· T r e i n t a & S e i s ·

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ISABELLA: Más sola que unas castañuelas.

OLIVIA: Me tienes a mí.

ISABELLA: Pero muy lejos.

OLIVIA: Solo dos semanas más.

Echaba mucho de menos a mis amigas y a mi tía, aunque sospechaba que una parte de mi corazón se quedaría en Italia para siempre. Chiara y Angelo se habían convertido en mis amigos, no solo Jax. Y la Nonna, Gaia y Sofía.

Conocer gente nueva tenía sus partes buenas, las que más... pero debías soportar el peso de decir adiós.

Mi teléfono volvió a vibrar y pensé que sería Isabella con una nueva respuesta dramática, pero me equivocaba.

Era Jax.

JAX: Tengo la noche libre, ¿te apetecería cenar conmigo, piojosa?

Me quedé mirando el mensaje con los labios apretados y lo que probablemente era una expresión agria en la cara.

Después de que mi corazón sufriese el último tortazo tras escuchar a Jax decir que no tenía novias de nuevo, había estado evitándole.

No del todo, porque vivíamos en la misma casa... y porque seguía sin poder alejarme de él, decidiendo si merecía la pena continuar con lo que teníamos.

Al fin y al cabo, solo me quedaban unos días en Roma.

Mi teléfono volvió a vibrar.

JAX: Te estoy viendo en línea. ¿Estás ignorándome?

Mi expresión se relajó por unos segundos, dando paso a una pequeña sonrisa suave. Casi podía imaginarlo observando la pantalla con su ceño fruncido.

PIOJOSA: Puede.

JAX: ¿Qué puedo hacer para que aceptes?

Cuando no contesté pero me mantuve en línea, él volvió a escribir.

JAX: Te invito a una pizza. O lasaña. Lo qué prefieras 😉

Añadió un emoji guiñando el ojo, lo que me dejó pensando si era una invitación de verdad a cenar o con la mención de la lasaña se refería a volver a hacer... cosas.

Sabía que le importaba. Éramos amigos por encima de todo, pero no podía evitar pensar si en cierta parte solo accedía a acostarse conmigo por placer y nada más. Si eso sería más importante para él que nuestra amistad.

—¿Y esa cara de preocupación?

Bajé el teléfono móvil de delante del rostro para poder girarme hacia Chiara. No me había dado cuenta de que ya no dormía. En su lugar estaba apoyada en la toalla, mirándome con los ojos entrecerrados por el sol.

Volví a observar la pantalla, notando que Jax estaba otra vez escribiendo. Bloqueé el teléfono y lo guardé antes de que la tentación me ganase.

—Mis amigas —mentí—. Las echo de menos.

En realidad era una mentira a medias, porque sí que las extrañaba. Sin embargo no era eso lo que me preocupaba, y estaba bastante segura de que Chiara se había dado cuenta.

Ella asintió despacio y se incorporó un poco más sobre la toalla hasta quedar completamente sentada, a mi lado.

—Vuelves en dos semanas, ¿verdad? —Asentí y ella torció los labios hacia abajo—. Es una pena, te echaré de menos.

Eso me enterneció. Apenas nos conocíamos de un verano, y al principio lo cierto es que no pensé en ella como una amiga, sino todo lo contrario... pero me sorprendió su actitud y cercanía.

Una Perfecta Oportunidad © 30/03/2023 EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now