— Pues me doy el auto-pésame, y tirando. A mí solo me importan tres señoras, las que fueron las mejores amigas de mi abuela, Doña Petra, Tía María y Tía Josefa. El resto como si se ahoga con el dildo monstruoso que alguien me lanzó en el capítulo anterior, pero profundo, hasta el fondo.
Menos mal que tengo a mi perros, gatos y este hermoso teléfono —Digo sacándolo de dentro de mi chaqueta, haciéndolo girar entre mis de dedos. — Para pasar el rato con las funciones que no necesitan Internet, como el ibis paint X, es lo único que me está entreteniendo, a este paso voy a tener más dibujos digitales hechos en tres días que en seis meses, ¡Mykol!, ¡Las diapositivas!.
El muchacho sale desde la derecha, empujando una enorme pizarra blanca, voy rápidamente a ayudarle, a su vez otros trabajadores retiran mi sofá y su mesita, cuando ya está todo colocado me pongo en posición tres cuartos al lado derecho cerca del borde del escenario.
— Acá os voy a enseñar algunos. Pero antes... — Doy dos palmadas y todas las luces de apagan, entonces un proyector al final de la sala, tal y como un cine, se enciende mostrando el fondo predeterminado de Windows, luego se vuelve blanco y posteriormente muestra el primer dibujo, y así sucesivamente :
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