Capítulo 95: Verano 1976: Charlas de Paz

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— No puedo creer que me haya perdido eso también. — Peter suspiró. — ¿Habían muchos muggles? ¿Cómo era?

— Vamos Pete — dijo James — Es de la casa de Moony de la que estás hablando.

— Está bien. — Dijo Remus.

— Apuesto a que es genial vivir con muchas otras personas de tu edad — dijo James de manera alentadora. Era el mayor dolor de James; haber crecido como hijo único.

— Es... — Remus buscó la palabra correcta. — Hay mucho ruido. ¿Entraste?

— Padfoot lo hizo, se arrastró debajo de un agujero en la cerca trasera.

— Sin embargo, no entré en el edificio. — Sirius dijo, rodando sobre hacia el frente. Los músculos de su espalda se movieron suavemente bajo su piel y Remus tuvo que luchar para no morderse el labio. — Una perra empezó a tirarme piedras.

— Matrona. — Confirmó Remus.

— Debía de ser ella — Sirius asintió, obviamente complacido por la atención — Si trata a la gente de la forma en que trata a los perros, entonces no te culpo por huir.

— No se trataba realmente de ella. — Remus dijo, intencionadamente.

— Es una suerte que Prongs y Padfoot te encontraran, ¿Eh Moony? — Peter sonrió, felizmente ignorante — ¡De lo contrario, estarías perdido en el Londres muggle!

— No estaba perdido. — Remus dijo, con frialdad, dejando su libro finalmente. — Yo estaba con un amigo.

— Pero James dijo...

— Dije que estaba en un departamento, Pete, no que estaba solo. Estaba con este tipo muggle, lo siento Remus, he olvidado su nombre...

— No nos dijo su nombre. — Dijo Sirius, de la nada. Remus se sentó y lo miró con los ojos entrecerrados. Sirius lo estaba mirando de una manera extraña, pero eso solo hizo que Remus se erizara.

— No. — Él respondió: — No lo hice. — Él se puso de pie. — Voy a entrar, hace demasiado calor.

James, que parecía haber comprendido que la conversación había dado un giro desagradable, también se levantó.

— Sí, tienes razón, Moony. ¿Entramos todos un rato? Y de paso tomamos algo y hacemos lo que mamá nos dijo. Volverá pronto.

La Sra. Potter se había ido por la tarde a hacer un recado y el Sr. Potter estaba en el trabajo. Gully estaba en alguna parte de la casa, por supuesto, pero nunca hacía notar su presencia a menos que lo llamaran. Los chicos estaban bastante solos.

— Me iré a casa si van a hacer las tareas del hogar — se quejó Peter, luchando por ponerse de pie — Puedo hacer las tareas del hogar en el mía.

— Anímate Wormy — James le dio una palmada en el hombro sudoroso — Hay tartas dulces en la cocina, puedes tomar la de mermelada si quieres.

Los cuatro caminaron de regreso por el césped quebradizo hacia la casa, deteniéndose en el cobertizo para que Sirius y James pudieran guardar sus escobas primero. Pete fue directamente a por su tarta, y Remus se quedó en el patio, entre todos, sintiéndose muy molesto y agitado. Se sentó en la pared baja de ladrillos de nuevo y escuchó las alegres bromas de Sirius y James desde el interior del cobertizo.

— Debería pulir el mango de nuevo antes de empacarlo...

— Maldita sea Prongs, ya lo pules dos veces al día.

— Se llama cuidar tu equipo, Black.

— Yo lo llamo frustración sexual.

— ¡Vete a la mierda!

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now