Tensión

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Abbacchio se encontraba en una especie de cuarto a oscuras, sentía frío y no recordaba cómo había llegado ahí. Se escuchaba una voz a lo lejos pero las palabras eran ininteligibles. Empezó a caminar despacio hasta que encontró una pared dónde apoyarse y desde ahí, comenzó a seguir su dirección.

La oscuridad le estaba agobiando, tanto que sentía la ansiedad emanar de su pecho. Las manos le temblaban y apenas sentía el tacto en sus dedos debido al frío que hacía.

- ¿Dónde cojones estoy? - se preguntaba a si mismo sin obtener respuesta. 

Comenzó a vislumbrar una luz a lo lejos y empezó a caminar cada vez más rápido para llegar a ella. Necesitaba entender qué estaba pasando.

Al acercarse más, observó que esa luz salía de un pequeño agujero, sin embargo, brillaba tanto que encandilaba. Se acercó aún más y miró qué había al otro lado.

Observó a un hombre de pelo corto, con un traje blanco de lunares negros tomarse un café. No podía verle la cara porque estaba de espaldas.

Comenzó a sentir paz nada más verlo, ¿quién era ese hombre? Tuvo la sensación de conocerle pero no sabía exactamente de qué. 

En ese momento, sintió el sonido del timbre. Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba soñando.

- No vuelvo a mezclar vino y whisky en mi vida - dijo poniéndose en pie lentamente mientras se estiraba.

Abrió la puerta de su apartamento y se encontró de frente con Fugo, uno de los pocos amigos que tenía. 

- No te veo buena cara, ¿eh? ¿Sabes qué hora es? - preguntó el chico de cabello rubio mientras entraba sin ni siquiera pedir permiso.

- Me importa una mierda, Fugo... ¿Qué cojones quieres? - respondió Leone mientras aguantaba las ganas de vomitar.

- Me preocupas, Leone, me comentaron que anoche te vieron tirado en la parada del bus porque no podías ni mantenerte en pie. No sé qué te pasa exactamente pero necesitas ayuda - las palabras del joven salían con total sinceridad de su boca.

Fugo conoció a Abbacchio hace ya algunos años, en esa época los dos soñaban con ser algo en la vida. Fugo estudiaba derecho y ahora mismo estaba a punto de acabar la carrera. Acompañó a Leone durante los años en la academia de policía, animándolo a seguir entrenando y estudiando. Estaba realmente orgulloso del policía en el que se convirtió su amigo... Aunque ahora estaba irreconocible.

- Agradezco que te preocupes por mí, Fugo, pero estoy bien. He tenido una mala racha pero todo está bien - respondió el albino mientras cogía dos analgésicos para tomárselos junto con el café.

El chico no paraba de mirarlo fijamente, veía como su amigo había adelgazado bastante esos últimos meses, cómo las ojeras poblaban su cara y, lo más preocupante, esa cantidad de botellas de vino vacía en la encimera de la cocina. No sabía qué hacer.

- Bueno... Estoy aquí, ¿vale? Ahora tengo que irme a la biblioteca pero volveré a echarte un ojo después. No quiero que tires tu vida por la borda.

Abbacchio se sintió bastante molesto con esas últimas palabras, sin embargo, no dijo nada. Sabía que Fugo tenía razón, tenía un problema con el alcohol pero era la única manera de olvidar que su vida era un desastre.

Volvió a recordar al hombre del traje blanco. Con ese recuerdo en la mente, tiró su café por el fregadero de la cocina y abrió una botella de vino.

- Nunca es demasiado pronto para beber si nadie te ve - se dijo a sí mismo intentando justificar algo que sabía que no debía hacer.

En ese momento, Bruno se encontraba en una comida con la familia de Trish. Los padres de ella bromeaban sobre cuándo le iba a pedir la mano a su hija y fue una situación bastante incómoda para él ya que no se veía preparado para dar el paso, solo llevaban un año juntos, era demasiado pronto.

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⏰ Last updated: Sep 16, 2021 ⏰

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