ꗃ៹ chapter 5 ֺ ָ⋆

696 105 19
                                    

Llámame, juguemos toda la noche.

𓂃reinicia el juego.

Avanza, gira. ¡Blanka!

Listo para ir a entregar su último pedido, apunto de que también ya estuviera por acabar su turno, Soobin estaba preparado para encender el auto cuando le entregaron aquella caja de pizza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Listo para ir a entregar su último pedido, apunto de que también ya estuviera por acabar su turno, Soobin estaba preparado para encender el auto cuando le entregaron aquella caja de pizza.

Soltó un pequeño bostezo y comenzó a manejar mirando una última vez la nota donde estaba escrita la dirección de la casa a la que debía ir.

Se le hacía un poco extraño que estuviese en una zona muy poco transitada, era un vecindario pero lucía tan muerto.

Se sentía como en aquellas películas de The Purge, donde la gente en definitiva no salía de casa temiendo que alguien le matase.

Solo faltaban aquellas flores violetas fuera de estas para indicar que apoyaban aquel horroroso día.

Saliendo de sus pensamientos, se dedicó a buscar el número de la casa. Tardó unos minutos en encontrarla pero con éxito lo logró.

Se estacionó del otro lado de la calle, cerca de donde estaba situado un teléfono público.

Observó aquella casa con detenimiento.

Era de madera, habían tonos cafés claros y oscuros, también había blanco. Tres palmeras estaban cerca de la casa y una más a unos cuantos metros.

Soobin pensó en que la casa se veía algo siniestra, no tenía ningún adorno de halloween pero la casa ya se veía aterradora sin algo como decoración.

Cruzó la calle y subió los escalones que iniciaban desde la banqueta para llegar a pararse frente a la puerta finalmente.

Buscó el timbre y tocó una vez. Tardaron unos cuantos segundos en abrir, así que esperó pacientemente.

Ella ya sabía que se trataba del repartidor, por su ventana logró ver el auto estacionado y esbozó una sonrisa.

Felizmente, se acercó a su espejo más cercano y arregló su cabello como si quisiera estar muy presentable a alguna cita que tendría con algún enamorado.

Para ella, aquello era una cita.

Una larga, divertida y dolorosa cita que disfrutaría como las tantas veces que ha hecho eso durante meses.

¿Cargo de conciencia? Hyori no conocía esa palabra.

Solo quería enamorarse una vez más y demostrar su cariño. Solo eso. 

Para mala suerte de Soobin, él era el pobre chico que debía lidiar con ese monstruo y para la suerte de ella al abrir esa puerta, la persona que le había llamado la atención era quien tuvo que hacerle su entrega.

Cuando tomó el picaporte y lo giró para que la puerta de madera abriera con un chirrido acompañado —que indicaba que ya estaba vieja—, observó al más alto unos segundos que parecieron eternos.

Soobin se sorprendió de ver a la chica frente a él, con aquella caja de pizza extendida en sus manos, no podía apartar la mirada de ella ya que la contraria, tampoco lo hacía.

Quería decir algo pero las palabras no salían de su boca.

Hyori soltó una pequeña risita.

—Nos vemos de nuevo. —dijo con un tono sereno.

—Creo que nos encontramos muy seguido —Soob también rió levemente. —. Es extraño.

—Lo sé, ¿verdad? Algo me dice que estamos destinados o algo así. —esbozó una sonrisa y el más alto no pudo evitar un ligero sonrojo en sus mejillas.

Que adorable era.

—P-Puede ser. —contestó. —Mm, una pizza de queso a tu orden. —le dió la caja.

—¿Cuánto es? —Hyori caminó hasta la mesita ratonera que había en su sala y dejó la pizza.

Soobin le dijo el precio y ella fue a buscar su cartera para pagar, pero antes de eso, se acercó a Soobin nuevamente.

—¿Quieres pasar? —le invitó.

—Uh, y-yo, sigo aún en el trabajo y...

—Tu turno está por terminar, ¿no? —enarcó una ceja Hyori. —Vamos, solo siéntate un momento, estoy segura de que estás cansado. —insistió.

Casi titubeante, accedió y cruzó el umbral de la puerta para sentarse en el sillón más cercano.

Hyori cerró la puerta y se dispuso a buscar el dinero que le daría a Soobin.

No era adecuado pasar a la casa de un cliente en tus horas de trabajo. ¿Por qué Soobin lo hizo?

Solo se jodió a sí mismo.

Esta noche, ¡vamos!

Esta noche, ¡vamos!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
や 𝗣𝗲𝗲𝗸 𝗔 𝗕𝗼𝗼 𖥨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora