A PRUEBA DE GOLPES

5. A ENTRENAR

La sonrisa no desaparece de mis labios mientras la miro fijamente. La realidad es que con Eda siempre me había mostrado tal y como soy, desde el primer momento, un hombre cansado del mundo, solitario y arisco. Sin embargo, ella sigue aquí, accediendo a dedicar una parte de su tiempo a pasarlo conmigo.

- ¿Quieres ver el amanecer conmigo?- la pregunta ilumina su rostro- Es algo que solía hacer con mi madre y mi hermana cuando éramos pequeños, desde entonces no he tenido el placer de ser acompañado por nadie más- incluso yo me sorprendo de haber mencionado algo de mi pasado-
- En ese caso, es todo un placer ver mi primer amanecer a tu lado.

Hablar con Eda es fácil, sencillo. Estoy seguro de que conseguiría sacar cada uno de mis secretos sin tan siquiera darse cuenta de ello, de momento ha conseguido que mencione a mi madre. No hablo de mi madre desde… hace cinco años. Desde el día de su muerte, y es agradable hacerlo con alguien que no conoce nada de lo sucedido, se hace fácil.

- Yo también tenía pequeñas cosas que solo hacía con mis padres- comienza a contar, colocando las manos entre sus piernas y balanceando éstas- Cada vez que visitaban alguna ciudad, mi padre siempre me traía una pequeña bola de nieve. No importaba la estación o el mes, él siempre hacía lo que estuviese en su mano para traerlas- la sonrisa que hay en sus labios es nostálgica-
- ¿Ya no hay bolas de nieve?- pregunto, intentando indagar en lo que sea que hay detrás de esas palabras-
- No, desde que tengo 8 años no- me mira, y ahora sus ojos brillan con tristeza- Murieron en un accidente de coche, en uno de esos viajes. Desde entonces no hay ni una sola bola de nieve. ¿Y sabes qué es lo más curioso? Que ese año me habían prometido una de Estambul, tengo de decenas de lugares pero no de mi ciudad.
- Lo siento mucho.

Ni siquiera lo pienso antes de colocar mi mano sobre la suya, que descansa sobre el frío pavimento. Mantengo la vista al frente pero puedo notar como ella observa la forma que tengo de girar la palma para entrelazar sus dedos con los míos y dar un suave apretón.
Así es como permanecemos hasta que el sol comienza a emerger desde el horizonte y tengo la certeza de que Eda estará embelesada ante ello. Solo entonces giro la cabeza para poder ver como sus ojos brillan y una pequeña sonrisa recubre su cara mientras los primeros rayos del sol se reflejan en su piel. Y contengo la respiración, porque antes de sentir el ligero apretón de su mano descubro que ella es el amanecer más hermoso que he observado alguna vez.

Eda:
MIÉRCOLES 20

Hoy no es el día que toca entrenar sobre el ring con Serkan, pero sí es el primer día que él volverá a ponerse al servicio de Engin, por lo tanto, una oportunidad que no puedo dejar de pasar.
Así que desde abajo veo como Engin lo hace realizar burpees cada vez que se equivoca en algún movimiento defensivo, o la forma en la que le grita y dice que de esa forma lo único que conseguirá es hacer el ridículo. El caso es que mi ahora, amigo de amaneceres, parece no querer quedarse callado ante las ordenes de quién se supone que está al mando.

- ¡Alza las manos!- grita Engin cuando Serkan recibe un pequeño golpe en la mandíbula- Si mantienes la baja guardia eres hombre muerto, encontrarán tu punto débil en cuestión de minutos y te harán papilla.
- Quizás tiene que ver con el hecho de que no me das ni un momento de descanso, no puedo tener ganas de mantener los brazos en alto después de 100 burpees, Engin- se queja este, haciendo un movimiento rápido a la derecha para esquivar otro golpe-
- Antes eras capaz de hacer eso y más, necesitas exigirte todo lo posible, ¿verdad, Eda?
- ¿Eh?- los miro a ambos, que siguen metidos en su pequeña pelea personal- Yo es que no entiendo demasiado, pero es ver a Serkan y darme fatiga, así que yo opto porque el descanso es saludable.
- Vale, ha quedado claro que la opinión de la mujer que está sucumbiendo a tus encantos, no cuenta- responde Engin con un bufido-
- ¡Oye, eso es mentira!- solo he descubierto que tiene un lado sensible que solo aparece antes de que salga el sol, tampoco es para tanto-