—¿Qué musicales? —los ojos de Lauren brillan dejando atrás la tristeza y noto la pasión en su mirada.

—El Fantasma de la Ópera y Radio City Christmas Spectacular—su mano se entrelaza con la mía y yo contengo el aliento ante los musicales que Lauren menciona. Son dos de los mejores musicales de todos los tiempos.

—Radio City—no es pregunta solo sorpresa. Ella asiente y yo me acomodo para verla a los ojos y acaricio su mejilla—. ¿Son tus arreglos musicales?

—No he visto el de los últimos dos años, pero si Dinah sigue siendo la directora supongo que sigue usando mis arreglos

—Yo adoro ese musical, sobre todo cuando unen a las Rockettes—ella me sonríe y yo le guiño el ojo tratando de quitar un poco la tensión del momento—. Hablamos de las Rockettes, mi amor—ella empieza a reír—. Eso es como entrar en la fantasía ideal de cualquier lesbiana—ella me golpea el brazo y ambas empezamos a reír. Mi mano acaricia su mejilla y me pierdo en sus ojos—. Aunque admito que estaba equivocada, porque mi mayor fantasía sin duda eres tú.

Estamos en un lugar público, rodeadas de personas pero nada me puede impedir besarla. Mis labios se juntan con los de ellas transmitiéndole mi admiración, mi amor. Yo sabía que Lauren era talentosa solo por forma de tocar el piano, pero jamás me imaginé lo que dejó atrás. El beso se profundiza mientras ella toma mi rostro entre sus manos y yo me dejo llevar.

Nuestro beso termina y veo sus ojos oscurecidos de placer. La punta de mi nariz pasa por su mejilla, sus ojos, su nariz y la escucho reír y acercarme más a ella. Mis labios tocan su cuello y dejo un casto beso antes de abrazarla con fuerza contra mi cuerpo.

—Mi novia era la directora musical de Christmas Spectacular—le digo al oído y le doy un beso cerca del lóbulo—. Necesito pedirte tu autógrafo desesperadamente. No sabes las maravillas que haría con él en Ebay.

Su risa es hermosa cuando se separa de mi para verme a los ojos. Ambas sonreímos y nos damos cuenta lo despreocupadas y felices que somos juntas.

—Solo lo dirigí un año—yo tomo su rostro y acarició su mejilla de nuevo.

—El hecho de que tuvieras la oportunidad de dirigirlo es algo que no puedo llegar a imaginar, mi amor—la veo con sinceridad—. Eres la mujer más talentosa que he conocido en mi vida.

—Me has escuchado tocar y cantar una vez—yo asiento y la beso de nuevo dulcemente.

—Es lo único que necesité para estar segura de que eres una mujer espectacular, talentosa que merece tener la oportunidad de compartir ese talento con el mundo. Que la gente te vea y sonría solo con tener el placer de conocerte.

—Esa es una oportunidad que no volverá—ella observa a los músicos y veo el anhelo en sus ojos. Un anhelo que ya no intenta ocultar, por lo menos no a mí—. Una oportunidad perdida en este medio te cierra las puertas ante todo lo demás. Caleb odiaba que trabajara tantas horas en musicales. Me decía que al tener una familia eso no sería posible—ella suspira y se mueve un poco para acariciar a Puccini que está tomando agua cerca de nosotras—. Cuando decimos vivir juntos y lo anunciamos a nuestra familia decidí no volver para el siguiente año y terminar mi contrato con Dinah Murray. Era algo que no iba a pasar porque fue el año en que él...—Lauren no termina la frase y yo siento un nudo en la garganta al escucharla.

—¿No querías dejarlo atrás, cierto? —Lauren toma a Puccini entre sus brazos y lo pone cerca de ambas. Le quitamos la correa para abrazarlo mucho mejor mientras Thunder permanece ajeno a todo dormido bajo la sombra del árbol dónde estoy apoyada con la mujer de mi sueños entre mis brazos.

—No—ella suspira con tristeza pero no duda al responder—. Esa fue mi herida final. El ver la cara de decepción de Dinah cuando tenía un contrato para mí para trabajar con Wicked fue uno de los momentos más horribles de mi vida. Caleb jamás supo que esa noche dejé atrás un contrato casi millonario por apoyarlo en su sueño.

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