Capitulo 27 - La nueva directora

Comenzar desde el principio
                                    

***

El internado estaba revolucionado ante la llegada de Antonia y María Victoria. Ambas se paseaban lentamente por los pasillos siendo juzgadas por las miradas inquisidoras de las monjas y algunas de sus compañeras. Parecía que con cada paso se dirigieran a su propia sentencia que ya había sido dictada por todas y cada una de las que moraban en aquel sitio. Volver no era fácil siendo acusadas en silencio de un crimen que juraban no haber cometido. Y por más que estuvieran convencidas de ello, no habría palabra para hacerlas entrar en razón. La única que se mostró no tan reacia a su llegada fue la hermana Irene, quien las recibió en su oficina quién sabe para qué.

—Como verán, estamos todas paralizadas con este crimen horrendo que se perpetuó en nuestro refugio —Empezó diciéndoles la hermana—, y sabemos que ustedes son las principales sospechosas de la muerte de Libertad. Sin embargo, ella ya no está para aplicarles alguno de sus castigos con los que mis compañeras y yo no estábamos de acuerdo. Pero aún así es pertinente que les diga que las cosas van a cambiar a partir de ahora por acá.

—Ya cambiaron hace rato, ¿no le parece? —Interrumpió Antonia llena de odio.

—¿Qué querés decir, Antonia?

—Que hace rato no confío en usté —admitió sin tapujos—. Cuando tenía que estar, no estuvo, y cuando le pedí respuestas, no me las dió por más que sabía lo que había pasado con Raquel.

—Ya te dije por qué fue, Antonia. No tenía elección.

—Pero ahora sí la tiene. No la desperdicie.

Antonia había hecho reflexionar a la hermana Irene, quien se quedó perpleja admitiendo con la mirada la razón que tenía. Ya no había directora que le obligara a hacer lo que no quería.

—Vayan a sus cuartos, y si alguna les dice algo, me avisan —Les dijo la monja antes que se levantaran de sus asientos—. Mañana va a ser elegida la nueva directora del Estrella del Norte, el colegio no se puede quedar sin un capitán al mando —Sus palabras fueron aparentemente ignoradas por las chicas, quienes salieron algo molestas de su oficina.

Las miradas inquisitorias seguían apuntando hacia ellas como un foco luminoso que no les dejaba ver más allá de su propia culpa. Una culpa que no era de ellas, pues estaban seguras de su inocencia.

—Tenemos que demostrarles que no fuimos nosotras —sugirió María Victoria.

—Con el tiempo se les va a pasar, parece que están acostumbradas acá.

—¿A qué te referís?

—Así como pasó con todas las desapariciones de antes, parece que solo les dura unos días la preocupación —Le explicó Antonia—, y tratándose de la directora, no creo que pase mucho tiempo en que quede olvidada como las otras.

—Aunque te parezca raro, hay algunas que le tenían simpatía a la directora.

—Pobres almas en desgracia —Antonia no entendía cómo alguien podría empatizar con alguien así—. En fin, nosotras tenemos un mensaje que descifrar... y a alguien a quien salvar.

—¿Creés que la doña esa le haya hecho algo a tu hermana?

—Más le vale que no, sino va a saber de lo que estamos hechas las Ortiz —admitió Antonia con rabia en sus ojos. Ni ella ni su hermana estaban jugando.


***

El día estaba lejos de terminar para Josefina. Por si no fuera poco aguantar las amenazas de la señora Ferreira, también tenía que fingir que ningún deseo oscuro pasaba por su mente cuando vió llegar a Berenstein con su desfachatez de siempre. ¿Cuánto tiempo más tendría que aguantarlo? Parecía una eternidad.

Susurros del viento © (Universo Monstruoso # 0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora