Capítulo 12

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12. Cansado de ser educado.

Respiro pocas veces para no hacer el mayor ruido posible; la garganta le quemaba al sentir una acidez dentro de su esófago como consecuencias de sentir un miedo inimaginable al estar de pie frente a Tom, quién solo mantenía una postura sería sin descomedirse a gritarle o mirarlo a la cara con desprecio hasta saber cuál sería el castigo adecuado para reprender al chico. Se acercó a pasos cortos mostrando una expresión antipática, por lo cual Draco no tenía idea, de cuan trascendental sería Tom al hacer lo impensable para que entendiera su posición. Después de un corto periodo, Tom se propuso a mirarlo y con desdén lo golpeó en la mejilla dejando a Draco desconcertado teniendo la mano en el área. Una cachetada sería poco al descargar su desquite contra él, deseaba enseñarle a Draco su verdadera cara que a estado reprimiendo desde el momento de conocerlo. A comparación de su antigua vida de soltero, Tom dejo atrás al hombre que solía ser después de su compromiso, tenía un extraño fetiche al torturar a sus parejas al grado de casi dañar su estado psicológico y llevarlos a la locura. Draco no tenía idea de que tan demente podría ser Tom cuando lo provocan, seguramente el mismísimo diablo.

— No me equivoqué contigo. Eres igual a todos los putos Velas, una maldita ramera que abre las piernas al primero que se le acerca— el veneno en aquella oración paralizaba a Draco totalmente que le era difícil argumentar en su defensa, agachó la mirada como punto de vergüenza.— ¡Quiero que me mires cuando te hablo!—lo tomo de la camisa haciendo que mirara su rostro una vez más con la intención de darle su escarmiento.

Lamentablemente para Tom y fortuna para Draco, un hombre del servicio dio paso a la habitación rompiendo la alta atmósfera mortificada.

— Señor  Riddle…

— ¡Ahora no, estoy ocupado!

— Lamento la intromisión señor. Pero debo pedirle que usen los chalecos salvavidas y venga a la cubierta…

— ¡Dije que ahora no!— soltó a Draco retando está vez al del servicio.

— Son órdenes del capitán—  parecía que el duro tono de Tom no intimidaba al hombre, él cuál entro al armario sacando los chalecos— Sugiero que usan ropa abrigadora al ser una noche fría, les recomiendo abrigos y sombreros— Tom se vio en la necesidad de dejar su asunto con su prometido para otra ocasión, se alejo un paso de ambos hombres dispuesta a salir a la cubierta.

— Qué estupidez— dijo mientras salía, Draco saco un suspiro de alivio.

— Le aseguro joven, que solo es una precaución.

Lejos del área de camarotes, el capitán Albus se ubicaba en el área de telégrafos para dar un comunicado a posibles barcos cercanos.

— ¿CQD señor?— preguntó un joven que era el encargado de mandar los mensajes telegráficos.

— Así es CQD, la llamada de auxilió, está es nuestra posición— le extendió las coordenadas. Albus sinceramente jamás creyó decir esas siglas en todos sus años de navegación. Se quitó el gorro dando una pequeña pausa sin dar la cara a su tripulante.— A quien responda, dile que nos hundimos y que necesitamos ayuda pronto— la cara de sorpresa del joven no le permitía a Albus seguir más en ese lugar, no tenía la voluntad para explicar los detalles del hundimiento, así que partió de ahí colocándose de nuevo el sombrero implorando un milagro para que alguien respondiera.

Un gran bullicio se escuchaba afuera dónde varios empleados desataban los botes. Severus vio a uno de los oficiales al mando dando indicaciones a los inferiores para que instalarán correctamente las naves. Lo que le pareció extraño era que ningún pasajero estuviera afuera con el poco tiempo que les quedaba.

TITANICWhere stories live. Discover now