—Akira —dice mamá, un tanto acalorada—, ¿puedes llevar el desayuno de tu padre al estudio?

—Por supuesto.

Coloco el desayuno en una bandeja y subo de nuevo las escaleras. El estudio es una pequeña habitación, donde sólo puede existir él con su escritorio, un sofá y un par de estanterías llenas de libros y pilas de documentos.

Siempre tengo que llamar a la puerta dos veces. A mi padre no le gusta ser interrumpido.

—Papá, el desayuno.

Silencio.

—Papá, te traje el desayuno.

Nada. Eso significa que puedo entrar y que mi padre se ha quedado dormido. Su cabeza y sus brazos descansan sobre lo que parece ser el reporte de las ventas de las últimas tres semanas. Mi padre es excelente en su trabajo. Y, además, hay otra cosa sobre el escritorio. Es un correo electrónico impreso, enviado por el mismísimo Kazuto Tokyo. Contiene sólo dos líneas como respuesta a una extensa explicación de mi padre acerca de las razones por las que quiere ir a Osaka con nosotros.


No hace falta que diga más, Matsuda.

Tome una semana y disfrute su viaje.


Dejo la bandeja sobre el escritorio y salgo del estudio sin perturbar el sueño de mi padre. Cuando vuelvo a la cocina, mi madre ya se ha sentado a la mesa.

—¿Papá despertó? —dice Touma.

—No. Supongo que ha trabajado toda la noche. Hoy es su turno de cocinar la cena, ¿no es así? —les digo tras haber tomado un sorbo de té—. Mamá, ¿quieres que me haga cargo?

Eso la llena de alivio.

—Hijo, no tienes idea de cuánto te lo agradezco. Hoy tengo tanto por hacer...

—Yo te ayudaré —se ofrece Touma—. Me haré cargo de la limpieza y mi hermano preparará la cena.

Mamá sonríe. Touma y yo somos un buen equipo... casi siempre.


~ ∞ ~


Mientras Touma lava los platos sucios, yo ayudo a mi madre a hacer la lista de las compras. Mamá se despide de nosotros para salir en el auto. Yo subo de nuevo a mi habitación para quitarme el pijama y prepararme para salir, pero cuando intento abrir las puertas del armario siento como si algo me obligara a retroceder. No hay nada bloqueando las puertas y aun así siento el deseo de verificarlo. El eco de la voz espectral vuelve a escucharse. Lo único que me ayuda a volver a la realidad es la alerta de un nuevo mensaje. Es Makoto.


¡Date prisa, idiota!


¡Mierda, casi lo olvido! La profesora Nagano tenía razón. La puntualidad no es lo mío.

Tardo casi diez minutos en estar listo. Salgo pitando de la casa, exclamando mientras me calzo los zapatos:

—¡Regreso más tarde!

Ni siquiera puedo escuchar la respuesta de Touma. Sólo me enfilo por la calle, hacia la parada de autobuses. En menos de cinco minutos ya estoy en camino. Es como si cada fin de semana una fuerza sobrenatural me arrastrara al arcade de Mozo Wonder City. Después de todo, es el único lugar actualmente donde se puede jugar en ese simulador de realidad virtual. Por una módica cantidad, puedes jugar al mejor juego de la historia y llevarte, además, la sensación de haber estado realmente dentro de él. Se trata de cápsulas para dos personas. La cápsula impide que lleguen los sonidos del exterior y lo único que puede escucharse es lo que pasa dentro. La música y los sonidos del juego se combinan con esas gafas de realidad virtual que puedes conectar con las de tu compañero. Y junto con los controles táctiles... ¡Es increíble! Es mucho mejor que pasar horas y horas frente a un ordenador.

REALM OF MYSTERYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora