8• Las Vacaciones, Parte Dos.

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Veo el telón abrirse lentamente mientras saludo con la mano, sonriente, y caminando hacia mi cómodo sofá, escucho los alaridos del público cuando me ven, y observo, sin sorpresa, que los muchachos ni siquiera están.

— ¡Hola querido público!.— Me quedo quieto un segundo, y les miro con preocupación. — ¿Cómo están?... ¡MYKOL!, ¡ESTE NO ES MI QUERIDO PÚBLICO!. — Le escucho suspirar desde mi izquierda, parece que es su expresión favorita.

— Sí lo son.

— ¡Están muy... Respetuosos!, ¡Este no es mi público!.

— Jefe. Es que les hemos prometido ración doble si no le interrumpían.

— Ah.

— ¿Puedo irme para quitarme esto ya?. — Dice señalando la bolsa de hielo que lleva puesta desde que la Micarapolla monstruosa le golpeara, asiento conteniendo la risa y miro a mi público.

— Bueno, como ya sabréis, mis vacaciones no están siendo lo mejor del mundo, sobretodo porque no hay privacidad, y yo soy muy paranoico, hasta el punto de que creo que el mismísimo Skipper pensaría que estoy exagerando tres veces con quince. Odio sentirme observado, y desde que estoy aquí noto como si hubiese millones de ojos chismosos deslizándose desde las ventanas como culebras hambrientas, robando mi información personal para destruirme.

Estoy volviéndome jodidamente loco, estar cómodo en mi casa se ha vuelto más imposible que prestar atención a la clase de historia de un profesor con la voz de Miguel Bosé, y no mejora el hecho de que anoche a uno, casi  a medio minuto de mi casa, cuatro pibes le partieran la cara —saliendo del papel de presentador durante unos momentos— : Ayer, mientras escribía estaba escuchando la pelea, y poco más abajo de la calle, una le destrozó el coche a uno, y este le rompió las ventanas de la casa, todos más borrachos que dos hombres Madrileños y divorciados en fin de año. Estuvieron pasando coches toda la noche, la música a tope, hoy he dormido cuatro horas de milagro, y supuestamente iba a dormir más, pero una señora se puso a hablar desde el otro lado de la ventana, tampoco hay mucho que decir de esa interacción, pero ahora tenemos una tortuga herida y muchas ganas de poder ir ya a dejarla en una protectora.

— Volviendo a mi papel —

Todo está fatal, y ya ni hablemos de mi madre, que parece una cotorra, no, no porque hable. Sino porque se la pasa gritando, e insultándome, aunque edo ya es algo común, y pasa siempre. Así que dejemos ese tema como totalmente irrelevante. Algo que no me parece irrelevante es el problema que estoy empezando a tener con mi higiene, no porque yo quiera, sino porque la ducha se estropea cada tres por tres, además de que el agua siempre sale más caliente que un adolescente heterosexual viendo High School DxD.

Felices vacaciones, ¿Eh?.

Antes no era tan así, la casa era mejor, y además mi hermana pequeña Verónica vivía aquí, ahora solo quedan cuatro niñatos de mi edad bastante problemáticos y que se la pasan tirándome piedras, a ver, que yo podría defenderme. Pero me da pereza, ya le rompí el coche a uno, ¿Qué más queréis?, ¿Que les descuartice y me los coma de guarnición?, literalmente le reventé una caja de metal llena de piedras en el estómago a uno una vez — La metí en una bolsa, la giré en el aire y le dí — el muchacho voló contra una pared. Y las perras siguen. Es que joder, que yo soy masoquista, pero esto ya es pasarse. ¡Ni siquiera hablando!, en ninguno de los tres idiomas con los que me sé comunicar —Inglés, Español y Hostias—, han logrado comprender el pequeñito detalle de que no me hace ni puta gracia ver su cara de mono deforme, ni escuchar su risa de hiena afónica. Utilicen el cerebro. Gracias. Así como petición.

Todo el mundo en este pueblo puede morirse que yo como máximo voy a darle un pésame a los familiares.

— ¿Sabes que la mitad del pueblo es familiar tuyo de alguna u otra forma?.

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