida. Descubra agora