31. Cabeza rota

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En lo que llevaba la noche, lo único bueno ha sido que Chris se cayera al lago. El resto era una tortura estar viendo a la rubia coquetearle a Hayes cosa que casi me dieran ganas de estrangularla y por equivocación estuve estrangulando a Brandon, Adam en cambio grababa la escena hasta que Sean nos separó.

Iba bien hasta que Brec se le ocurrió atormentarme durante la fogata y atreverse a casi. Casi. Besar a Hayes. Fue una buena pelea de garras.

Incluso me dejó con el labio abierto impidiendo que pudiera abrir la boca. Aunque me esforcé en hacerlo cuando tocaban la puerta de mi habitación.

–¿Qué quieres Aaron? —levanté la voz algo fuerte.

–Cariño, soy yo.

Con más razón no abriría.

–Vete.

Escuche su respiración pesada del otro lado de la puerta. Pensando que con eso se iría pero en la fina luz debajo de la puerta aún podía ver su sombra estando ahí.

–¿Puedes escucharme?

Me limité a quedarme callada y esperar a que se fuera.

–Agradecería si estuvieras cerca de la puerta y cuando estés ahí, házmelo saber, quiero decirte algo —mi orgullo era alto pero mi curiosidades mucho más grande.

Así que lentamente me acerqué a la puerta y me dejé caer haciéndole saber.

—¿Sabes algo? —comenzó a hablar suavemente y aunque no pudiera verme, negué. Mi silencio lo hizo seguir hablando.

–Eres hermosa ______, y no solo porque soy tu novio, lo digo porque es verdad. Eres perfecta, todo de ti es perfecto, hasta tus sentimientos, de tus pequeñas cicatrices hasta tus pequeños lunares, de tus hermosos ojos hasta tu pequeña nariz, tu cabello es tan suave, tu piel es tan delicada, de todos tus gestos tiernos hasta tus ataques de ira.

¿Qué intención tenía de decirme todo eso? Aunque no puedo negarlo, eso era lindo.

–Tus pequeños labios rosados y suaves es lo que más me gusta de ti, las chicas sencillas como tu son la cosa mas perfecta en el mundo, eres única, eres simpática, eres hermosa, tu eres un princesa. La única princesa que se ganó mi corazón en el momento en que la vi, la única princesa a la que me hizo creer en el amor a primera vista, eres la princesa a la que amo, y eso no lo cambiará.

Maldita sea, este tipo me va a matar de diabetes y mucha cursilería, aunque por mi otro lado de niña me hizo sonrojarme y sonreír grande aunque haciéndome jadear por el corte en mi labio.

–Apesar de los conflictos, aunque lleguemos a ese día en que ya no hablemos, yo siempre te pensare y estaré para ti pase lo que pase, siempre te voy a querer. ¿Entiendes eso? —había escuchado de alguna parte eso precioso comentario.

Y escucharlo decir de parte de él me hacía sentir un remolino en mi interior y a la vez un fuerte dolor de pecho. Esos dolores habían sido constantes que había dudado que algo me estaba pasando con mi salud.

No era nada más que un sentimiento desconocido y doloroso, no sabía que pasaba conmigo pero tenía que dejarlo pasar, no era algo tan grave.

Aquí lo grave es que estoy rompiéndome a pequeñas piezas cuando tengo a alguien que pueden reconstruirlas.

Por última vez sonreí y acerqué mis labios a una distancia prudente de la puerta: —. Te quiero Hayes —dejé salir de mis labios en un pequeño susurro dudando si había escuchado.

•Siempre te amaré || #1Where stories live. Discover now