Salió y se acercó a la cama, sentándose.

Sus manos se afirmaron en mi cintura y levantó mi peso con suma facilidad, colocándome encima de él y brindándome un corto beso en los labios.

-¿Quíeres que te folle de nuevo?
No tengo problema con ello...aunque a veces siento que soy tu juguete sexual.- dijo lo último en un fingído tono de tristeza, sacándome una leve risita.

-No digas estupideces.

Rodeé su cuello con mis manos, mientras él rodeaba mi cintura con sus musculosos brazos, pegándome lo máximo posible a su desnudo y marcado torso.

-Necesito amor aunque no lo creas nena.- sonrió para besarme nuevamente-
Amor, comprensión y ternura.

-¿No te doy eso acaso?- cuestioné fingiendo estar ofendida.

Acarició mi piel, colando sus manos por debajo de la camiseta negra que le pertenecía.

-Si, pero quiero más.

-¿Quién es el insaciable ahora?

Mi tatuado novio rió ronco y pasó su lengua por sus labios, lentamente, mirándome fijo

-Hablando de eso...¿qué soñabas?

Sonrió con sorna ante mi sonrojo repentino y movimiento involuntario de piernas.

Me aferró más contra su cuerpo, evitando cualquier tipo de movimiento.

-¿Cómo te metía la polla?, ¿cómo te colaba mis dedos?, ¿o cómo te follaba con mi lengua?, cualquiera de las tres me parece buena opción ahora que tenemos unos diez minutos libres.

Abrí mis ojos con sorpresa.

-¿Cuánto dormí?

Planeaba dormir una simple siesta de unos diez minutos luego de que Sukuna me folló e hizo correrme más veces de las que pude contar, ya que, por la noche debiamos ir al lugar que reservó por mi cumpleaños.

Hoy se la pasó otorgandome regalos y llevandome a distintos sitios.

Apenas regresamos a casa para poder cambiarme de ropa, me besó y me dió la cogida de mi maldita semana, al punto que sentía que me desmayaría.

-Como tres horas, te iba a despertar con mi jodida cara entre tus piernas, pero decidiste abrir esos bonitos ojos antes de tiempo.- pronunció rodando sus ojos al haberle arruinado los planes.

Me besó cortamente y me brindó una nalgada, levantándose con mis piernas envueltas en su cintura.

-Vamos, alístate, nos queda el final de tu cumpleaños bonita.

Asentí mientras el nos dirigía hasta el armario y me bajaba delicadamente.

-Apúrate.

Pronunció acunando mis mejillas y besando mi frente, para dejarme en el cuarto, brindándome privacidad a la hora de cambiarme.

×××

-¡Dios!

Mi boca se abrió formando una perfecta "O" .

Estabamos en uno de los hoteles más caros de toda la ciudad, pero eso no era lo que me importaba.

Lo importante era lo que podíamos ver desde la terraza de este.

Desde ese techo podía ver claramente las montañas que rodeaban el lugar donde habitabamos, y justo en esas montañas, con llamativas luces puestas por el hombre ponía en letras grandes "Feliz cumpleaños".

Unas manos se colocaron detrás de mi cuello, colocándome un precioso collar.

Me dí media vuelta, acuné las mejillas de Sukuna y lo besé.

devoción (18+)Where stories live. Discover now