Capítulo 13

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Puedes odiarme todo lo que quieras, eso no hará que ella te guste más.

-Segundo libro.

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Los trabajadores del palacio corren de un lugar a otro, alentados por complacer los deseos de mi novia sobre la perfección de la fiesta

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Los trabajadores del palacio corren de un lugar a otro, alentados por complacer los deseos de mi novia sobre la perfección de la fiesta. Como la temática será de máscaras, abundan los objetos brillantes y extravagantes, hay telas de encaje y flores negras con purpurina por todas las mesas.

Ahora mi hogar tiene aspecto de una costosa y extravagante casa de damas de compañía.

Los padres de Coraline insistieron en que el evento se realice aquí, acepté realmente porque Joane me lo pidió personalmente, dice que el palacio parece un asilo, hace mucho nunca ocurre nada interesante más que un evento al año.

Mi hermana insiste con lo de querer disfrutar de su juventud, yo más bien creo que la edad la está revolucionando.

—Cariño —la voz de Coraline llega a mis oídos, la encuentro caminando hacia mi con una amplia sonrisa y un vestido celeste el cual le regalé hace un tiempo, su detalle favorito fueron unos diamantes incrustados en el escote, aunque francamente yo no los noté —¿qué te parece mi atuendo?

—Te ves muy bien ¿usarás alguna máscara?

—No es cierto, tu novia parece un payaso —esa es Joane, quien entra en la sala dejándole a una de las doncellas su copa de vino —no puedes combinar ese maquillaje con ese vestido, es una tontería.

—Joane, querida. Es mi cumpleaños, te pido hoy no critiques mi atuendo —le pide pacientemente.

—Lo que tú digas, cuñada.

—Basta, es un buen día como para que se pongan a discutir cual hurracas otra vez —las interrumpo.

—Yo no soy ninguna hurraca.

—¿Prefieres el término cotorra? —mi hermana se dirige a mi sin dejar de ver con recelo a mi acompañante al entender mi malestar por sus discusiones absurdas.

—Usaré la tiara de esmeraldas ¿puedes tú usar la corona verde también? quiero que combinemos —me pide.

—Como gustes, por ahora voy a la oficina. Intenten no arrancarse las pestañas en mi ausencia.

Tengo asuntos que atender con Napoleón, y la verdad prefiero estar en la sala de reuniones escuchando a Gargamel hablar sobre su caída de cabello masiva y futura calvicie, y no a estas dos mujeres pelearse por todo.

El monstruo de la reina ©Where stories live. Discover now