Algo dentro de mí me grita que nada de esto tiene que ver conmigo, que hay algo más aparte del corazón roto que yo había provocado. Dos días atrás había estado entre mis brazos, había lanzado respuestas mordaces en mi contra y se había plantado sobre sus propios pies para hacerme saber que ella manejaba las riendas del juego. Un juego que yo había propuesto y que no debería haber empezado.
¿Por qué parecía tan apagada y triste ahora?

- Si hay algo que tengo bastante claro es que no mereces que nadie te lastime, y que yo no merezco tener tu amor después de haberte provocado tanto daño- empiezo a decir al ver que ella no habla- ¿Pero sabes qué pasa? Que estoy cansado de estar siempre pensando en lo que merezco, o lo que merece la gente, o lo que mereces tú. Porque en estos días sin ti me he dado cuenta de que soy lo suficientemente egoísta para que no me importe el hecho de que no te merezca, ¿sabes por qué?- ella negó con la cabeza lentamente, y ya veía las lágrimas descender lentamente por su mejilla- Porque pienso dejar de entrenar mi cuerpo y empezar a entrenar mi corazón cada día del resto de mi vida para ser el hombre que te mereces, Eda.

No lo pensé dos veces para romper el espacio que nos separa, y cuando la tengo frente a mí puedo sentir que el frío desaparece por completo. Eda emana un calor único y especial, uno que consigue calentar algo más que mi cuerpo.
En esta ocasión no retrocede, y eso suma puntos a mi favor. Quiero dejar claras mis verdaderas intensiones, hacer desaparecer de su cabeza la idea de que solo es un cuerpo en el que cobijarme, disculparme por haber tenido sexo con ella en ese vestuario porque ambos sabemos que no estuvo bien por razones éticas. Quizás ella no lo ha visto, pero indirectamente he sido yo quién maneja su corazón. No quiero eso, quiero que tome sus propias decisiones conmigo, que no se deje influenciar por mí.

- Lo que voy a decir ahora es lo que debería haber dicho el día en el que te alejé de mí- ella niega con la cabeza-
- Serkan, por favor- murmura-
- Te amo- sonrío, acariciando su mejilla- ¡Maldita sea! Te amo, Eda Yildiz- mi sonrisa crece hasta ocupar toda mi cara- Estoy enamorado de ti y es el sentimiento más abrumador, aterrador y maravilloso que he tenido en toda mi vida. ¡Te amo! Y poder decírtelo es...
- Serkan- sus ojos me miran con amor y tristeza-
- No quiero que me perdones, eso solo lo puedes decidir tú cuando te sientas lista para poder volver a confiar en mí- suspiro- Pero al menos permíteme intentar volver a ser alguien confiable, por favor.

Sin responder, Eda rodea mi cuello con sus manos y entierra su cabeza en mi pecho, sollozando y provocando un abrazo que parece devolverme el alma al cuerpo o quitarmela por completo. No la sentí así el día en el que rompimos, o la noche que me planté en su casa para intentar disculparme por primera vez. Era un tipo de tristeza totalmente diferente a la que estaba acostumbrado, o quizás solo era una imaginación mío y lloraba por las palabras que habían salido de mis labios. Acaricio su pelo con suavidad, susurrando palabras calmantes y repitiendo sin cesar lo mucho que la amo, quiero que quede clavado en lo más profundo de su mente.

Aunque no debería, puedo sentir la forma en que su cuerpo se adapta perfectamente al mío, e inspiro su aroma para notar como la droga de su perfume enloquece mis sentidos. Tenerla entre mis brazos es como estar haciendo una visita guiada por el cielo, y juro que nunca haré nada que pueda alejarla de nuevo.
Me separo un poco y tomo su rostro con ambas manos, sonriendo y viendo como ella me devuelve una sonrisa en medio de un mar de lágrimas.

- Eres preciosa- susurro- Y no hablo de tu rostro, hablo de ti. Eres tan hermosa que has conseguido que un hombre como yo se reencuentre consigo mismo. Porque el amor no cambia a las personas, solo saca todo lo bueno que tienen dentro de ellas. Aunque también eres preciosa físicamente.
- No mientas, tengo que estar horrible- se ríe, y niego con la cabeza-
- No volveré a mentirte, ni siquiera con esto. Si vuelvo a mentirte yo mismo me encargaré de alejarme de ti porque no mereces más mentiras. No merecemos seguir mintiéndonos.

A PRUEBA DE GOLPESWhere stories live. Discover now