Aniversario de Matrimonio II

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−Oye, que nadie te oiga decir eso −Entrecierro los ojos. Es mi amada madre de quien habla.

Me mira burlona y saludamos. El abuelo sonríe como si no diera crédito a sus ojos, me mira encantado, sonrío algo avergonzada, sólo por eso todo este esfuerzo ha valido la pena.

− ¡Dichosos los ojos que te ven! −Exclama sumamente sorprendido. Traigo el cabello recogido, vestido, tacones, collar, me faltan los guantes y me veré lo suficientemente estirada.

−Te ves hermosa Martina, ¡ese color te queda soberbio! −El único que me ha visto...

Se acerca y besa mi frente.

−Abuelo, tu siempre estas lindo −Digo enternecida− te ves como todo un príncipe.

−Lo soy −Bromea− Imaginarás como tu abuela quedó prendada de mí en un instante −Sonríe.

Se escucha una risotada aguda.

−Si... claro. −Se ríe la Sra. Florent− Yo estuve ahí − El abuelo pone cara de pocos amigos, lo miro burlona.

−No me extraña. ¡Pero de todas formas aún así más tarde renovarán votos! −Lo animo.

− ¡Es verdad! ¡Hoy confirmo y reafirmo mi amor eterno, compromiso y lealtad! −Dice firmemente. − ¿Y mi mujer?

−Ya arrancó del país −Dice mamá. −Nah, Noelle la está ayudando con todo, iré por ellas.

De seguro deben estar cotilleando, mejor dicho.

El abuelo se queda con su amiga de años y yo preparo mi mejor sonrisa para recibir a los invitados. Hay personas que se ven habitualmente en la mansión, otras que he visto en el hospital, en viajes, en celebraciones, en reuniones, comida, clubes de campo, otros que son familiares lejanos del abuelo que no se ven mucho, pero que, para mi desgracia, me ven como si fuese una impostora. Otros amigos de años de mis abuelos...

−Ánimo Martina, sonríe. −Dice Aida con una copa, rodeada de un grupo de cuatro rubias que liberan risitas tontas que deben ser de su familia− ...Aunque no sea lo tuyo.

La miro con los dientes apretados.

−Buenas tardes, hermosa jovencita− Un anciano algo encorvado, de barba rala y bastón como el abuelo captura mi atención -¿Imagino que usted es Martina Edwards? −Sonríe burlón después de una leve inclinación.

−Si −Digo en un hilo de voz sorprendida, no es su edad ni su forma de ser lo que llaman mi atención, son sus ojos... burlones, grises y profundos ... como los de...− ¡Bienvenido! −Doy un respingo y tomo su invitación. Todo parece marchar bien. −Adelante por favor −Me hago a un lado despejando el camino algo aturdida. Él es...

−Vamos Julio −Dice avanzando lentamente con un hombre nervioso detrás de él.

− ¡Señor Grant! ¡Por favor! −Gimotea− ¡Debe tener cuidado! ¡Si hubiésemos traído su silla!...

¡Es el abuelo de Ángela! ¡Por Dios es obvio! Abro la boca olvidando como debo comportarme. ¡Nunca lo había visto! ¿O sí?

−Nada de sillas, ¡debo ejercitar! ¡y hoy es un día importante! −Dice enérgico. Da una mirada digna y serena al camino, toma su bastón y avanza lentamente junto a un hombre de traje que lo mira bastante alerta.

Aida se adelanta y lo saluda con sumo respeto y fervor. Luego la cantidad de gente es sorprendente, si quiso pasar desapercibido no lo logró. Pero para mi sorpresa saluda tan alegre y acostumbrado a esto que debí haberlo imaginado...con la célebre persona que es. La cantidad de gente se disipa. Incluso para terror mío; sale mi madre a saludarlo. Intercambian un saludo afectuoso, un par de frases y lo acompaña para ingresar a casa. Camina suavemente y conversa con su guardia asegurándose de que todo esté bien.

Mi Pareja Perfecta IVWhere stories live. Discover now