Primavera [Erasermight]

Único Capítulo

Yagi era primavera, una oleada de calor recorriendo en los lugares más recónditos de su fría habitación. Esparciendo pétalos de flores en su andar y una dulce melodía en su tararear.

Era portador de una luz sin igual que a todos cegaba, lo seguía una estela de luz que atraía la atención de quien lo viera pasar. Y sin esfuerzo alguno, formando sonrisas alegres en los rostros ajenos.

Y él, que tan reacio se veía a todo eso, irritado de lo ridículo que era, había caído en el mismo encanto. No supo cómo, ni cuándo, mucho menos por qué; lo único que supo fue que, de un día para otro, se encontraba necesitando más de ello. Él que solía ser un ser de la noche, se había convertido en una tonta polilla revoloteando alrededor de aquel alto hombre que irradiaba luz propia, queriendo bañarse en esa calidad aura que rodeaba el mayor.

Y es que, incluso para él, fue difícil no sentir algo un tanto extraño cada vez que, desde su lugar, observaba de reojo como sus estudiantes saltaban de alegría y surcaban sonrisas en sus jóvenes rostros cuando el mayor estaba a su alrededor, quien también, mantenía una sonrisa de pura felicidad. Algo un su pecho se removía ante aquel escenario, que para desgracia de su ritmo cardíaco, sucedía diariamente durante las jornadas escolares.

No había que ser un genio para saber que, tanto los estudiantes mismos como el ex Símbolo de la Paz, disfrutaban de la compañía mutua, de las horas de clases y charlas sin sentido. El hombre adoraba dar clases y a los niños, y Aizawa tenía que darle el mérito. Siempre podría reclamarle por ser despistado y un tanto -mucho- torpe a la hora de dar clases. Pero jamás podría reclamarle por la devoción absoluta que ponía en su práctica y mejora continúa.

Fue así, de a pequeños momentos, que su sombra fue opacada por él y su brillo singular.

El mar turbulento en el que navegaba en sus noches sin dormir se volvía en una laguna de paz absoluta con solo un roce y suaves caricias en su cabello.
Extinguía los miedos y transformaba las pesadillas, prevalecía la paz en su interior y lo llenaba de un calor reconfortante.

Porque Yagi era primavera, y él era invierno. Una primavera que lograba derretir hasta el iceberg más duro de todos, derribando su muro de hielo y llenándolo de calor y dulces sinfonías.

Llegó y quitó el blanco de sus paredes, llenó su casa con olor a té de hierbas y miel, a los pequeños capullos de flores que nacían para darle color y vida a su balcón alguna vez vacío y descuidado, y repartía fotos de ellos, los estudiantes, la pequeña Eri y los gatos por las paredes y muebles.

Llenó de vida lo que alguna vez llamó un simple departamento, y que ahora llamaba hogar.

Yagi era así, brillaba como sol de verano, pero acariciaba su piel como las flores de primavera.
Repartía caricias lentas y pausadas rebozadas en amor extra, en cariño único e incondicional. Daba besos dulces de miel junto a sonrisas de girasol, con fuertes abrazos revitalizantes y que se convirtieron en su fuente diaria de energía.

Era como tocar el sol sin quemarse los dedos.

Hundirse en el mar de sus ojos sin ahogarse.

Porque Yagi era primavera, una oleada de calor recorriendo en los lugares más recónditos de su -ya no más- fría habitación. Creando sonrisas en su andar, y en él, al son de una dulce melodía en su tararear.

Nunca tengo suficiente de ellos. Soy adicta a que se amen 😭🤧💕

Estuvo cortito, pero entre una tormenta arrasando en mi ciudad y una estabilidad emocional inexistente, fue lo mejor que pude hacer(?
Espero que les haya gustado, y gracias por leer ❤️