—Aquí está— Tendió frente suyo el teléfono que le habían dado, Sooyoung asiente con su cabeza y toma este teléfono que no era suyo

—Estaré en los pasillos de los de tu clase, por si necesitas algo— Avisó Sooyoung comenzando a caminar de lado contrario —Por cierto, vigila a Jungeun— Dijo antes que la dejaran desaparecer

Entonces Jinsoul volvió a quedar sola en medio del pasillo. Decidió que lo mejor era ver a Jungeun, así que dirigió su silla hacia la puerta de la habitación

Tocó de forma suave la puerta, no hubo ninguna respuesta, así que apoyó su cabeza en la madera esperando escuchar algo. Al otro lado sintió los sollozos de la rubia era lo único que podía escuchar. Volvió a tocar y nuevamente no hubo respuesta del otro lado

—Jungeun, soy yo, por favor déjame entrar— A ese punto ya sabía que era a propósito

—Solo abre— Jungeun finalmente respondió del otro lado con su voz rota

Sin decir nada más, abrió de la puerta para encontrarla tendida en su cama abrazando a la almohada, ocultando su rostro en ella. Se acercó lentamente después de cerrar la puerta, al llegar en frente de ella, esta estaba totalmente tapada

—Jungeun— Llamó a su nombre, a punto de romperse también —Oye, por favor. Déjame verte y abrazarte— Acercó su mano de forma insegura, tocando un poco la almohada

Jungeun no respondió, solo se aferró más a la cobija, no queriendo mostrarse. Jinsoul suspiró algo pesado al saber que no obtendría una respuesta muy fácil. Pero algo le decía que no es que Jungeun no la quiera ahí, si no que le daba algo de orgullo revelarse

—Jungeun—Esta vez quitó las cosas que la cubrían a la fuerza, entonces quedó de frente con el desconsolado rostro de la mencionada

Sus ojos estaban rojos y sus mejillas completamente mojadas. No sabía cómo animarla, quería quedarse a su lado todo lo que pueda, pero no sabía cuál era la forma de animarla en el sufrimiento

Decidió tomar su rostro entre sus manos, con sus pulgares limpió parte de sus lágrimas y la miró a los ojos, pero ella decidió cerrarlos con vergüenza

—Yo estoy contigo— Mencionó brindándole un abrazo, entonces Jungeun se acomodó para devolverle aquel abrazo

Se aferró con todo lo que podía a Jinsoul, llorando en su hombro. La pelinegra acarició su espalda con cariño, en una de sus orejas sentía los sollozos que daba aun mejor que antes. Eso le rompía el corazón más de lo que ya estaba

Estuvieron muchos minutos si es que no fue una hora en esa posición, Jungeun se iba calmando, pero su aura seguía en la penumbra. Jinsoul no se había separado en ningún momento de ella, no la dejó de acariciar, estaba completamente pegada a ella

Hasta que Jungeun prefirió recostarse de nuevo por comodidad, ahí continuó llorando un poco menos intenso. La pelinegra mantuvo moviendo su mano por su cabello y por su rostro, de esa forma le dejó cariño hasta que esta se durmió. La miró dormida un largo rato, hasta que prefirió que era mejor retirarse, sabía que estando dormida, iba a estar tranquila y nada le sucedería

Salió de la habitación, sintiendo un enorme vacío. No había nadie, miró hacia lo que era la habitación de Jiwoo, ya todo estaba vacío y lo estaban preparando para que lo ocupe otra persona. Ya no iba a llegar Jiwoo ahí

Pero en su mente, las imágenes de Jiwoo, Jungeun y ella estaban vivas, aún podía verse en ese lugar, hablando con las otras. Yendo a buscarla para jugar, saliendo o ir a dejarla. Podía recordar cuando la llamaban para salir o cuando esta salía de ahí sola. También podía recordar el momento que tomó su balón y se puso a jugar

Sin querer seguir reproduciendo eso en su cabeza, giró la silla hacia la pared, se recargó en ella para contenerse y cerrar sus ojos, tomando un respiro

—¿Por qué, Jiwoo?, ¿Por qué me hiciste tantas promesas sin poder cumplirlas?, ¿Qué pasó con la promesa de vernos todos los días por este mismo pasillo?, ¿Con quién voy a jugar?— Sin darse cuenta, hablando con ya la nada, comenzó a llorar, mirando hacia el suelo mientras su puño se apretaba en la pared —Pero ya no importan las tuyas, yo también rompí la mía— Entonces soltó todas las lágrimas que estuvo conteniendo

—¿Por qué, Jiwoo?, ¿Por qué me hiciste tantas promesas sin poder cumplirlas?, ¿Qué pasó con la promesa de vernos todos los días por este mismo pasillo?, ¿Con quién voy a jugar?— Sin darse cuenta, hablando con ya la nada, comenzó a llorar, mirando ...

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