Capítulo 9

576 27 0
                                    

Capítulo nueve.

Digamos que cuando soltó eso me hubiese gustado reaccionar de una forma más madura y calmada posible, pero aquella noche no fue la excepción. Entré dando pasos agigantados a su maldito lujoso apartamento, con los brazos en jarra y lanzarle lo primero que tenía sobre su cabeza. 

No, eso sería violencia y yo no era alguien violen…retiré la idea al recordar la bofetada merecida que le di a Rose aquella tarde cuando la muy descarada se presentó en la puerta de mi casa. Intenté pensar en otra cosa, como la decoración del apartamento.

Demonios, que bonito era el apartamento de Max: ventanales con una vista fascinante de la noche que prometía lluvia, piso de madera con barniz, sillones oscuros alrededor de una mesa de living pequeña, el último televisor colgado. Una isla de fondo que dividía la cocina lujosa y música tranquila sonando de fondo.

—Es la primera y última vez que te preguntaré esto ¿te follaste a mi hermanastra? —le pregunté, de hito en hito.

Max cerró la puerta y me miró con una ceja arqueada.

—Una sugar baby no tiene el derecho de saber con que otras mujeres se acuesta su sugar daddy. Digo, por si eso exactamente no lo encontraste en Google.

Sus palabras fueron como una bofetada, paso al lado mío y fue directo a la barra a servir dos copas de vino. Parecía de mal humor, tajante.

—Sientate, Gray—me dijo, autoritario y dándole un gesto al sofá con la cabeza.

Solté el aliento e hice lo que me pidió. Llegó con una copa para mí y con otra en mano. La tomé con delicadeza entre mis manos y la observé un instante.

—Si te propuse que seas mí sugar baby fue porque te vi demasiado madura para tu edad. Estar con una joven de diecinueve años quizás no sea lo más fácil del mundo, pero no me hagas perder los estribos con tus actitudes baratas.

Perfecto, su carácter ahora me demostraba que podía ser un hombre serio cuando él lo desee, así que yo podía tomar ese carácter también. 

—Me pondré a la altura que desees cuando me respondas si te has follado a Rose y si contestas de dónde la conoces—contrataqué, mojando mis labios con el vino y mirándolo con mala cara.

—¿Cambiara algo si decido no responder eso?

Su rodilla rosaba con la mía, ya que él había subido su pierna que estaba por encima de la otra. Tenía su brazo en el respaldo y su mano estaba a la altura de mi hombro. Tenía una camisa blanca desabrochada a la altura del cuello y el cabello algo revuelto.

No se tomaba la molestia siquiera de arreglarse y aún así se veía guapísimo. Y yo toda maquillada, con tacones y con horas perdidas en arreglarme. Me pregunté a mi misma si valía la pena.

—Dime aunque sea de dónde la conoces, Max.

Me miró y al ver qué no me daría por vencida, resopló, bajando la guardia.

—La conocí hoy en un café, tenía mí receso laboral cuando la vi llorando desconsoladamente mientras comía algo. Me acerqué a ella para ver si estaba todo bien y nos quedamos platicando. Me dijo que necesitaba trabajo, que eso la tenía mal, así que como yo necesito una secretaria, la contraté. Le di un adelanto de sueldo, hice varias llamadas y ahora sé qué no dormirá en la calle. Lo que no entiendo es por qué le diste una bofetada y la sacaste a patadas de tu apartamento. Eso fue lo que me dijo sobre lo que le había hecho su propia hermana. 

Hija de …

—Típico de Rose, manipular a las personas hasta conseguir lo que ella quiere—pensé en voz alta—. Le di una bofetada porque se lo merecía luego de insultar a mi madre. El término zorra no está mal visto actualmente, pero por cómo ella lo dijo fue un insulto que me sacó de casillas. Le ofrecí un techo, pero lo único que hizo apenas pasó un minuto en mi apartamento, fue un bicho desagradecido.

No te enamores de Ada Gray (Libro 1 TRILOGIA EL PECADO DE LOS DIOSES)Where stories live. Discover now