t r e i n t a y c u a t r o

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YoonOh acomodó las solapas de su saco y entró a la oficina de su jefe, en dónde recibió un regaño monumental.














Cuando TaeYong entró por la puerta de su casa, un delicioso aroma inundó sus fosas nasales. Olía a carne recién hecha. Entró a la cocina con una sonrisa, suponiendo que era su novio, pero cuando vio a la persona recargada en la isla, su estómago se revolvió.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sonando firme, aunque por dentro, estaba temblando.

—Hola, lindo—sonrió—. Hacía mucho que no entraba a tu cocina—acarició el borde de la isla mientras caminaba hacia él—. Le hiciste algunos cambios. Me gusta.

—¿Qué haces en mi casa, JongHyun?

—Odio cuando me llamas por mi nombre—hizo un puchero—. ¿Por qué no me llamas "cielo"?

—Vete de mi casa—no sabía de dónde estaba sacando el valor para enfrentarlo—. Mis hijos no tardan en llegar.

—Nuestros hijos, bonito. Nuestros.

—Gracias al cielo, no. Míos—se sentía como una presa frente a un devorador. Aterrado, pero cuidando de sus crías.

—Tuyos y de ese niño con el que sales, ¿no? ¿Cómo se llama? ¿YoonOh?

Sus piernas temblaron. Lo que temía tanto, se había cumplido. Ese loco había indagado en la vida de su novio.

—Y si es cierto, ¿qué? —JongHyun negó una y otra vez—. Vete de mi casa—repitió casi en un grito.

—Me iré porque tengo una cita—suspiró con una sonrisa y pasó a su lado—. Preparé la comida para los niños—salió de la cocina y TaeYong se relajó cuando escuchó la puerta de la entrada cerrarse.

Se sintió orgulloso de sí mismo cuando en lugar de estar llorando, comenzó a limpiar el desorden que ese imbécil había dejado. Tomó las cacerolas llenas de comida y las vació sobre el bote de basura. Ni loco comería eso y mucho menos, les daría a sus hijos.

Sus pequeños llegaron pocos minutos después y él de inmediato dejó lo que estaba haciendo para darles un gran abrazo.

—La comida tardará un poco más—acarició sus melenas—. Vayan a jugar y yo los llamo, ¿sí? —los pequeños asintieron.

Mientras su sopa de verduras hervía, llamó a su amigo para hablarle de lo de SungChan. Johnny de inmediato aceptó diciendo que él como el gran tío que era, ayudaría a su sobrino a lo que fuera, aunque TaeYong le pidió que no lo llamara así, ya que podría incomodarlo.

Llamó a sus pequeños al comedor y ambos comenzaron a comer en silencio.

—¿No vas a comer? —preguntó el mayor de sus hijos.

—No tengo hambre, mi amor—se abrazó a sí mismo—. No te preocupes y come—le mostró una linda sonrisa, haciendo que su hijo asintiera.



SungChan llegó a las siete en punto. TaeYong lo invitó a pasar y luego de que el chico tomara asiento en la sala, le ofreció comida, golosinas y bebidas, pero el menor solo aceptó un vaso con agua.

—Johnny me acaba de enviar un mensaje—le dio el vaso y levantó su móvil—. Está un poco retrasado, pero llegará. ¿De verdad no quieres algo de comer?

—No, gracias—sonrió y le dio un sorbo a su bebida—. Vengo de la casa de Winter y su padre nos cocinó comida irlandesa.

—¿Vienes de dónde? —preguntó emocionado.

Bizarre [JaeYong]Where stories live. Discover now