24

2.8K 421 28
                                    

Bruno se despierta con la cabeza pesada y el cuerpo adormecido, al mirar alrededor descubre a Meneif lavándose la cara en una tinaja de agua no muy lejos de el. Lentamente se incorpora y al ver esto el hechicero se acerca a ayudarle.

-Con cuidado. Así. Enhorabuena, ha sido un éxito- Dice con la cara sonriente. Luego le acerca un vaso de agua fresca que Bruno agradece. Cuando lo termina suelta un largo suspiro y sonríe.

-Gracias, jamás podre pagarte por esto-

-Oh no digas eso, tengo la sensación de que lograras cosas interesantes en el futuro, y mi intuición no suele fallar- Bruno lo mira y Sonríe. Después de agradecerle de nuevo Meneif decide irse, decía estar agotado y Bruno no lo quería retener más. Cuando se queda solo en la habitación decidió levantarse para lavarse también a cara. Se sentía como nuevo, esa sensación de inquietud que siempre lo perseguía se había esfumado. Terminó de secarse y se miró al espejo por un momento, al hacerlo se sorprendió. Parece que se le había olvidado de aclarar un pequeño asunto piensa mientras se tocaba con el dedo índice la marca dorada que había surgido en su frente. Tenía forma de una flor con muchos pétalos. A pesar de saber bastante sobre botánica, no reconocía la flor, pero no era de extrañar este era un mundo completamente distinto. Con cuidado tapó la marca como pudo con su flequillo y decidió irse.

Sabia que esa tranquilidad era solo temporal y que aparte de encontrar el ojo de sangre, vencer al rey demonio y mantener a salvo a la gente del pueblo ahora tenia que encontrar a quien le puso esa maldición, quien le trajo aquí y el por qué. Solo pensar en eso le daba dolor de cabeza, el no era ningún héroe y no es indestructible ni invencible. 

Pobre de mí. No pudo evitar pensar. Pero no iba a centrarse en eso ahora ¿No podía disfrutar el momento? Solo se tenía que asegurar de devolverle el favor como es debido en el futuro a ese hechicero tan extraño.

A pesar de que quería disfrutar de su tranquilidad y dormir como nunca, aún tenia cosas de las que ocuparse. El libro que encontró en la zona privada de la biblioteca real aún estaba en su
Cabeza y no podía aguantar la curiosidad por esa persona, ese transmigrado como él.

Cuando salió pretendía dirigirse a su habitación cuando un sirviente le vio y le llamó la atención.

-Disculpe, es usted Alejandro de...Alejandro ¿Cierto?-

-Si Sucedió algo?- Estaba algo confundido

-Si, hace unos días le llegó esta carta, intenté encontrarlo, pero me dijeron que estaba ocupado con el hechicero superior- Dice cortés para luego sacar una carta de su chaqueta y
entregársela. Después de terminar hace una ligera reverencia y se despide.

Bruno mira la carta con curiosidad ¿Sera de la gente del pueblo? Piensa, pero se sorprende al ver el remitente. Era una carta de Aaron. Y no era corta.

Enseguida se dirigió a su habitación y la abrió. Una gran sonrisa brillante y amplia se dibujó en su rostro cuando la leyó. Es increíble, parece que ese príncipe sombrío en realidad tiene un
gran corazón. En la carta hablaba de cómo los niños a los que había enviado a la academia destacaban en todas sus áreas, Aron decidió ser su patrocinador y pagarles todos los gastos de educación. Tras mucho insistir por parte de los niños y con la experiencia que había obtenido con ellos decidió abrir un plan de ayuda para los jóvenes que no puedan pagarse una educación básica dónde un miembro de la nobleza se podía convertir en su patrocinador y este en el futuro trabajarían con ellos en lo que necesiten.

Aaron detalla el plan con Bruno y le pide Consejos para algunos asuntos que aun no están cerrados. Bruno encantado escribe hojas y hojas con sugerencias de mejora y planes a largo plazo basados en lo que conoce del mundo moderno. Ya que se trata de un sistema totalmente
distinto tuvo que mejorar y añadir algunos puntos según su propio criterio, pero después de mucho pensarlo estaba convencido de que algo así era posible, y de que funcionaría. También se aseguró de saludar y felicitar a los niños, tenía pensado enviar algunos regalos junto con la carta.

Justo Cuando estaba terminando alguien llama a su puerta. Dejando lo que estaba haciendo y se levanta para abrir y encontrarse con Gabriel y Santiago.

-Parece que has vuelto a la normalidad- Dice Santiago mirándolo de arriba abajo.

Es verdad. Había estado tan perdido en sus pensamientos que no se había percatado que su cuerpo ha vuelto a su edad original. Bruno sonríe y los invita a pasar. Cuando se sientan les sirve un poco de té a cada uno y se sienta. Los otros dos notan que está extrañamente feliz pero deciden no mencionarlo.

-¿Cómo salió el hechizo?- Pregunta Gabriel.

-Bastante bien, Meneif ahora está descansando, pero empiezo a notar los efectos- Dice felizmente.

Santiago se le queda viendo un momento y luego suspira -Bien, ya tenemos lo que queríamos, hemos vuelto a la normalidad y gracias a los dioses por fin puedo pelear como es debido- Dice
tragando su té de una -Es hora de que nos vallamos, hay mucho que hacer y poco tiempo-

-Sí, pero las cosas se han complicado ahora. Necesitamos apoyo-

-Si, es cierto Tienes a alguien en mente?- Pregunta Santiago con el ceño fruncido mirando a Gabriel.

-Si, primero de todo a Aron. sé que nos ayudará sin dudarlo. Al rey de Gamora por el Contrario...-

-Es cierto no lo he visto desde que llegamos...- Pregunta Bruno de repente, desde que llegaron quien siempre les ha atendido fue ese soldado de alto rango, pero nunca vieron al rey.

-Está en una misión secreta en el reino de las bestias, ni yo sé los detalles...- Dice Gabriel -No nos podrá ayudar por ahora-

-Ya veo- Bruno se sentía extraño, nunca habían discutido los planes así con él, siempre lo hacían por su cuenta y sin preguntarle. Estaba aliviado de que lo consideren un igual, o a menos eso cree...

-Hablaré con mis padres, mis hermanos están ocupados ahora pero tenemos soldados muy capaces. También enviaré cartas a los distintos reinos aliados, esperemos que respondan- Dice Gabriel.

-Yo también avisaré a mí padre, tiene muchos contactos en las sombras y seguro que encontraremos pistas sobre alguien que domine maldiciones-

Bruno estaba escuchando atentamente la conversación y asintiendo en respuesta. De momento se sintió inútil. No tenía contacto con nadie importante y no se atrevería a comunicarse con los antiguos aliados de Alejandro. Seguramente lo quieren muerto.

Cuando terminaron de decidir qué hacer para ganar algo de terreno decidieron que se irían en dos días. Esperarían a qué Meneif descansara apropiadamente para poder agradecerle y despedirse.

Al terminar ambos decidieron que era tarde y se retiraron, pero antes de irse Gabriel pasa cerca del escritorio de Bruno y ve la cara de Aarón dirigida a Alejandro. Por un momento quiere preguntar pero sin saber por qué se detiene y simplemente se despide. Ya en el pasillo, los dos caminan hacia sus dormitorios pero Santiago nota algo extraño -Estás muy callado ¿Qué pasó?-

-...No es nada ¿Ya enviaste la carta?-

-Sí, solo espero que tú pájaro haga las cosas bien-

-¡Mi querido cacahuete no es un pájaro es un ave ancestral única y muy orgullosa, no te atrevas a dirigirte a él de esa forma!- Gabriel parece ofendido y frunce el ceño. Santiago acostumbrado a sus berrinches agita la mano y entra a su dormitorio.

-Cuando llegue una respuesta lo sabrás en seguida- Dice cerrando la puerta detrás suya dejando a Gabriel con los brazos cruzados en el pasillo. Solo él en todo el continente se atrevía a tratarlo así, pero es normal, llevan siendo amigos-rivales desde hace años y han compartido innumerables experiencias de vida o muerte. Con un bufido decide dejar el tema e ir a su habitación, estaba de mal humor.


Bruno acababa de terminar de escribir la carta y se estaba estirando en la silla. Tal vez se había emocionado demasiado, había terminado escribiendo muchas hojas y seguramente Aaron se asustaría al verla, pero no podía evitarlo amaba a esos niños y los echaba de menos. También estaba muy agradecido con Aaron. Tendría que compensárselo en el futuro. Quería hacerles una visita pero con la situación actual, el tiempo solo está en su contra...

Cuando termina dobla cuidadosamente la carta y la guarda para sellarla y ponerla a un lado. Ya era muy tarde así que la entregaría por la mañana. Por ahora tenía otra cosa entre manos. Tras dudar por un buen rato decide usar la flauta y dirigirse a la biblioteca. Solo tenía dos días para que sus preguntas sean contestadas por fin y ese diario era la clave.


Un simple maestro.Where stories live. Discover now