Capítulo uno

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¿El fin justifica los medios?  la respuesta más común es no, pero bien sabemos que es una fachada, a todo mundo nos gustaría actuar sin pensar en lo que hacemos y solo en lo que lograremos, todos tenemos esa duda chocando contra nuestra moral ¿y si tan solo lo hago? ¿qué me detiene para actuar de cierta forma?  todos estamos tan avergonzados de nuestros pensamientos intrusivos y egoístas sin saber que existen personas que actúan conforme estos sin remordimiento alguno. 

En esta historia, el fin justifica cualquier medio, venganza, traición, engaños y cualquier otro método mal visto por tu sociedad, quien sabe, incluso después de esta historia tu también puedas conseguir tu objetivo, sin importar a quién tengas que pisar.

...

El sonido del arma disparando era un dolor de cabeza para mi audición postiza, ni siquiera usando las mejores orejeras podía disminuir un poco el estrepitoso ruido al descargar cada bala, 

Uno, dos, tres,

mi cuerpo moviéndose ligeramente con cada tiro me obligaba a poner fuerza en las piernas y mantener los brazos estirados, entrecerrando ligeramente los ojos para obtener mayor precisión y concentrandome en mi respiración, el frío metal era reconfortante entre mis dedos y su potencia al jalar el gatillo era simplemente satisfactoria, un objeto tan letal pero aún así inservible si nadie le da el poder. Escuché como la puerta de vidrio a mis espaldas se abría y disparé por última vez entre donde se supone debería estar la separación de cejas de una persona, esta solo era una sala de entrenamiento, con cubículos para practicar, pequeños casilleros apilados a la derecha para guardar tus pertenencias y unos señuelos al fondo del callado y aburrido salón, podrías ser el mejor en este cuarto pero nada se comparaba a dispararle a una persona real.

- Que quieres Jordan - paré de apuntar sin perder la postura

- Se supone que como tú superior debería inspeccionarte sin que te des cuenta - no había volteado a verlo, pero estaba segura que tenía aquella sonrisa de todos los días

- O simplemente vienes a confirmar que tu puntería es un asco comparada con la mía - me relajé y descargué la pistola, desposité el cartucho ya carente de muchas balas en la base de cemento que tenía frente a mí y quité los lentes de plástico de mi rostro para voltear a verlo - ¿nuevo corte?

- Gracias, mínimo una persona en esta estación se fija de mi cabello - se lo peinó con una sonrisa orgullosa

- Te quedó horrible - me quité las orejeras con cuidado para no dañar mi oído

- Bueno, mínimo lo notaste - su sonrisa se volvió una mueca decepcionante

Reprimí una risa mientras abría mi casillero y guardaba todo, Jordan era un tipo guapo, digo "era" porque cuando se rapa solo por los lados parece delincuente con la piel bronceada y el cabello rubio. Estaba reclinado en el borde de la entrada, con los brazos cruzados y el chaleco antibalas desabrochado por los lados.

- Oye no guardes el equipo, tal vez te enseñe una lección de como ser talentoso y humilde al mismo tiempo - me dijo despegándose de la pared y acercándose a checar el señuelo en el cual me había desquitado.

Aunque varios metros de distancia separaran la imagen de nosotros, se podía ver con facilidad que la mayoría de mis balas habían traspasado la frente de la imagen.

- No gracias, mi oído me está matando

- Cierto, se me olvida, creo que en la sala común hay unas aspirinas para la migraña, aunque puede ser que estén caducas tengo que...

La radio de mi cintura empezó a vibrar y hacer un ruido cortante, miré a mi compañero extrañada pues siempre había funcionado a la perfección y él devolvió la mirada confusa, acomodé la antena con cuidado hasta que los murmullos se volvieron palabras claras:

Pólvora y polvo de hadas Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt